La aparición de un niño de once años y con nombre raro, logró que casi todos los periodistas de la Capital Federal se ocuparan del asunto. Se destacó, entre ellos, la dura caracterización de Jorge Lanata, quien habló sin ambages de lavado de cerebro, y que las afirmaciones de este niño no hacen más que confirmarlo. Es una visión por lo menos apresurada.
Por ANÍBAL GALLAY
Se trata de Casey Wander, un niño que se despachó con declaraciones en la Televisión Pública, empezando por afirmar que adoraba a Néstor Kirchner, y después de enumerar algunos hechos entre los la ley de fertilización asistida, dejó en claro que quiere ser presidente en el 2050. Se manejó con una seguridad y una soltura admirable. Pero los diarios hablaron del niño Ultra K, y unos cuantos afirmaron que se trataba de lavado de cerebro. Hasta el propio Jorge Lanata se zambulló en el tema, pero en todo de burla y le pidió que nos se haga el canchero y que vaya a jugar a la play.
Y resulta bastante extraño, como si no fuera una verdad de Perogrullo que todos los seres humanos desde que nace reciben influencias del entorno. Y el entorno es la familia y en particular los padres. Un niño hablará el idioma de los padres, tendrá su religión y beberá sus prejuicios e inclusive se nutrirá de una ideología determinada.
La Escuela le dirá al niño las verdades necesarias para vivir en esta sociedad. Le contaran la historia del país y donde están los buenos y donde están los malos, de acuerdo a las pautas oficiales. (Marx desarrolló esta idea, pero no es necesario ser marxista para comprenderlo).
Se aduce que este niño tiene un discurso aprendido y no sabe de qué se trata. Tiene once años y seguramente comprende desde esa perspectiva. Y su madre le habrá explicado, a su modo que es la fertilización asistida, y en qué consistió la década del 90.
Casi todos los argentinos tienen nociones de religión. Y han recibido de niños ideas al respecto. Cuando se aprendían los diez mandamientos, se debía repetir las reglas de Moisés y entre ellas “no fornicar”. Ante alguna pregunta indiscreta las catequistas resolvían la cuestión diciendo que ello significaba “no hacer cosas malas”. Explicación suficiente para un niño de 7 u 8 años.
Como contrapartida de este niño, habrá hogares donde algún abuelo le contará a su nieto que “con los militares estábamos mejor. Que el país anda a los tumbos porque está lleno de negros vagos a los que tenemos que mantener y hubo un tiempo de una patriótica lucha contra comunistas, socialistas, subversivos… que querían imponer el sucio trapo rojo…y que gracias a esa lucha seguimos teniendo en alto los sublimes valores de la tradición, la familia y la propiedad.”
Si este niño hubiera dicho que no tiene idea del gobierno, ni de la política… y que solo le interesa jugar a la play, estos periodistas hubieran dicho que se trata de un niño bobo, producto de la decadencia educativa.
En la década del `60 hubo un niño, Claudio María Domínguez, a quien se consideró un genio. En un célebre concurso contestaba con muchos detalles y aplomo preguntas sobre La Iliada y La Odisea. El niño creció y se convirtió en un manipulador estafador, timador y chantapufi, vendiendo libros de autoayuda.
Suponer que esto es un plan oficial de lavado de cerebro de niños, es el mismo paradigma de los ideólogos de la dictadura, época en la que se quemaron millones de libros que tenían el poder mágico de lavar cerebros.
Casey, será una adulto y con el transcurso de los años ira revisando sus verdades, como hacen todos. No es un genio, es un niño con inquietudes y hoy tiene determinadas convicciones, ayudado por su mamá. El hombre es un ser pensantes. Este niño piensa. Nada más que eso y nada menos.
anibalgallay@hotmail.com
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