Columna a opinión a cargo de Julio Majul. ¿Estamos hablando de la deuda total del país? ¿O de la deuda con extranjeros? ¿De la deuda en dólares? ¿O en pesos? ¿De qué hablamos cuando se habla de deuda?
Por JULIO MAJUL
El kirchnerismo y el kristinismo (que no son términos sinónimos, al menos en lo económico) afirma que la Argentina se desendeudó en la década que gobernaron.
Casi todo el resto de las expresiones políticas dicen que (al contrario) la deuda argentina aumentó.
Estos son pensamientos de alguien que no es economista, pero que dedicó a la política económica muchas (seguramente la mayoría) de sus horas de reflexión.
LA FALTA DE ESTADÍSTICAS CONFIABLES
Para pensar este tema (como muchos otros de política económica argentina) tropezamos con un primer problema: la falta de estadísticas confiables, y la constante manipulación que de ellas han hecho los gobernantes, especialmente Menem/Cavallo y Kristina/Kiciloff.
FALTA DE CONOCIMIENTO DEL VALOR REAL DEL DÓLAR
El segundo problema es la constante manipulación del precio del dólar en relación al peso que han hecho casi todos los gobiernos (al menos, desde el horrible Videla/Martínez de Hoz) y el poder que tienen sobre este tema un puñadito de gente rica, que puede especular (y lo hace) con esto, para hacerse más y más ricos.
CONSECUENCIAS
La consecuencia de las realidades antes referidas es que todo lo referente a la deuda es discutible, porque depende de a qué cifras se refieran los distintos análisis.
LA DEUDA ARGENTINA TOTAL HA AUMENTADO, SIN DUDA
Nadie puede negar (ni se niega, en realidad) que la deuda total de la Argentina ha aumentado.
O sea: si se incluyen todos los acreedores y todos los tipos de moneda, puede decirse que la deuda se incrementó desde 1976 (derrocamiento de María Estela Martínez de Perón) hasta 2016 (gobierno de Macri) aproximadamente desde menos de 8.000 millones de dólares (en adelante lo indicaremos como MD) a 170.000 MD. Observen cómo será de terrible el desastre que se ha hecho con las estadísticas que, por nuestra parte, usamos las del INDEC; pero otros estiman que actualmente la deuda global es de 250.000 MD; y lo explican con otras estadísticas.
Obviamente, ningún país serio puede tener tamaña diferencia en la valuación de algo que debiera ser de manejo público. Pero hace muchos años que el nuestro no es un país serio.
De todos modos, más allá de la discrepancia en cuanto al monto total actual, no cabe duda que la deuda total ha crecido desmesuradamente.
DIFERENCIA ENTRE DEUDA CON EXTRANJEROS Y NACIONALES
Ustedes se preguntarán qué importa a quién se le debe; de todos modos, se debe.
Pero hay una enorme diferencia, que es sin duda mérito de esta década. Más de la mitad de la deuda es con el Banco Central argentino y con entes estatales, como la ANSeS. Y menos de la mitad (entre el 40 y 45%, según quién opine) es con extranjeros.
Fácilmente puede verse que, en la peor de las hipótesis, la Argentina debe 112.500 MD (45% de 250.000) a extranjeros en dólares y otras monedas extranjeras; y 137.500 MD al propio Estado argentino. Esto (insisto) en la peor de las hipótesis.
IMPLICANCIAS DE ESTAS CIFRAS
Lo antedicho implica que la deuda con extranjeros, desde el acceso al gobierno de Néstor K, se ha mantenido más o menos estable, gracias a los exitosos canjes de 2005 y 2010.
¿Qué significa esto? Que la deuda que nos pueden pedir que paguemos en monedas que debemos conseguir, no nuestra, y entes y empresas extranjeras, a las que no podemos controlar, es de 112.500 MD. Luego veremos si hay que pagarlo, pero que existe para los gobernantes como deuda, es un hecho. Como fue para todos, desde Videla/Martínez de Hoz hasta Kristina/Kiciloff. Todos, sin excepción.
EL REBELDE SOLITARIO
Hay que señalar que el único que se opuso (tenazmente) al pago de lo que se nos reclamaba como deuda, fue Bernardo Grinspun, el primer ministro de Economía de Alfonsín. Pero (como se olvida fácilmente) Grinspun fue expulsado del ministerio, se proclamó una economía de guerra, asumió Sourrouille, cuyos planes (Austral, Primavera) tenían como prioridad … pagar la deuda que nos reclamaban los acreedores extranjeros.
Así nos fue: Alfonsín sufrió dos hiperinflaciones (sin explicación racional económica, sobre todo la segunda; sólo explicables por el poder económico, sobre todo financiero, multinacional).
Interesadamente, se deja en el olvido esta parte de la historia; no debemos hacer el juego al capital multinacional. Debemos recordar.
LA DEUDA INTERNA HAY QUE PAGARLA. TODA, NO SÓLO LA FINANCIERA
Ya hemos dicho que la mayor parte de la deuda financiera de la Nación es con el propio Estado. No por ello hay que pensar (como parecen pensar algunos kristinistas) que no la pagaremos. Debemos evitar que se produzca otro pagadiós, como el de Onganía con las Cajas de Jubilaciones, que de un plumazo quedaron descapitalizadas, porque el Estado decidió no devolverles el dinero que había pedido prestado. Espero que no pase lo mismo con la ANSeS, y que los jubilados algún día cobren lo que deben, no lo que a los gobernantes se les ocurre pagar.
Pero esto es parte de otra historia, que merece contarse.
Tal como la verdadera deuda pública, que también hay que explicar cuál creo que es.
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