En esta columna de opinión, un docente uruguayense refuta -con datos e información de la realidad diaria que atraviesa el sistema educativo- las declaraciones del ministro de Educación de la Nación, quien dijo "a la escuela hay que ir con lluvia, con frio, hay que ir con calor, hay que ventilar, tener clases en el patio, pero hay que ir a la escuela”.
Por GUSTAVO BLANC (*)
Jaime Perczyk es el ministro de Educación de la Nación desde el 20 de septiembre de 2021.
La mayoría de la gente no lo conoce. La gran mayoría de los docentes tampoco. Suena un poco raro siendo que desde la boca para afuera hay un consenso unánime entre la dirigencia política acerca de que la educación es clave y por eso hay que dar 190 días de clases, y por eso las clases deben comenzar en febrero y por eso las clases deben terminar avanzado diciembre, no como antes que comenzaban a mediados de marzo y terminaban el último día de noviembre.
Podemos coincidir sí en que la educación de nuestros niños, niñas y adolescentes es lo más importante y que los esfuerzos del Estado deben estar centrados en tener una buena educación que sea la igualadora de oportunidades para todos los gurises. Es necesario en este sentido inversión económica para tener edificios en condiciones.
Esta semana pasada Jaime Perczyk, quien es desconocido pero ocupa el Ministerio estratégicamente más importante si pensamos la Argentina de largo plazo, dijo en distintos medios de comunicación –en medio de la ola de calor record que atraviesa nuestro país- que “a la escuela hay que ir con lluvia, con frio, hay que ir con calor, hay que ventilar, tener clases en el patio, pero hay que ir a la escuela”.
Con esta frase el Ministro de apellido difícil de pronunciar no hace otra cosa que desnudar su desconocimiento de las escuelas argentinas y de la situación social y económica de nuestro país.
Y no vamos a negar que lo ideal es que los alumnos y alumnas puedan asistir a la escuela todos los días más allá de las inclemencias climáticas pero, para eso se necesita un Estado presente atendiendo las necesidades de la población y brindando ambientes confortables y saludables, para que los docentes podamos enseñar y los alumnos puedan aprender. No es tan complejo, es cuestión de recorrer las provincias, de mirar la realidad y de invertir en educación.
Veamos: Ir con lluvia. Es lo ideal. Hay familias que viven lejos de la escuela, que tienen un solo calzado. Hay niños y niñas que no pueden quedar mojados todo el día para no enfermarse. Hay un Estado que no tiene un sistema de transporte organizado y gratuito para asegurarle a esos niños y niñas la escolaridad los días de lluvia.
Ir con frio: Por supuesto que es lo que todos queremos y sabemos los y las docentes de dar clases con frio. Sabemos de alumnos que no desayunan o no almuerzan por la situación económica y de escuelas –que debido al trabajo de cocineras y docentes (trabajo extra a la función de enseñar)- dan el desayuno, el almuerzo y/o la merienda. Sabemos de escuelas sin instalaciones de gas en las aulas y de aulas sin vidrio. ¿Sabe el ministro todo eso? ¿Qué plan tiene el ministro para en conjunto con las provincias garantizar condiciones dignas de aprender a los alumnos y las alumnas en el próximo invierno? ¿Tiene alguno? ¿En vez de decir que a la escuela hay que ir con frio porque no nos dice que está pensando para que en el invierno los niños, niñas y adolescentes no tengan frio en las aulas argentinas y de esa manera puedan aprender mejor?
Hay que ir con calor dijo el Ministro: Propone ventilar las aulas o salir al patio. Un despropósito que la máxima autoridad educativa nacional este proponiendo eso. ¿No sabe acaso que con 40 ° es imposible llevar adelante un proceso de enseñanza aprendizaje productivo. ¿En qué escuelas trabajó este ministro? ¿Recorre las escuelas de las distintas provincias? No es imposible dar clases desde el 27 de febrero, para hacerlo se necesita aires acondicionados en las aulas. Parece una utopía pero no lo es si pensamos en lo que decíamos anteriormente, la educación es fundamental para el futuro del país, si pensamos el país a largo plazo la educación es lo más importante.
Seguramente muchos días de marzo alcanzaría –principalmente en los turnos mañana y noche- con ventiladores en cantidad suficiente y que funcionen bien. Pero el ministro plantea dar clases en el patio. Una locura, ¿Pensará que en todas las escuelas hay árboles con frondosa sombra? ¿Acaso él dejo el confort del aire acondicionado por la sombra de los árboles en las siestas de este verano caluroso?
Perczyk no se detuvo aquí, respecto al calor sostuvo que el Ministerio está comprando ventiladores y aires acondicionados (que levante la mano el docente que trabaja en una escuela que haya recibido aires acondicionados o ventiladores de la gestión de Perczyk), y que el problema de la mala preparación de los edificios escolares para afrontar la ola de calor “no se resuelve de un día para otro”. Hay que aclarar que no hace un día que Perczyk está en el gobierno, hace 18 meses y el gobierno nacional lleva casi cuatro años de gestión.
Y aquí cabe una pregunta básica, si el objetivo es tener 190 días de clases, ¿no sería la mejor forma de cumplir ese objetivo preparando primero a las escuelas con el equipamiento necesario para afrontar calor en verano y frio en invierno? ¿No debería el gobierno nacional y los gobiernos provinciales haberse planteado objetivos a mediano plazo y en tres años de gestión equipar las escuelas con ventiladores, aires acondicionados y estufas para luego en el cuarto año de gestión ir por los 190 días de clases en condiciones dignas y sin necesidad de dar clases bajo los árboles del patio con más de 40° de térmica?
A todo esto debemos sumarle dos cuestiones básicas. Muchas escuelas –la gran mayoría- no tiene las instalaciones eléctricas en condiciones para recibir el equipamiento necesario para enfrentar el calor, o sea que junto con la inversión en aires y ventiladores se necesita mejorar las instalaciones eléctricas. Esto lo vemos claramente en invierno cuando hay alumnos que llevan estufas desde sus casas. Si se enchufan varias a la vez salta la térmica.
Y otra cosa mucho más básica. Hay escuelas en las que ni siquiera se alcanza a tener agua fresca durante todo el turno para nuestros chicos y chicas.
Para terminar y a modo de conclusión:
- No debe leerse bajo ningún punto de vista el pedido de muchos docentes de suspensión de actividades (o reducción de actividades en los turnos mañana y noche y suspensión a la tarde) por la ola de calor como negativa a trabajar. Todo lo contrario, es preocupación por nuestra salud y –fundamentalmente- por la de nuestros alumnos y alumnas.
- Nadie se opone a los 190 días de clases, queremos tener esos 190 días en condiciones dignas para enseñar y aprender. Sabemos que con temperaturas muy elevadas (o muy bajas en invierno), y sin el equipamiento necesario para afrontarlas, la cantidad de días de los alumnos y las alumnas en las escuelas no hace al centro de la cuestión.
- Es necesario preparar las instalaciones eléctricas y de gas de las escuelas, equiparlas luego con ventiladores, aires y estufas para así el Estado garantizar los 190 días de clases. Esto demanda una importante inversión.
- -Si no se invierte en educación todo lo que se dice acerca de la importancia de la misma es pura zanata .
- ¿Jaime Perczyk? Otro triste funcionario que no conoce las escuelas y que hubiese pasado totalmente desapercibido si no hubiese abierto la boca para decir las incoherencias que dijo.
(*) Docente. Ex Secretario General de Agmer Uruguay.
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