A cinco años de la quiebra de Vida Sociedad Anónima, y del quiebre que eso significó en sus vidas, dialogamos con tres integrantes de la cooperativa VIDA SALUD, para conocer desde su propia experiencia este ejemplo –tan virtuoso como inusual– en el que confluyeron el Estado y la comunidad para favorecer el bien común. Carlos Nosalevich, Marita Taborda y Pascual Pontelli repasan el presente de VIDA, la empresa de salud hoy en manos de sus trabajadores.
Por A.S. de la REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES DIGITAL
En 2016 una empresa entrerriana de emergencias médicas, con sede en dos ciudades de la costa entrerriana del rio Uruguay, de propietarios locales y una extensa trayectoria en servicios de salud, presentó quiebra, poniendo en riesgo más de medio centenar de empleos formales y amenazando dejar sin servicio a importantes sectores de las dos comunidades donde los prestaba desde hacía décadas.
Vida Sociedad Anónima (VEM S.A.), así se llamaba la empresa, operaba en Concepción del Uruguay y en Gualeguaychú desde hacía décadas. La quiebra fue un quiebre. Pero sus trabajadores y trabajadoras decidieron no interrumpir el servicio mientras en el seno de ambos grupos crecían a la vez la preocupación y la esperanza. Alguien, ya jubilado pero con férreos vínculos con el personal, sugirió la idea de convertirse en una cooperativa, de tomar en sus manos la empresa y seguir adelante pese a la decisión empresaria.
Suena lindo, pero las dificultades para concretar una idea de esa naturaleza no son pocas en la Argentina actual, y menos aun en Entre Ríos. Pero algo pasó en el caso de VIDA. Los tres niveles del Estado –municipal, provincial y nacional– respondieron a la inquietud y decidieron respaldarla con diferentes medidas específicas. El juzgado a cargo de la quiebra accedió a facilitar condiciones para posibilitar la transición de la sociedad anónima a la cooperativa. Otras empresas cooperativas de la región –Rio Uruguay, el banco Credicoop– jugaron fuerte para hacer posible el financiamiento de algunas necesidades imperiosas para la habilitación formal de la nueva cooperativa. Y la comunidad, las personas asociadas al servicio de salud, respondieron positivamente: “Nadie se fue”, cuentan con orgullo los protagonistas de esta historia desacostumbrada.
En esta nota tres de sus protagonistas –Carlos Nosalevich, Marita Taborda y Pascual Pontelli– cuentan la singular historia a cinco años del inicio. Los tres integran la conducción de la Cooperativa VIDA SALUD.
En este diálogo dan detalles de cómo se produjo un círculo virtuoso, que sigue renovándose cada día. Un círculo virtuoso en el que confluyeron la necesidad y la convicción de quienes impensadamente se vieron en la zozobra de tomar su futuro inmediato en sus manos –muchas de esas personas, como Marita, estaban más cerca de jubilarse que de emprender semejante desafío– con acciones valiosas de parte de otros agentes sociales.
Acciones enmarcadas en lo que la letra constitucional promete en Entre Ríos pero casi nunca pone en práctica: la promoción que el Estado debe brindar al cooperativismo, a la existencia de empresas en manos de quienes trabajan.
La quiebra
¿Cómo fue el momento en que se enteraron de la quiebra y cómo recuerdan la idea de formar una cooperativa y de quedarse ustedes a cargo de la gestión?
Carlos Nosalevich: Esa tarde nos llamaron desde la base y nos comunicaron que la empresa iba a presentar quiebra. Sentí incertidumbre, amargura, no creía lo que estaba pasando. Hasta el día anterior veníamos trabajando normalmente y, en mi caso, no sospechaba que esto podía llegar a ocurrir. Al llegar a la empresa, estaban todos los compañeros, surgió la idea de ir a hablarle al intendente, que era José Lauritto. Conseguimos una reunión prácticamente inmediata y él nos dijo que legalmente no se podía cerrar la empresa de un día para el otro, que no nos vayamos del lugar del trabajo, que todo tenía un proceso, que no podían decir que presentaban quiebra y mañana venir y poner una faja, que es lo que tenían pensado… Esos argumentos fueron importantes con la angustia que teníamos todos.
Pascual Pontelli: Fue el 31 de julio (de 2016), era fin de semana. Pero ya se rumoreaban cosas en los pasillos. El contador de la empresa había mandado la orden de suspender la facturación hasta nuevo aviso –nosotros tenemos el hábito de facturar tres días antes de que cierre el mes. Nos quedamos cruzados de brazos esos tres días. El lunes vengo al trabajo como siempre y me entero acá que a partir de ese día (1º de agosto) la empresa cerraba. Esa noche vino (Eduardo) Vouilloud, uno de los propietarios de la empresa, a buscar uno de los únicos móviles buenos y se lo llevó. Lo guardó en un galpón. Yo no fui a la reunión con Lauritto, no sabíamos qué íbamos a hacer, había compañeros que habían salido a buscar compradores de la empresa, no tenían la idea de formar una cooperativa, querían otro patrón. Mientras en Gualeguaychú ya habían hecho la primera juntada. Ellos tenían más claro lo de la cooperativa. Porque allá estaba la experiencia del Sanatorio Agos que se había transformado en cooperativa, entonces fueron a buscar apoyo y asesorarse.
Pascual: “Nos decidimos por una razón sencilla: nosotros teníamos el oficio, el conocimiento de la administración, del laburo de cada uno. ¿Hasta qué punto era necesario tener patrones?”
Marita Taborda: Los dueños presentaron la quiebra de una, querían cerrar... Cuando se logró seguir esa primera semana, no había parte administrativa, no había plata para el combustible. Fue fundamental la unión que surgió entre nosotros, a pesar de que la mayoría no teníamos idea de lo que era una cooperativa, cada uno puso lo que tenía, poníamos plata, no cobramos el sueldo ese mes. Yo juntaba la plata para cargar combustible para los móviles. Unos días después se presentó la síndico nombrada por el juez, hasta ahí estábamos acéfalos. Seguimos brindando el servicio con esas dos ambulancias viejisimas que teníamos y se consiguió que vuelva ese móvil que se había llevado el propietario.
P: Yo creo que se dio un momento ideal. Sobre todo los más viejos dijimos para conformar una cooperativa por una razón sencilla: nosotros teníamos el oficio, el trabajo, el conocimiento de lo que era la administración, el laburo de cada uno. ¿Hasta qué punto era necesario tener patrones? Era todo un desafío, a ver cuán convincentes somos en nuestros principios... Porque ni siquiera sabíamos en qué consistía una cooperativa. ¡Tenemos una falta de cultura de mutualismo y cooperativismo! Yo me acuerdo de hablar de cooperativas o de mutuales o de la famosa cooperadora, en la primaria. Pero después, cuando vinieron los milicos, nunca más se habló de cooperativismo.
¿Cómo fue la actitud de la justicia? ¿En qué momento le piden ustedes al juez que habilite la posibilidad de formar una cooperativa, que no avance la quiebra, que no se cierre la empresa?
P: Bueno, en realidad ahí es donde fue importante Lauritto. Después de la reunión del día lunes, al otro día fue a Tribunales y los frenó. Les dijo que la gente necesitaba el trabajo y que la ciudad necesitaba el servicio. Desde aquel entonces a esta parte pasaron tres jueces. El primero era uno que estaba medio de suplencia e iba a Ibicuy (Agustín Adolfo Weimberg). Después vino otro que ganó un concurso en no sé dónde y finalmente quedó Máximo Mir, que fue quien resolvió.
M: La síndico que nombraron fue María Buffa. Con ella diez puntos. Hasta el día de hoy tenemos muy buen vínculo.
Una prioridad que se plantearon ustedes fue no dejar de prestar el servicio en ningún momento, y las personas asociadas valoraron esa actitud y se mantuvieron. ¿Qué pasó con el tiempo con la cantidad de asociados?
P: Cinco años después la cartera de socios ha aumentado. Pero lo que pasó en ese entonces fue que reparticiones públicas como el Juzgado Federal, el INTA, el INTI, instituciones como la Osuner, y cinco o seis empresas importantes se fueron porque ellos querían garantizar el servicio. No podían seguir con una empresa en quiebra. Y es comprensible, yo me pongo en el lugar de esa gente y tenían que garantizar la cobertura a sus afiliados, no estar en el aire con una empresa que no se sabía si va a seguir.
¿Y volvieron luego?
M: Algunas sí, otras no. Hubo empresas que al mes ya volvieron, al ver que continuábamos.
C: El socio común nos siguió apoyando. Nos llamaba por teléfono para darnos ánimo. Hubo gente que se fue a otros servicios, porque no sabían si íbamos a continuar, pero después volvió, muchos han vuelto. Los socios reconocían la calidad humana y los años de servicio del personal.
Carlos: “Para mí la enseñanza del cooperativismo en la escuela es fundamental. Si esto se enseñara más tendríamos otros valores y la gente se animaría a formar cooperativas”.
M: Además no olviden que mucha gente se dio de baja todo ese año. Porque (los dueños) en los últimos días de julio mandaron correos avisando de la quiebra. Antes de hablar con nosotros, mucha gente ya sabía de la quiebra.
P: Había un paquete de unas cincuenta grandes empresas que estaban asociadas. Y durante el fin de semana (Vouilloud) les estuvo mandando correos avisando que dejábamos de dar servicio. Un guacho en ese aspecto.
De la incertidumbre a la esperanza
Qué simbólico de lo que es a veces nuestro empresariado: el día anterior yendo a llevarse el único móvil mas o menos en condiciones y por si fuera poco, avisando a sus clientes de la quiebra y no a sus trabajadores. Ese tipo de conductas las vemos en ciudades como la nuestra pero también en Vicentin, por poner un caso.
P: Todo lo que vino a hacer el dueño fue: esta empresa nació conmigo así que soy yo o no hay nada. El producto no era un paquete de galletitas sino seres humanos que prestaban servicios, pero nunca lo vio, nunca lo analizó. Pero bueno, por suerte salimos adelante.
¿Cómo fueron esos momentos iniciales? La incertidumbre no es poca cosa…
P: Cuando la síndico entró nuestros sueldos se fueron al piso. Se dejó de pagar antigüedad, ciertos plus que había en el sueldo. Solo se pagaba el básico y alguna que otra hora extra si es que estaban bien justificadas. Fue duro, pero era la necesidad para que los números cerraran para continuar.
(A Marita se le humedecen los ojos. Pascual aclara: “Marita sufrió mucho todo esto. Fue la primera empleada: cuando se abrió la empresa ella ya estaba”.)
C: Hacer las cosas con honestidad y creer en uno mismo, en sus compañeros, en la fuerza del grupo, es lo que da los frutos.
P: Yo quiero mencionar otro jugador que fue fundamental, que es Luis Bonus. Para nosotros es un referente, una persona sabia. Él no ocupa cargos en la cooperativa. Es más: estaba jubilado ya. Y estaba en la disyuntiva de juntar su maletín e irse a su casa. Y pensó “no es posible que se salgan con la suya”. Luis Bonus era el que tenía el teléfono de todos. Conocía a Lauritto por el fútbol, no por política. Él le pidió la reunión. Quería mencionarlo porque Luis es importante dentro de la armonía del grupo, nos ubica a cada uno de nosotros en su lugar. Es una persona necesaria.
La actualidad de la cooperativa
La población que es socia directa de la cooperativa VIDA son unas 4.500 personas, pero además hay muchas personas asociadas como grupos familiares. También cubren a Hogar Policial, el personal de la fuerza de seguridad entrerriana “que es una población de 1.000 personas más”, aclaran. “Tenemos otros convenios como el de Omint (asistencia médica) que no son socios directos nuestros sino que por medio de su obra social se les hace una cobertura básica”. Además cubre unas 400 áreas protegidas, que van desde un jardín de infantes hasta una empresa como Molinos Río de la Plata, con toda la población de empleados. Además de estas cobertura, que son la esencia de la empresa, también se brinda medicina laboral y traslados interurbanos, incluyendo traslados de alta complejidad.
M: La medicina laboral no es algo fijo como el servicio que le cobramos al socio. Hay meses, ni hablar durante la pandemia, que está prácticamente inactivo, y ahora empezó otra vez a activarse por los exámenes pre-ocupacionales y periódicos de las ART.
Casi un termómetro de la actividad económica.
P: Sí, porque cuanto más estudios preocupacionales hay es porque hay más empleados, más puntos de trabajo que se empezaron a tomar.
M: También en el Puerto, aparte del área protegida, cada vez que viene un barco se les hace controles de enfermería en cada turno que entran y salen, con protocolo Covid. Y desde diciembre del año pasado, que hay actividad en el puerto, se está yendo dos o tres veces por mes. Todos los días mientras estén los barcos. Lo mismo con los tripulantes si bajan. Prácticamente hay que ir a hacer guardia de enfermería al puerto.
C: También trabajamos con traslados de camioneros. Por ejemplo, en la frontera si ingresa al país y le da positivo no puede ingresar si no es en ambulancia. Se han hecho varios traslados desde Fray Bentos, desde Paysandú. Y hay pedidos de más lejos, desde Misiones, por ejemplo, camioneros que ingresan al país pero como dan positivo, por protocolo tienen que ir en ambulancia.
M: Y a todo esto la cooperativa lo puede hacer porque tenemos ambulancias nuevas y habilitadas, ya que cuando nos hicimos cargo de la empresa ninguna estaba habilitada y la empresa funcionaba igual. Pero a nosotros sí nos exigieron la habilitación de la ambulancia.
Las otras cooperativas y el Estado
¿Cómo actuaron los distintos niveles del Estado? Ustedes ya mencionaron lo importante que fue el entonces intendente para el paso inicial. Pero quiero saber qué pasó con el Estado provincial, que tiene un instituto provincial de promoción del cooperativismo y una Constitución que promueve el cooperativismo. Y también las otras cooperativas grandes de la región ¿qué papel jugaron en los pasos iniciales de la cooperativa?
M: Nosotros acá en la ciudad tuvimos mucho apoyo de Credicoop y la Río Uruguay en la capacitación. La Río Uruguay además fue fundamental en el apoyo económico que nos dio, porque nosotros necesitábamos las ambulancias habilitadas sí o sí –y está bien porque es como tiene que ser–, porque a su vez, nosotros estamos prestando un servicio al cubrir la vía pública, hay un contrato con la Municipalidad y con el Hospital, o sea con la Provincia. Entonces cuando recurrimos a la RUS con ese problema ellos nos compraron directamente dos camionetas, dos furgones.
P: También por gestión municipal vino gente desde el Inaes, el Instituto nacional de cooperativismo. Había que sacarlo rápido, nos dieron unos cursos relámpago porque teníamos que testificar que habíamos hecho esos cursos, pero a los meses con el compromiso de que esos cursos los terminábamos con la gente de la RUS. La gente del Inaes muy bien predispuesta, nos ayudaron a armar el proyecto porque no teníamos ni idea como armar un proyecto de cooperativa, el informe de viabilidad, cada paso necesario para obtener la matrícula. Más adelante también cómo pedir un subsidio. Y mientras estábamos en contacto con el titular del Ipcymer (el instituto entrerriano de cooperativismo). Para funcionar teníamos que tener habilitada la ambulancia, porque las que teníamos acá estaban vencidas, y tampoco eran nuestras, eran de la sociedad anónima. Entonces la RUS, porque tenemos un buen convenio, nos facilitó la compra de dos furgones y con nuestro esfuerzo –juntábamos monedas de donde sea, resignábamos nuestros ingresos, el aguinaldo lo poníamos ahí– equipamos y carrozamos la ambulancia. Una vez habilitadas las dos ambulancias, teníamos que habilitar la base. Es decir todo el trabajo que VEM S.A. nunca hizo, lo terminamos haciendo nosotros: rampa de acceso, baño para personas con discapacidad... mientras tanto la síndico estaba con nosotros, es decir, en simultáneo estaba la cooperativa en conformación, ya con matricula… Y las ambulancias entregadas por parte de la RUS con la promesa de pagarle al empezar a facturar como cooperativa. ¡Si el conflicto llegaba hasta hoy la RUS no cobraba un mango!
M: Pero faltaba otra ambulancia, necesitábamos dos ambulancias para operar bien. El intendente dijo que iba a hacer todas las gestiones para acceder a un crédito. No teníamos ni idea por dónde iba a venir el crédito, y fue de la mano del Inaes, nos ayudaron y asesoraron para pedir un subsidio. Y terminamos consiguiendo unos seis meses después, ya en 2017, los valores ya habían cambiado, pero nos alcanzó para comprar una ambulancia más, que también nos permite mejorar el servicio.
P: Claro que no todo es color de rosas, pero digamos que la situación cambió drásticamente, de aquel entonces en esa angustia a estar ahora más atentos a la necesidad de cambios que se vienen, porque con la pandemia se están sufriendo esos cambios.
El papel de la Justicia
¿Y la justicia cómo actuó?
M: Desde el comienzo que íbamos a pasar de empresa privada a cooperativa, hubo muchos pasos, mucha burocracia. Nosotros terminamos comprando la empresa con nuestras indemnizaciones que era un monto importante, inclusive el juez determinó que el valor de la empresa se lo diera una entidad privada como fue la UCU, la universidad fue la encargada de darle un valor, que fue un poquito más alto que nuestras indemnizaciones. Tuvimos que pagar una diferencia, accesible porque la pagamos en seis cuotas. Y hubo seis personas (entre Concepción del Uruguay y Gualeguaychú) que no quisieron formar parte, seis empleados en relación de dependencia. El juez Mir nos dijo que él tomaba esa decisión de pasar VEM S.A. a la cooperativa y, si bien dañaba a algunas personas, él se inclinaba por el daño menor. Éramos casi 50 personas que formábamos la cooperativa contra seis que no la formaban. Esas seis personas apelaron, todavía están con la justicia y eso va a una instancia superior. Tuvimos que hacernos cargo del pago de la síndico que en un primer momento cuando fue el traspaso la síndico la iba a pagar la quiebra. Pagamos en cuotas, queda pagar muy poco y terminado eso, podemos continuar con el tema de la ambulancia, que no está a nombre nuestro y hasta que no se termine el pago a la síndico no podemos hacer el traspaso de todos los bienes de VEM S.A. a la cooperativa, que lo que más sirve es la ambulancia.
P: También había una deuda con AFIP de VEM S.A. que nosotros nos tenemos que hacer cargo.
M: Y también tenemos que terminar de cancelar durante los dos años que estuvo la continuidad y que hay deuda pendiente. Todo se atrasó mucho con el tema de la pandemia y ahora estamos resolviendo todo para dar un final al traspaso y ahí si poder encarar lo que falta, queremos formar dos cooperativas ahora, Gualeguaychú por un lado y Concepción del Uruguay por el otro. En 2019 optamos por el nombre VIDA SALUD, ese es el nombre de nuestra cooperativa.
P: El nombre también tiene que ver con el proyecto de viabilidad de la cooperativa: la base de sustentación de la nueva cooperativa era urgencias y emergencias pero teníamos previsto consultorios externos, internación domiciliaria e inclusive una farmacia propia. Solo con emergencias médicas se reducía y la palabra “salud” es más amplia.
¿Qué pasó con el Estado en la evolución posterior? ¿Se siente la cooperativa Vida apoyada hoy en las instancias del Estado, siente que tiene un aliado ahí?
M: Está, es más creo que a nivel municipal tuvimos más apoyo, siempre sentí que tuvimos más apoyo, porque todas las coberturas de lo que ellos tienen, lo que es vía pública, estamos nosotros. Tenemos un convenio con empleados municipales, cubrimos el Hogar de Ancianos, el “Hospitalito”, estamos exentos a nivel municipal.
C: Las cooperativas en cualquier licitación tienen prioridad, en ese caso en algunos eventos se ha optado por un precio menor, quizá no de las mismas condiciones como nos exigían a nosotros, porque si pedís una cobertura de un evento con una ambulancia de alta complejidad no puede ser que después el servicio se lo den a una ambulancia que no está habilitada.
M: En lo municipal está la ordenanza de exención, a nivel provincial nosotros también pedimos exención de impuestos, lo cual nos redujo un 50% y las ambulancias que están prestando servicio exclusivo para la emergencia están exentas. Eso lo logramos el año pasado, eso también es apoyo a nivel provincial.
Marita: “El desafío era demostrar que esto, bien hecho, con honestidad, solidaridad y todo claro podía salir adelante”.
P: Sin embargo uno puede discutir otras cuestiones, por ejemplo los gobiernos municipales, provinciales y nacionales, ¿cuán presentes tienen el cooperativismo, el mutualismo, en las escuelas? Porque cuando nosotros dijimos vamos a hacer cooperativa pensamos que era como cambiarse la ropa y no es así. Si no tenés una formación desde chico sobre cooperativas, la cosa es complicada.
Ya hablamos de los tres niveles del Estado, quiero saber también sobre algunos de los poderes del Estado. Las gestiones que mencionaron tienen que ver con el ejecutivo municipal, el Ipcymer y el Inaes también forman parte de ejecutivos (provincial y nacional). ¿Y los poderes legislativos: los concejos deliberantes, legisladores provinciales o nacionales, se interesaron en algún momento?
P: Acá en Concepción del Uruguay todo lo que logramos fue a través de Lauritto. En Gualeguaychú se movieron con otros políticos que ni me acuerdo los nombres, y buscaron apoyo también con (Alfredo) De Angeli, que es de ahí y es senador nacional. Cuando nos entregaron la matrícula, fuimos a Paraná y justamente nos la entregó De Angeli que estaba presente. Si era para la foto es otra historia. ¿Cuánto se rompió por nosotros? No sé.
En estos cinco años posteriores a la quiebra ¿algún legislador levantó el tubo para preguntar cómo estaban o si necesitaban algo?
P: Olvidate, ya ahí carreteamos solos.
Educar en cooperativismo
Desde la experiencia de haber vivido todo esto, ¿qué importancia le darían a la enseñanza del cooperativismo en el sistema formal de educación? ¿Creen que ayudaría a que las personas estuvieran más preparadas para tomar acciones como las que encararon ustedes ante situaciones similares?
C: Sería importantísimo. Yo recibí en la escuela una noción básica de cooperativismo. En la escuela 110 teníamos la cooperativa escolar Arco Iris que juntaba dinero para comprar útiles que se vendían a precios menores que en una librería. Yo además soy bombero voluntario, ahora con la experiencia de la cooperativa me estoy sumando a la idea de crear una mutual para bomberos en la provincia. Para mí la enseñanza en la escuela es fundamental. Si esto se enseñara más tendríamos otros valores y la gente se animaría a formar cooperativas. La solidaridad es un valor que se fue perdiendo en la educación y es de lamentar, porque en la situación que está el país sería muy importante la formación de cooperativas.
M: Yo no tenía ninguna experiencia cooperativa, ni en primaria ni en secundaria, las hice en un colegio religioso de Nogoyá. Por eso cuando tuve a mi hija no la iba a mandar a un colegio privado, nunca la mandé. Escuchándolos a ellos te das cuenta que lo que aprendés de chico, podrás olvidarte, pero cuando llega el momento lo recordás, te viene a la mente lo que viviste en ese momento.
P: Me parece que la discusión permanente que vamos a tener en este país es qué es lo que queremos. Si gobernar para corporaciones o gobernar para la mayoría del pueblo, independientemente del pensamiento político y del pensamiento religioso.
C: Al empresario no le conviene que se formen cooperativas, es lógico.
P: Por eso, son modelos políticos y económicos, qué es lo que queremos hacer de este país.
La pandemia
P: Nosotros nos vimos muy afectados por la pandemia. Tenemos personal de riesgo, que tuvo que aislarse y ahí a ver cómo armar para que uno haga de chofer, de telefonista... Lo fuimos surfeando, pero no fue fácil. Compañeros o compañeras con más de 65 años en la casa, otros por tener asma, en fin, no podés desligarte de ese tema, y eso también nos trajo discusiones al interior de la cooperativa, alguien que te dice “yo vengo y pongo el cuerpo y estos acá están cobrando”, eso desgasta, y además en la pandemia se complicó cobrar algunas cuentas, empresas a las que se les complicó mucho...
M: Tuvimos que hacer contemplaciones con muchas empresas, que tuvieron que cerrar, escuelas, jardines, restaurantes, gimnasios, todas esas áreas protegidas no salió factura. No había actividad, ¿qué ibas a facturar? De a poquito se empezó y ahora está casi normalizado, pero fue complicado.
C: Y eso también fue una actitud solidaria de nuestra cooperativa, de contestarles y no cobrarles la cuota, porque si hubiese sido una empresa privada… Y sobre las discusiones, si compramos ambulancia, un furgón… son positivas, porque son discusiones de crecimiento. Un desafío que nos queda es gestionar nuestra propia sede con el Inaes, un subsidio con el objetivo de crecer más, incorporar consultorios, hacerlo en nuestro propio local, no seguir alquilando.
El desafío de ser patrones de sí mismos
Varios de ustedes venían con muchos años de labor en la empresa, y de repente se encontraron con el desafío de hacerse cargo de esto o correr el riesgo de quedarse sin trabajo. ¿Cómo se vivió el temor de que fracasara el proyecto? ¿Cómo lo vivieron sus familias?
M: A mí en ese momento me faltaban seis o siete años para jubilarme. Y ese temor estaba. Lo viví como un desafío, partíamos de no tener nada, no sabíamos en que íbamos terminar. La familia es fundamental, más allá del sostén económico es el hecho de dejar de dedicarle tiempo a la familia para esto, viajes, reuniones, cumplir horas acá… Yo ya tenía chicos grandes, tuve mucho apoyo por parte de mis hijos como de mi marido. Si no hubiera tenido el apoyo de ellos habría bajado los brazos.
C: No es fácil el cambio. Incluso con compañeros nuestros que no estaban convencidos, preferían tener un patrón, pero de a poco fuimos “cambiando el chip” y hoy se están viendo los resultados. Esas personas están viendo que se puede dar continuidad, cobrar el sueldo todos los meses, ir creciendo, porque la incorporación de lo que sea con el dinero de la cooperativa es esfuerzo de todos, desde un teléfono para modernizar hasta una nueva ambulancia. Y a todo eso lo están viendo personas que no estaban muy convencidos del beneficio en algún futuro.
P: En 2016 yo estaba haciendo los trámites para jubilarme en la docencia, y me salió en el 2017, por lo tanto lo mío es menos afligido que mis compañeros. Pero igual consideré que tenía que seguir, por los casi 30 años metido en la empresa. Era una cuestión de amor propio: haberle dedicado tanto tiempo para que después los dueños tomen y se pasen todo por el traste. Hoy en día no te voy a decir que todo es color de rosas, no es así, vos sabés cómo es el cooperativismo, todos opinamos, todo es un voto, se discute todo, pero con la tranquilidad de que lo que decidimos lo llevamos adelante y así vamos a seguir.
C: La continuidad nuestra con la cooperativa demostró que la quiebra era fraudulenta: había recursos como para seguir trabajando. Eran otros los motivos.
M: Sí, ellos llevaron a esto porque lo quisieron, era una quiebra fraudulenta. El desafío era demostrar que esto, bien hecho, con honestidad, solidaridad y todo claro podía salir adelante. Y fijate, no solamente estamos cobrando todos los meses, sino que compramos dos ambulancias, más todo lo que compramos desde medicina, computadoras, mientras que la sociedad anónima los últimos años no había comprado nada. El vaciamiento se notaba, lo tenían planeado.
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