Están entre los más perjudicados por la situación, y algunos rozan la desesperación: sus ingresos se redujeron a cero, no saben cómo afrontarán los gastos corrientes, temen no poder llegar al final de la cuarentena y no ven salida: hasta el momento, los anuncios oficiales no los tienen en cuenta, o son insuficientes. Aquí, estas catorce personas uruguayenses cuentan qué esperan del Estado, y hasta cuándo creen que podrán aguantar la situación.
Por A.S. de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Colaboraron: J.R.D. y M.A.G.
Todas las personas cuyas historias se cuentan en esta nota viven, trabajan y producen en Concepción del Uruguay. Son catorce laburantes de diferentes rubros, casi todos monotributistas, profesionales de la salud o del derecho, comerciantes, mecánicos, vendedoras, artesanos, talleristas. No son personas ricas, no tienen propiedades más que la vivienda familiar ni tampoco grandes ahorros. Algunas de ellas ni siquiera son dueñas del lugar donde trabajan o viven. Están en distintas categorías del monotributo, e incluso uno es responsable inscripto.
Varios se sienten al borde de la desesperación: sus ingresos se redujeron a cero, no saben cómo afrontarán los gastos, temen no poder llegar al final de la cuarentena y no ven ninguna salida, porque hasta el momento, no ha habido anuncios oficiales que los tengan en cuenta, o bien (como en el caso de las dos categorías más bajas del monotributo) alcanzan a lo sumo para comer.
Se saben los más perjudicados por la cuarentena. Pero también tienen esperanza. Y algunos de ellos expresan su confianza en el Gobierno nacional frente a la crisis provocada por la pandemia. Aquí Alejandro, Sonia, Fernando, Juan, Martín, Javier, Rubén, Eve, Adriana, Vanesa, Pablo, Mariano, otro Martín y Sebastián cuentan cómo están afrontando estos días, qué esperan del Estado, y hasta cuándo creen que podrán aguantar.
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“Solo estoy viendo cómo comprar comida lo que dure esta cuarentena” (Alejandro)
Alejandro tiene 52 años y es propietario de un centro de copiado, impresiones de documentos y planos. Es monotributista en la categoría D. Sus gastos mensuales aproximados ascienden a 45.000 pesos. Paga un solo alquiler, que es un tercio de esos gastos. “Hace 15 días que trabajo solo dos horas y media por día, casi lo único que hago es imprimir material que le mandan a los padres de las tareas para sus hijos. Los ingresos son entre el 5 y el 10 por ciento del trabajo normal”. ¿Qué opciones estás evaluando para afrontar la situación? “Ninguna. No estoy pagando nada. Solo estoy viendo cómo poder comprar comida lo que dure esta cuarentena. Espero buena voluntad a futuro para resolver el tema deudas”. Alejandro no oculta su preocupación cuando se le pregunta cuánto tiempo cree poder bancar este estado de cosas. “Uno o dos meses más, a lo sumo”. Y a la pregunta sobre qué esperaría del gobierno (nacional, provincial o municipal), tampoco duda: “Que nos exima de pagar nuestros compromisos personales y comerciales: alquileres, impuestos, servicios, tarjetas de crédito, préstamos personales, por el tiempo que dure esta cuarentena”. Lo piensa unos segundos y agrega: “Y ayuda económica. Si no, nos fundimos”.
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“Confío ciegamente en este gobierno nacional y popular” (Juan)
Juan tiene 53 años y es el dueño de un taller de reparación de motos y venta de repuestos. Es monotributista en la categoría D, por lo cual tampoco entraría en los anuncios que hizo el Estado nacional hasta el momento. Sigue trabajando, aunque bromea diciendo que es “de contrabando”: trabaja a puertas cerradas y coordinando turnos por Whatsapp. Sus gastos aproximados son de unos 20.000 pesos mensuales. Ante la pregunta ¿qué esperarías del gobierno? es contundente: “Nada. Lo que están haciendo. Ayudar a los más vulnerables y que sigan actuando como lo están haciendo. Confío ciegamente en este gobierno nacional y popular”.
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“¿Qué espero del gobierno nacional? Que por una vez dejemos de ser los invisibles” (Sonia)
“Casi una semana antes de la cuarentena ya no tuve más ventas”, cuenta Sonia, que tiene 49 años y está en uno de los sectores más golpeados de la economía argentina desde hace ya algunos años: el negocio editorial. “Mi rubro es la venta de libros, que viene decayendo desde hace bastante tiempo. Pocos saben que el libro viene con un precio ya estipulado por la editorial, igual que el porcentaje para el librero, o que tenemos que hacernos cargo de los costos de fletes”.
“Hace 17 días que no puedo trabajar ni ingresa dinero. Yo ya venía pagando impuestos y alquiler con atraso, por lo que mi deuda es hacia atrás y a futuro, porque trabajo con cheques a proveedores”. Sonia es monotributista categoría C, por lo tanto no está incluida en ninguna de las medidas anunciadas por el gobierno nacional. “Como tantos otros”, añade desesperanzada.
A los problemas del rubro, se le agregan las particularidades personales: Sonia paga dos alquileres. “Para poder tener abierto al público son 20.000 pesos: alquiler, servicios, impuestos y fletes que van en constante aumento. Y aparte tengo el alquiler de mi casa”.
“Que suspendan el cobro de impuestos en esta etapa donde nos prohíben ganarnos la vida” (Sonia)
Ante el preocupante panorama, la pregunta es inevitable: ¿qué opciones estás evaluando para afrontar la situación? “Hoy es el día a día. Mi opción por ahora es ofrecer promociones en redes con envío a domicilio. Aunque sean unos pocos, ayudan en el día a día. Sinceramente no sé cuántos quedarán en el camino el día después”.
Sobre los anuncios, Sonia es concluyente: “Es lo de siempre. Las medidas están pensadas para la franja más vulnerable y para la más poderosa. Como siempre ha pasado. Pero muchos que nos rompemos nunca caemos ni de casualidad en alguna volteada. Ni en un plan Procrear, ni en un crédito de Anses con tasas accesibles, ni en una beca de estudio, ni en nada. Estamos en el sistema, lo bancamos, pero para la devolución siempre nos dejan afuera”.
De los gobiernos provincial y municipal no pide demasiado: “Esperaría moratorias sin intereses para los que ya estábamos en problemas, y obviamente que suspendan el cobro de impuestos en esta etapa donde nos prohíben ganarnos la vida. ¿Del gobierno nacional? Que por una vez y ante una emergencia mundial, dejemos de ser los invisibles”.
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“De verdad no sé cuánto tiempo más podré aguantar” (Martín)
Martín es abogado. Tiene dos hijas. Su categoría en el monotributo (“por suerte”, aclara) es la B, de modo que estaría incluido entre las que pueden solicitar el apoyo estatal (un bono de 10.000 pesos en abril). Pero no servirá de mucho en su caso: “Aunque no estamos casados, mi pareja conviviente es docente, cobra y eso me excluye de esa posibilidad...”. Martín, que tiene 48 años, no tuvo ingresos en todo el mes de marzo “y ahora en abril no sé cuándo iré a tener. Las opciones son las de esperar, bancándome con ahorros y con alguna ayuda de la familia, pero de verdad no sé cuánto tiempo más podré aguantar. Mis gastos mensuales son de 60.000 maso. Pago un solo alquiler, que es el de la oficina, y los impuestos varios de mi casa. ¿Qué espero del Estado? Alguna condonación de deudas y que pospongan el pago de los alquileres, que pasen los vencimientos para más adelante o que se lo pueda pagar a partir del mes que viene en dos cuotas, por lo menos”.
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“Gastar mis ahorros o vender herramientas. No tengo otras chances” (Javier)
Javier es monotributista de la categoría más baja, la A. Trabaja en el rubro cerrajería. Sus gastos mensuales ascienden a unos 30.000 pesos mensuales. Y sus ingresos cayeron a cero “desde que arrancó la cuarentena”. Las opciones que evalúa ante la situación no son muy esperanzadoras: “Gastar mis ahorros o vender herramientas. No tengo otras chances”. El apoyo anunciado por el Gobierno le viene bien, pero es consciente de que “alcanza para comer , solamente”. Cree que podría bancar este estado de cosas, “esta economía de guerra, dos o tres meses, más margen no tengo”. Al preguntarle qué esperaría del gobierno, responde: “A nivel nacional o provincial, espero que los pagos de servicios se congelen por lo menos por unos meses. ¿A nivel municipal? Más presencia en los barrios más humildes de la ciudad. Pero es difícil pensar cómo debe actuar el gobierno en situaciones tan extraordinarias cómo esta”.
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“No veo alternativas, debería darme de baja para no generar impuestos ni gastos. Pero no es el mensaje que les quiero transmitir a mis hijos” (Fernando)
Fernando, de 52 años, está en el rubro de ventas de automotores. A diferencia de la mayoría de sus colegas, que son monotributistas, es responsable inscripto. Y pide: “Que quede claro: a veces la diferencia entre un monotributista y un responsable inscripto es una investigación. Nada más”. El asunto es que por esa razón tiene “de movida 20.000 pesos entre IVA, ingresos brutos, Municipalidad y jubilación. En un momento de bajas ventas, es imposible de afrontar”. Además, explica, “al ser responsable inscripto no podés tener una obra social sindical. Debe ser prepaga, que la más barata para tres personas es de 9.000 pesos”. Fernando es divorciado y tiene dos hijos a su cargo.
Por otro lado, “al ser responsable inscripto, por tres años no podés volver para atrás. Así no factures nada”. Los gastos mensuales aproximados, solo del negocio ascienden a 60.000 pesos fijos. “Si agrego los gastos familiares estoy en 120.000. Pago un alquiler donde vivo”. Ya lleva más de 20 días sin ingresos, “pero en nuestro caso además el problema es el arrastre de los últimos dos años, y más también, creo que me quedo corto”. ¿Opciones? Fernando no ve ninguna: “No hay alternativas, la más jugada sería cerrar por unos meses, dar de baja la actividad y así no generar impuestos ni gastos. No es lo que tengo decidido hacer, estoy solo evaluando, y no es el mensaje que les quiero transmitir a mis hijos”, enfatiza.
“¿Qué espero? Que a la crisis la paguen de arriba hacia abajo proporcionalmente los que más han ganado”. (Fernando)
¿Cuánto tiempo crees que podés bancar este estado de cosas? Fernando piensa más la respuesta: “Algo ya te dije antes. El tema es que hace dos años por lo menos que estamos perdiendo capital. Perdiendo plata. Y si el país cae en el caos económico, nuestra actividad tiene un año más perdido, un año al menos. ¿Qué espero de los gobiernos? Algo razonable: una exención total impositiva por seis meses. Y coherencia en las medidas. Otra cosa que espero quizás es más utópica: que esta crisis (la de hace dos años, no solo la de ahora) la paguen de arriba hacia abajo proporcionalmente los que más han ganado. Hubo algunos que ganaron mucho con estas devaluaciones: en agosto de 2018 el dólar estaba a 18.50 y hoy ¿cuánto? ¿85? ¿90? ¿100? Veremos. Si hay exención impositiva, que sea para quienes su actividad se haya visto afectada por la pandemia. No para cualquiera”.
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“Pensábamos vender de manera electrónica pero el decreto no nos deja utilizar el servicio de mensajería para productos que no son esenciales” (Sebastián)
Sebastián cumple 42 años en unos días. Tiene una librería escolar y comercial en la zona del Cementerio. Sus gastos mensuales ascienden a unos 27.000 pesos y “varía para más cuando se factura porque, por ejemplo, ingresos brutos y la tasa de higiene son porcentajes sobre las ventas”. Su comercio está cerrado desde el 20 de marzo. “Habíamos evaluado la opción de vender nuestros productos de manera electrónica, es decir por teléfono, correo electrónico, redes sociales, etc. pero el decreto del Ejecutivo Nacional no nos permite utilizar el servicio de mensajería para productos que no son considerados esenciales”. ¿Cuánto podría soportar esta situación? “No más del mes de abril”, asegura. Entre otras cosas, porque los problemas no vienen de ahora: la cuarentena lo que ha hecho es agravarlos: “El comercio minorista no tiene capacidad de ahorro, ni en efectivo ni en mercaderías. Y venimos de una merma en las ventas desde 2012, más el crecimiento desmedido de precios como consecuencia de la inflación, emisión monetaria primero y luego dos devaluaciones en el gobierno de Macri”.
¿Qué espera del Estado Nacional, Provincial y Municipal? “Espero que tomen medidas rápidas y de impacto real, por ejemplo exoneración de la tasa de higiene y profilaxis en el municipio, de ingresos brutos en la provincia y autónomos o Monotributo en lo Nacional por tres meses. Líneas de créditos chicas por parte de los bancos pero de fácil acceso para tomarlos a tasa 0%, para poder comprar mercaderías”. Sebastián cree que de ese modo sí habría una real inyección de dinero en el consumo “y no créditos para Pymes que en la mayoría de los casos, casi toda la vida, sirvió para que empresarios argentinos blanquearan capital que tenían y no podían justificar. En cambio cuando uno va a los bancos, miran cuánto facturás, te dan un monto insignificante y por si fuera poco te matan con los intereses”.
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“Me parece más riesgoso el supermercado abierto que yo trabajando en mi taller” (Mariano)
Mariano tiene 47 años y un taller de chapa y pintura. Es responsable inscripto. “No pago alquiler, soy propietario por suerte”. No tiene ingresos desde la primera semana de la cuarentena, e incluso “los trabajos de esa semana no los pude cobrar porque tengo los vehículos adentro del taller, sin poder entregarlos, y mucha de esa gente trabaja con el auto y no los puede usar”. ¿Qué opciones evalúa? “Opciones no tengo, porque el instrumental de trabajo, las herramientas son muchas y no lo puedo trasladar al garaje de mi casa para hacer algún vehículo. Como propietario del taller podría hacerlo a puertas cerradas, sin inconvenientes, sin molestar nadie, sin propagar el virus... Es un rubro que debería estar dentro de los exceptuados”, reflexiona. “¿Cuánto puedo soportar? Y... esta semana y no sé…se me acaba la plata. No podría enfrentar los gastos del mes siguiente”. Mariano dice que con todo, tiene suerte en relación a otras personas: “Tengo la suerte de que mi señora trabaja y tiene un sueldo fijo. Del gobierno espero, en cuanto a lo económico, que tome medidas favorables como intentó hacerlo para la salud, que lo haga también para ciertos sectores de las Pymes, que tranquilamente pueden estar trabajando. A mí me parece que es mucho más riesgoso ir al supermercado que yo trabajando en mi taller”.
VARIAS VOCES SIN OPCIONES
Varias de las personas consultadas respondieron casi telegráficamente y sin expectativas. Aquí se resumen esas respuestas, incluso alguna que evidencia el enojo con las dirigencias “que nunca nos tienen en cuenta”.
Vanesa tiene 36 años, es odontóloga y está inscripta como monotributista en la categoría D, de modo que no entra entre las categorías que recibirán el apoyo económico del Gobierno. Calcula que sus gastos fijos mensuales por el consultorio rondan los 12.000 pesos, y los gastos fijos particulares otros 20.000. Lleva quince días sin sin trabajar. ¿Qué opciones evalúa? “Por el momento, usar los ahorros. Y esperar que paguen las obras sociales, que venían atrasadas. ¿Cuánto podría aguantar? Uno o dos meses, creo que podré seguir así, dependiendo de las medidas de caja y del Colegio de Odontólogos”.
“Que los bancos nos den más margen para poder pagar deudas y créditos” (Eve)
Eve tiene 41 años. Tiene una zapatería y está inscripta en el monotributo “categoría D, súper alta” para su realidad actual, dice. “Gastos, montones: más de 30 mil pesos seguro. Pago un solo alquiler, por suerte”. Hace más de 20 días que no tiene ningún ingreso. “¿Opciones? Mi rubro es un poco difícil para venderlo online. Pero es la opción que me queda, con transferencias bancarias y envío gratis. No mucho más”. ¿Y qué espera del Gobierno? “Espero que se tomen medidas sobre todo en impuestos de todos los sectores, municipales etc. Y que los bancos nos den más margen para poder pagar deudas y créditos”.
Martín cumple 38 en pocos días más. Trabaja en la construcción. Es autónomo. Calcula sus gastos mensuales en 50.000 pesos. “No pago alquiler. Y no tengo ingresos desde que arrancó la cuarentena”. Las opciones que le quedan se reducen a “esperar a que termine la cuarentena para salir a trabajar. Ojalá sea hasta mediados de abril y no se extienda más. Del gobierno, espero que no me cobren autónomo por la falta de ingresos. Sería lo mínimo”.
Adriana tiene 37 años. Produce prepizzas y pastas desde su domicilio. Tiene el monotributo social, por lo cual accederá a la ayuda del Estado consistente en 10.000 pesos para abril, ayuda que en su caso cubre un poco menos que la mitad de sus gastos mensuales. “No alquilo, trabajo en mi casa y tengo algo más de 20.000 pesos por mes de gastos. Hace un poco más de 15 días que no tengo ningún ingreso. Estoy evaluando hacer viandas. Creo que podría bancarme esta situación un mes más. Y lo único que espero es tener la ayuda del Gobierno, esos 10.000 pesos que anunciaron”.
Pablo es comerciante y hace 20 días que no tiene ingresos. No está de ánimo para realizar análisis de ningún tipo y no lo oculta: “No espero nada de nadie, son todos unos ladrones. Acá es la ley de la selva, el sálvese quien pueda”, asume, amargamente.
“No me entra dinero así que no sé cómo voy a pagar el alquiler, la luz, sacar para comer y vivir” (Rubén)
Rubén está en el rubro indumentaria. Inscripto en la categoría F del monotributo, tiene gastos mensuales por unos 40.000 pesos, entre los que se encuentra el alquiler del local “todos los otros impuestos y gastos que implican tener el negocio abierto”. Desde que se declaró la cuarentena carece de ingresos. ¿Qué opciones evalúa? “Nada. Solo estoy pensando en abrir cuanto antes, porque la ropa es difícil de vender por internet, la gente se la tiene que probar, hay que hacérsela llegar al domicilio, en fin no es sencillo...” ¿Cuánto tiempo podría aguantar? “No sé. Ya tendría el gobierno que abrir un poco, siempre extremando las medidas de higiene y seguridad, pero la verdad que si no es insostenible la situación”. ¿Y qué espera del gobierno? “Como soy categoría F y no tengo empleados, no entro en ninguna de las ayudas y subsidios que está anunciando el gobierno. Así que estoy totalmente desprotegido, no me entra dinero así que no sé cómo voy a pagar el alquiler, la luz, sacar para comer y vivir... Realmente esperaría una ayuda para este sector, pero por ahora no ha habido anuncios para este lado”.
Nicolás, 42 años, trabaja en el mundo inmobiliario, anotado en la categoría D del monotributo. Paga un solo alquiler. Tiene erogaciones que van entre los 30 mil y 40 mil pesos por mes, “sin contar la ayuda a mis padres”, añade. Desde que comenzó la cuarentena no cuenta con ingresos. Cree que no aguantaría mucho más allá del 13 de abril. “¡Qué buena pregunta!”, dice cuando se le consulta por las opciones que maneja para afrontar la situación. “Espero que el 13 pueda ir a trabajar. Que quede exceptuado”, expresa como principal deseo. Y en cuanto al Estado, solo espera "una mano en la parte económica: que no nos cobre los impuestos”.
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