Una canción ideada por algún argentino, le pregunta al Brasil cual es la sensación de “tener en casa a tu papá.” Lo más coherente es que padre e hijo vivan juntos, pero se trata de otra cosa. Papa, es aquí quien domina, humilla y castiga. Un ser profundamente machista.
Por ANÍBAL GALLAY (Especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL)
Una letra tribunera se ha instalado en el mundial de fútbol comienza invocando a Brasil y espetando con cierto tono canchero propio del porteño fanfarrón: “qué se siente tener en casa a tu papá…” Y después describe aquel gol de Caniggia de Italia ´90. Un gol pensado por Maradona y ejecutado finamente por el Pájaro. Este gol, habría sido el hecho desencadenante de una supuesta paternidad. Claro que para que haya paternidad, tendrá que haber alguna relación sexual. Así, al parecer aquel partido tiene la impronta de un encuentro sexual… Esto en la misma línea de las roturas anales a la que son tan afectas las hinchadas futboleras.
Pero es bastante complicado hablar de paternidad (siguiendo ese retorcido razonamiento) sobre una Selección que ha conquistado cinco veces el campeonato del mundo. Se han jugado, con este, 20 mundiales, y Brasil se ha llevado cinco, es decir el 25 por ciento. Argentina ha logrado dos, es decir el 10 por ciento. Italia tiene cuatro, Alemania tres, y después vienen Francia, España e Inglaterra con una cada una. Falta Uruguay que conquisto dos, una de ellas en 1950, y que todavía resuena en el Maracaná.
En cuanto partidos jugados entre Argentina y Brasil, lo largo de de cien años, hay una paridad notable. De modo que no es muy acertado traer a cuento paternidades. Si cada partido es un encuentro no exento de penetraciones, estas han sido tantas para una escuadra nacional como para la otra.
Además no deja de ser notable que se haya olvidado que en 1945 Brasil le hizo seis goles a la selección Argentina, y en el mundial de 1958, Checoeslovaquia le ganó 6 a 1, en el mundial de Suecia. En 1974 hubo un contundente 4 a 0 de Holanda, que a la postre sería subcampeón. Y en el 2010 Alemania se despachó con un cuatro a cero, siendo Diego Maradona un singular técnico. Y no se puede olvidar aquel 5 a 0 de Colombia Y más aun , Bolivia le convirtió seis goles, en las eliminatorias. Todos serian “papás” de Argentina, menos Checoeslovaquia que desapareció del mapa político.
El fútbol es un juego de varones. Asimilar el triunfo o la derrota a la posición que se ocupará en la relación sexual, es por lo menos un concepto machista. Y terminara siendo esto una orgía descomunal.
Y están quienes creen que en un mundial de fútbol se juega el destino del mundo. Así derrotar a países poderosos es nada menos que derrotar al imperialismo. Los jugadores de los países periféricos, serian algo así como luchadores idénticos al mismo Che Guevara. Para conceptualizarlo mejor: un partido de fútbol es también una lucha política. Es un matiz de la lucha por la liberación. Es harto notable esto, porque es muy posible que los jugadores ni siquiera tengan una remota idea de el papel que se les asigna.
Y por supuesto hubo denostaciones insultos, e improperios hacia Máxima Zorreguieta, quien dijo que iba a hinchar por Holanda. Es holandesa. Renunció a su condición de argentina, y eso no la convierte en traidora. Y es interesante ver este nacionalismo rancio. Es el concepto medieval de la naturaleza del siervo de la gleba quien estaba obligado a quedarse en el lugar donde había nacido. Y debía ser fiel a su señor, con la fidelidad que se le exige a los perros y a los caballos. No era un hombre libre. Y estos progresistas político- futboleros, terminan siendo profundamente reaccionarios enarbolando conceptos medievales.
Ser “tu papa” es superior, al parecer, que ser hijo. Hubo sexo y el que gana es quien hace de papá, de macho, de hombre. ¿Y el derrotado? Es femenino.
Todo bastante básico, elemental, primario y profundamente retrógrado.
anibalgallay52@hotmail.com
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