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¿Cuántos países hay en la Argentina?

Un tema que está cobrando agenda y que urge ser tratado: la distribución demográfica del país. En el siguiente texto Aníbal Gallay plantea las desigualdades en los beneficios económicos para Buenos Aires -provincia como ciudad autónoma- en comparación al resto de la Argentina. Un problema que viene desde larga data.

 

Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL

En estas últimas semanas pudo advertirse que al parecer existen varios países dentro de un territorio llamado Argentina. Un auténtico disparate: Nación, provincia de Buenos Aires y CABA negociando detalles de las medidas a tomar durante la pandemia. Se supone que existe un gobierno nacional como autoridad superior y están las provincias y la Ciudad de Buenos Aires en condición de estados autónomos.  Sin embargo, la ciudad autónoma se da el lujo de desconocer fallos judiciales como si fuera otro país. Los periodistas porteños llaman “cumbre” a la reunión de estas tres entidades como si fueran tres países. A ello se suma el jefe de gobierno que habla urbi et orbi, como si fuera el supremo poder.

Desde 1810 la ciudad de Buenos Aires bregó con denuedo para sustituir al centralismo monárquico. En pocos meses envió expediciones al interior para someter a quienes no acataban a la Primera Junta.

Después de las guerras civiles y deshecho el proyecto artiguista, con Juan Manuel de Rosas se alcanzó el centralismo más duradero, continuado con la presidencia de Bartolomé Mitre. Previamente la secesión que duro más de una década.

La Constitución intentó llegar a un equilibrio con la elección de dos senadores por provincia, independientemente de la cantidad de habitantes. Además, estableció un colegio electoral para que las provincias más débiles tuvieran alguna voz en la elección presidencial.

Si los presidentes Avellaneda y Roca obligaron a Buenos Aires a ceder y aceptar su condición de capital del país, esto no implicó equilibro alguno, y además un costo de tres mil muertos.

Esto duró hasta la reforma de 1994 consolidándose el centralismo porteño que sufre el país.

Desde 1862 el gobierno central de dedica a satisfacer las necesidades de los porteños, que tiene un estándar de vida muy superior al de las provincias. No es una casualidad que los provincianos emigren hacia el conurbano bonaerense. De un modo u otro hay calles, escuelas, agua potable, servicio eléctrico, y changas para sobrevivir.

El quiebre de 1994

En 1994 se reunió una convención constituyente en la que los porteños y las provincias pampeanas facilitaron el centralismo, echando abajo el sistema de colegio electoral.

Con este sistema basta tener una buena elección en Capital, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza para ser presidente.

En los hechos con los votos de cuatro o cinco provincias es suficiente para acceder al sillón de Rivadavia. Esta última crisis revela que Buenos Aires provincia, Buenos Aires ciudad, imponen sus criterios, al margen de las decisiones políticas del gobierno nacional.

Entre ciudad de Buenos Aires y provincia suman 95 diputados. Y si se acercan los diputados Córdoba, Mendoza y Santa Fe se agregan 47 diputados. En cinco distritos son 137 legisladores sobre un total de 257. Más del 50 por ciento.

Entre el gobierno de Mitre y el fin de la década infame los gobiernos de un modo u otro se dedicaron a convertir a la ciudad de Buenos Aires en la París sudamericana, y a la Pampa húmeda en el granero del mundo. Todo el noroeste, el nordeste y la Patagonia quedaron fuera de cualquier proyecto nacional. Lo único que se les ocurrió fue someter a los indios. El gobierno nacional los convirtió en territorios nacionales, que fue como echarlos al abandono. Después vino el ministro Domingo Cavallo a sostener que no eran viables.

El periodista Daniel Tirso Fiorotto sintetiza en un artículo publicado en diario Uno, y reproducido por El Miércoles Digital

“No hay derecho a entretener a los argentinos un día, una semana, un año, diez años, con los problemas locales de un conglomerado que, además, ha sido privilegiado por 200 años de políticas centralistas, de ahí su crecimiento económico y demográfico. Rutas para Buenos Aires, trenes para Buenos Aires, aviones para Buenos Aires, energía para Buenos Aires, industrias para Buenos Aires. Rosas y Mitre se dan la mano en la preservación del control.” (La capital en CABA provocara la destrucción de la Argentina, 3 de mayo 2021).

El periodista Daniel Fiorotto propone el rápido traslado de la capital, recuperando aquel proyecto frustrado del presidente Alfonsín.

Además, será necesario volver al colegio electoral de modo que las provincias pobres se las tenga en cuenta.

El centralismo en beneficio de Buenos Aires ahondará aún más la grieta entre regiones ricas y pobres. Basta escuchar al ministro de Desarrollo, a quien el único tema que le preocupa es el conurbano bonaerense.

Entre CABA y provincia de Buenos Aires suman casi el 50 por ciento del total de habitantes. ¿Cuánto tiempo pasará para que estas dos jurisdicciones exijan la suma del poder?

Lo están logrando debatiendo leyes y decretos nacionales de igual a igual en singulares “cumbres” donde el Gobierno nacional es solo uno más.

rubengallay@hotmail.com

 

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