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OPINIÓN

Capitalismo Hood Robin: héroes o villanos

"El uno por ciento más rico del planeta, 80 millones de personas, posee más riqueza que los restantes 8000 millones. La teoría del derrame parecería no estar funcionando", sostiene entre otros puntos el profesor Gustavo Sirota en esta columna de opinión.

Por GUSTAVO SIROTA 

“El capitalista, el empresario exitoso, es un benefactor social que, lejos de apropiarse de la riqueza ajena, contribuye al bienestar general…un empresario exitoso es un héroe….lejos de ser la causa de nuestros problemas, el capitalismo de libre empresa, como sistema económico, es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia a lo largo y a lo ancho del planeta”.

Las palabras del histriónico panelista y showman palolibertario que gobierna Argentina, pronunciadas en enero de este año en Davos ante buena parte del poder global, definían con claridad el rumbo de su gestión. Se iniciaba el experimento social “libertario”, versión radical del capitalismo más brutal y depredador, que ha tomado a nuestro país como “laboratorio de prueba” y cuyos resultados devastadores observamos a diario.

Sustentado en argumentos falaces o tergiversados muestra sin tapujos el rostro más violento e inhumano de un modelo de sociedad que, lejos de solucionar los gravísimos problemas que agobian y preocupan a la humanidad, los multiplica. Viven, quienes sostienen el relato “libertario”, en un “mundo propio”, ideal, que no se corresponde con el mundo real.

Su mendaz y distorsionado relato, choca de bruces con la realidad. Los datos desmienten la “panacea” libertaria y el axioma falaz “que el mercado no tiene fallas”. Quitarse la anteojera ideológica, sería de gran ayuda. Dejar de lado fundamentalismos fanáticos también.

La teoría del derrame….hace agua por doquier

De acuerdo al último informe de Oxfam “Desigualdad S.A.”, la riqueza de las cinco personas más ricas del mundo se ha duplicado desde 2020, pasando de 405.000 millones de dólares a 869.000 millones. Entretanto los ingresos de 5500 millones de seres humanos, dos tercios del total de habitantes del planeta ha disminuido. Los datos conmocionan, no por desconocidos, sino por contundentes. El uno por ciento más rico del planeta, 80 millones de personas, posee más riqueza que los restantes 8000 millones. La teoría del derrame parecería no estar funcionando.

Que los ricos se vuelven más ricos no es nada que sorprenda. En 2017 el “Índice de multimillonarios” de Bloomberg, un ranking que sigue diariamente la evolución de las mayores fortunas del planeta, señalaba que “la riqueza de las 500 personas más ricas del mundo aumentó un 23%”. En 2023 el patrimonio neto combinado de esta elite de hipermillonarios creció 1,5 billones de dólares, casi tres veces el PBI de Argentina. Esto no debiera llamar la atención si se tiene en cuenta que desde “1995 el 1% más rico ha acaparado cerca de 20 veces más riqueza global que la mitad más pobre de la humanidad”.

La ONU advertía en 2022 que el 10 % más rico de la población mundial se lleva el 54 % de la renta total del planeta, mientras que la mitad más pobre – más de 4000 millones – apenas obtiene el 6, 5 %. OXFAM en otro informe señala que “El 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global…..casi el doble que el 99 % restante de la humanidad”. De hecho, si de desigualdad hablamos, los 21 más ricos del mundo tienen más riquezas que todas las mujeres – alrededor de 700 millones - de África.

Desde el 2020 esa elite de menos de cien millones de personas acaparó el 63 por ciento de la riqueza generada – 26 billones de dólares -, creciendo la fortuna de los milmillonarios a un ritmo de 2700 millones de dólares diarios. Para comprender la brutal desigualdad, por cada dólar de “nueva riqueza global” que percibe una persona perteneciente al 90 % de la humanidad; más de 7200 millones de personas, cada milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares.

Pero en este “capitalismo Hood Robin” hay ganadores y perdedores. Las grandes empresas multinacionales son las que se llevan la mejor tajada: "Los beneficios de las mayores empresas experimentaron un aumento del 89 por ciento entre 2021 y 2022… estos beneficios se concentran en manos de un puñado de empresas: a nivel mundial, el 0,001 por ciento de las mayores empresas reciben aproximadamente un tercio de los beneficios empresariales totales".

Ganadores y perdedores

A nivel individual Elon Musk fue el gran ganador en los últimos años. La revista Forbes, en su reporte anual de 2023, calculó su riqueza en 254.900 millones de dólares, un 74 por ciento más que a principios de ese año, y un 737 por ciento más que en marzo de 2020 en términos reales. El fundador de Amazon, Jeff Bezos, cerró 2023 con una fortuna de 172.300 millones de dólares, un 60,5 por ciento más que en 2022.

En lo que va de 2024, Musk perdió su posición número uno después de la reestructuración de las acciones de Tesla en marzo, siendo superado por Bernard Arnault que acumula una fortuna de US$233.000 millones, y cuya riqueza creció un 10% en 2023 gracias a otro año “récord” para el propietario de Louis Vuitton, Christian Dior y Sephora.

Los ricos siguen una alocada carrera de acumulación que parece no tener techo. Chase Peterson-Withorn, editor senior de Forbes, dijo que había sido un año "asombroso" para las personas más ricas del mundo. Incluso en tiempos de incertidumbre, los superricos siguen prosperando”. La publicación dedicada a las “finanzas y negocios” da cuenta que 2024 marca una “cifra récord de 2.781 milmillonarios, 141 más que el año anterior y 26 más que el anterior récord en 2021. En el año en curso esta elite es “más rica que nunca y acumula una riqueza de US$14,2 billones”.

En 2023 solo eran seis los magnates que habían batido el récord de tener una fortuna superior a los US$100.000 millones. La novedad es que la lista de este año cuenta con 14 integrantes del exclusivo club al que solo ingresan aquellos con un patrimonio de al menos 12 dígitos. para graficar lo que significa la riqueza individual de cada uno de estos 14 magnates es superior al PIB de países como Panamá, Uruguay, Costa Rica o Bolivia.

Los ricos y poderosos del planeta se apropian hasta de los deportes que movilizan y apasionan a buena parte de la humanidad. De contratar estrellas globales como Messi, Cristiano Ronaldo o Benzema, hasta comprar clubes como el City, el Inter o el PSG. Organizan eventos como el mundial de futbol en Qatar, tienen su propia carrera de fórmula 1 en Abu Dabi, e incluso se preparan para tener un equipo de basquet – Dubai – en la Euroliga a partir de 2025 o 2026.

Como contracara el mundo capitalista nos abruma con cifras que escandalizan e indignan. Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo de - "El costo humano de la inacción: pobreza, protección social y servicio de la deuda (2020-2023)" – sostiene que “el mundo tiene hoy 165 millones más de personas pobres que hace tres años. De ellos, 75 millones se encuentran en extrema pobreza… el preocupante panorama significa que más del 20% de la población global, alrededor de 1.650 millones de ciudadanos, actualmente viven con menos de 3,65 dólares por día, por lo que luchan por conseguir alimentos a diario... y aquellos en extrema pobreza, intentan sobrevivir con un promedio de 2,15 dólares diarios”.

El informe agrega que “en los países endeudados, hay una correlación entre altos niveles de deuda, gastos sociales insuficientes y un aumento alarmante de las tasas de pobreza". Achim Steiner, administrador del PNUD señaló que “en medio de las consecuencias por las crisis, los aumentos en las tasas de interés hacen que las naciones más pobres ahora gasten el doble o el triple de sus ingresos en el servicio de la deuda, en comparación con las más ricas. Y alrededor de 2,3 veces más en pagos de intereses que en asistencia social.”

Costaría poco más de 14.000 millones de USD - lo que equivale aproximadamente al 0,009 % del Producto Interno Bruto del mundo en 2022 - mitigar la actual escalada de la pobreza y sacar de esta situación a los 165 millones de personas que viven con menos de 3,65 de USD al día. Esto es algo menos, en promedio, que el 4 % de los pagos del servicio de la deuda externa pública de los países de ingreso bajo y mediano en 2022, de los que 113.000 millones correspondieron al pago de intereses únicamente.

Los privilegiados no son los niños

En la actualidad hay 258 millones de niñas y niños sin escolarizar. En América Latina, un 9% de los niños en edad escolar nunca han ido a la escuela. UNICEF en su informe “Transformar la educación mediante una financiación equitativa” señala que “el quintil de alumnos más pobres solo se beneficia del 16% de la financiación pública destinada a la educación, en comparación con el quintil más rico, que se beneficia del 28%”. Entre los países de ingresos bajos, solo el 11% de la financiación pública para la educación se dedica a los alumnos más pobres, mientras que el 42% se dedica a los más ricos.

El informe examina los datos sobre el gasto público para la enseñanza preescolar, primaria, secundaria y superior de 102 países y concluye que un aumento de “un punto porcentual en la asignación de recursos públicos dedicados a la educación del 20% más pobre podría sacar de la pobreza del aprendizaje a 35 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria”.

América Latina y el Caribe no son la excepción. El 10 % más rico de la población paga una tasa efectiva de impuesto sobre la renta personal excepcionalmente baja si se la compara con la tasa aplicada al ingreso de los trabajadores asalariados, según explica la CEPAL - Comisión Económica para América Latina y el Caribe – en su informe “Tributación para un crecimiento inclusivo”. En algunos países de la región, el estrato de mayores ingresos paga por concepto de este impuesto entre el 1% y el 3% de su ingreso bruto, mientras que en otros países aporta alrededor del 10%. En comparación, en Estados Unidos la tasa efectiva para el 10% más rico es de 14,2% y en algunos países europeos incluso excede el 20%, explica el documento.

“Entre 2002 y 2015, las fortunas de los multimillonarios de América Latina crecieron en promedio un 21% anual”, un aumento seis veces superior al del PIB de la región. Gran parte de esta riqueza se mantiene exenta del pago de impuestos o en paraísos fiscales. Según datos de la CEPAL, la evasión de impuestos sobre la renta personal, corporativa y del IVA le cuesta a América Latina y el Caribe más de 320.000 millones de dólares al año, es decir, 6,3% del PIB.

Según la investigación de la CEPAL, llevada a cabo en conjunto con Oxfam, los gobiernos otorgan un trato favorable a las compañías multinacionales en materia de impuestos por medio de reducciones excesivamente generosas de las tasas del impuesto de sociedades. De acuerdo con algunos cálculos, la carga impositiva para las empresas nacionales equivale al doble de la carga efectiva soportada por las compañías multinacionales.

Cruel paradoja, pero cada uno de los puntos que aborda la agenda del capital más concentrado, que abona y replica el ideario neoconservador liberal vernáculo, tiene su contrapunto de manos de estados y organismos emblemas del mismo capitalismo planetario.

Ejemplo de este accionar es la fuerte multa que el organismo antimonopolio de Francia ha aplicado a Bernard Arnault, el hombre más rico del mundo y presidente del imperio de artículos de lujo LVMH. En igual dirección, de intervención estatal para defender la competencia y preservar a los consumidores, es la demanda que el gobierno de Estados Unidos ha llevado contra Amazon, firma emblema del magnate Jeff Bezos, por “hacer uso de su poder monopolístico…. para elevar los precios, rebajar la calidad del servicio y limitar la competencia

El paraíso prometido….que no llega

Hace rato, no solo en nuestro país sino en una buena parte del mundo las democracias se han convertido en regímenes insatisfactorios e inoperantes. Se imponen condiciones desfavorables a los más débiles y se extraen beneficios inconmensurables para los más ricos y poderosos.

Las desigualdades y la desmesurada concentración de la riqueza suponen desafíos casi imposibles de resolver en los términos actuales del capitalismo de libre mercado. Más allá de declamaciones y palabras grandilocuentes, la realidad se empecina en mostrar las flaquezas de un sistema injusto, excluyente, cruelmente brutal, inhumano.

Quizás un buen punto de inicio sería al menos poner atención en algunas de las sugerencias y propuestas de organismos del propio poder económico global, insospechados ideológicamente, como el Banco Mundial o el FMI que alertan sobre este capitalismo Hodd Robin que vivimos.

El Banco Mundial en su informe anual de octubre de 2023 titulado “Poner fin a la pobreza y garantizar la dignidad para todos” alerta que “los países no pueden enfrentar adecuadamente este problema sin mejorar también el bienestar de las personas de manera integral, lo que incluye un acceso más equitativo a la salud, la educación, y la infraestructura y los servicios básicos, entre ellos los servicios digitales”.

En consonancia con esta preocupación del Banco Mundial, otro organismo global como el Fondo Monetario Internacional, recomienda “reforzar los impuestos a las ganancias del capital” para ayudar a "equilibrar la creciente desigualdad en la (distribución de la) riqueza".

Quizás los sueños y promesas del paraíso a la vuelta de la esquina no sean tales, y en el capitalismo Hood Robín que nos proponen los dueños del mundo y sus voceros los héroes terminen convirtiéndose en los villanos de la película.

 

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