En forma permanente muchos sectores insisten en que la alta inflación se debe a que el país gasta mucho más de lo que recauda. Pero hay más de 100 naciones que tienen un mayor déficit en sus cuentas, incluso las potencias. El peso de los impuestos, la deuda y la dimensión del Estado tampoco lo explican. Pese a la prédica de los profetas del ajuste.
Por GABRIEL MICHI (*)
Hay una idea instalada en la Argentina de que el gran problema de la economía del país tiene que ver con que el país gasta más de lo que recauda y que esa es la principal causa de la inflación galopante. Es más, desde gran parte del arco político se señala que si se bajara el gasto público las cosas comenzarían a acomodarse. Y, para eso recurren a distintas fórmulas que siempre llevan al mismo camino: el ajuste. Incluso lo simplifican con un ejemplo doméstico: ¿Qué hace una familia cuando tiene más gastos que ingresos? Y la respuesta obvia: recorta esos gastos. Ahora bien, un país es muy diferente que un hogar y tiene complicaciones mucho más profundas. Pero la pregunta que cabe es si Argentina tiene tanta inflación por ese gasto excesivo por sobre lo que recauda. Y si eso es distinto en otros países, que no tienen inflación y que encima son grandes potencias. Y la verdad es que las propias estadísticas contradicen esa premisa. De hecho, según datos de 2021, Argentina está muy lejos de ser el país con mayor déficit del Mundo. Aparece en el puesto 108 de ese ranking. Un ranking de 192 países en el que sólo 24 tienen superávit. Y de esos con saldo positivo sólo cinco son considerados como economías desarrolladas.
El país de Latinoamérica con mayor déficit es, a su vez, la mayor economía de la región. Brasil, que en 2020 tuvo un saldo negativo del 13,33%, no sólo encabeza la lista de las naciones con mayor déficit en la zona, sino que aparece en el 10° lugar de la lista mundial. El déficit brasileño alcanzó en ese año de la Pandemia los 170.000 millones de dólares. Vale decir que Brasil es gobernado por un presidente de extrema derecha como Jair Bolsonaro, que en más de una ocasión ha criticado el rol de un Estado más presente y que gasta más de lo que obtiene.
También una mega potencia macroeconómica mundial como lo es India aparece entre los primeros lugares (puesto 13). Ese gigante asiático, que en poco tiempo va a superar a China como el país del Mundo más habitado (unos 1.400 millones de personas) tuvo en 2020 un déficit del 12,76%, que alcanzó casi los 300.000 millones de dólares.
En el puesto 19 del ranking de países con más déficit aparece otra nación desarrollada como Israel. Con un 10,83% de saldo negativo, representado por casi 40.000 millones de dólares de egresos por sobre los ingresos.
China, la segunda gran potencia mundial, figura en el lugar 22 entre los países con mayor déficit. A pesar de sus exportaciones récord, el boom económico del gigante asiático también se cimentó en un enorme crecimiento de sus importaciones y el mayor gasto público para sostener la producción y el consumo de sus industrias y habitantes. China tuvo un saldo negativo del 10,69% con una cifra en números que impresiona: su déficit fue representado por casi 1,4 billones de dólares, cifra sólo superada por su rival EE.UU.
En el puesto 28 de los países con más saldo negativo en sus finanzas aparece la tercera potencia del Planeta en materia de PBI: Japón tuvo un déficit -en 2020- del 8,95%, traducido en casi 400.000 millones de dólares.
Australia, una nación que muchas veces es tomada como modelo de lo que pudo haber sido Argentina de no mediar la accidentada realidad política que atravesó el país -con un sinnúmero de Golpes de Estado- aparece 31 entre las que tiene déficit más elevado (8,59%), con más de 100.000 millones de dólares en esa cuenta.
En cuanto a otras potencias del Mundo que aparecen antes que el ejemplo criollo en la nómina de los que gastan más de lo que recaudan figuran el Reino Unido (puesto 39, 7,99% de déficit); Italia (51°, 7,20%); España (56°, 6,87%); Francia (63°, 6,60%); Sudáfrica (66°, 6,41%); Bélgica (86°, 5,50%); y Canadá (102°, 4,71%), entre otros.
Argentina está en el puesto 108 entre los países con mayor déficit, con un 4,58%, equivalente a unos 18.904 millones de dólares, de acuerdo a los datos de 2021. Eso equivale a cerca del 4% en relación a su PBI (480.000 millones de dólares). Si se invirtiera la ecuación se podría decir que este país ocupa el puesto 84 entre los de menor déficit y si se excluyera a los superavitarios y sólo se dejara a los que tienen un saldo negativo en sus cuentas, Argentina estaría en el lugar 60, de un total de 168 que presentan sus finanzas en rojo.
De hecho, sólo 84 países (de 192) tienen menos déficit que esta nación. Y, como se dijo, apenas 24 tienen superávit. De esas, hay apenas cinco que pueden ser consideradas como potencias económicas: Corea del Sur, Rusia, Luxemburgo, Dinamarca y Noruega. El resto de las economías superavitarias son de países pequeños, en muchos casos insulares, y con poco ejercicio de intercambio comercial. Salvo algunas excepciones. La nación con un saldo más positivo es Nauru, una pequeña isla con 11.000 habitantes, ubicada en la Micronesia, y que logró en 2021 un saldo positivo de sus finanzas del 43,75%. Fueron 49 millones de dólares, en un país que tiene un PBI anual de poco más de 100 millones.
Los únicos países de Sudamérica que tuvieron un déficit fiscal menor que la Argentina fueron Uruguay (2,65%) y Perú (2,59%). Y no hay nación en la región que tenga superávit en sus cuentas. Todos gastan más de lo que recaudan. Y, en muchos casos, el problema de inflación es infrecuente. Es decir que la conclusión de que el origen de todos los males de la Argentina es el déficit fiscal, está muy lejos de ser una realidad inobjetable. Mal que les pese a los profetas del ajuste y del "déficit cero".
Otras viariables
Argentina es el octavo país del Mundo en cuanto a su superficie (2 780 400 km2). Sin embargo, ocupa el puesto 28 en cuanto a su PBI, sólo superada en América Latina por Brasil y México. Y, lo que es peor, aparece en el lugar 72 en cuanto al PBI per cápita (alrededor de 10.000 dólares por persona). Es decir, es un país que potencialmente podría ser mucho más rico en lo macroeconómico, pero que además es terriblemente injusto en la distribución de los ingresos que genera. Argentina figura en el puesto 126 del índice Gini, el coeficiente que se utiliza para medir la desigualdad que existe entre los habitantes, mediante la comparación de sus salarios, con un 42,3 (sobre 100), en una tabla que encabeza Eslovaquia, como el país más igualitario (8,33) y que tiene a Sudáfrica como la nación menos equitativa del planeta (63 de coeficiente).
Encima Argentina es una nación con una enorme deuda pública: unos 350.000 millones de dólares. Eso la ubica en el puesto número 21 de los países más endeudados. Ahora bien, si se tiene en cuenta ese endeudamiento, en relación al PBI, representa el 80% -según datos de 2021-, muy debajo de otras naciones como Japón, el país que encabeza la nómina de más endeudados respecto de su Producto, con un 259% (alrededor de 11,5 billones de dólares de endeudamiento). Italia tiene un 150% de deuda con respecto a su PBI; EE.UU. un 134%; Singapur un 132%; Portugal un 127%; Francia y Canadá un 112%; Bélgica un 108%; Brasil un 98%; el Reino Unido un 95%; India un 90%, sólo por nombrar a las potencias que anteceden a Argentina (hay muchas otras más empobrecidas) en ese ranking en el que ocupa el lugar 51 a nivel mundial. Y, a las que rara vez, desde organismos internacionales se les exige mayores planes de ajuste para afrontar sus deudas.
En cuanto al volumen de endeudamiento del país por habitante, Argentina aparece en el puesto 54, con alrededor de 7.300 dólares per cápita. Muy lejos del país que encabeza la lista y que es nuevamente Japón, con más de 90.000 dólares de deuda por habitante. Singapur aparece segundo con 83.000 dólares y EE.UU. tercero con 75.000 dólares. Todos los primeros lugares de esa nómina de mayor deuda per cápita lo integran grandes potencias desarrolladas. En conclusión, el efecto del peso de la deuda pública tampoco para ser una razón unívoca para explicar los problemas argentinos.
Presión impositiva
Otra de las cuestiones que sí aparecen en el radar de los que teorizan sobre cuáles son los problemas que llevan a la Argentina a enfrentar crisis recurrentes es la "presión impositiva" que, según muchos especialistas, llevan a que más del 40% de la economía esté en negro. Sin embargo, según un informe de la CEPAL, las retenciones impositivas en la Argentina rondan el 29%, por debajo del 35% que en promedio tienen los países de la OCDE.. Sí es cierto que, después de Brasil (que tiene un 35,1% de impuestos) y Uruguay (30%), Argentina es el tercer país de la región con mayor carga en la materia. Una región donde el promedio es 18% de impuestos. Es claro que si más sectores pagaran los impuestos que evaden o eluden, entonces la presión tributaria en el país entre los que sí pagan todo en tiempo y forma sería menor. Más si se redujeran los enormes márgenes de ganancias que suelen tener algunas empresas que en otras naciones suelen ser bastante menores.
Según la CEPAL, en la Argentina, gran parte de la recaudación fiscal proviene de los impuestos indirectos (46%, entre ellos el IVA). Y eso resulta regresivo, ya que se les cobra a todos por igual, con lo que perjudica a los más desfavorecidos. En cambio, "en los países de la OCDE, la mayor porción de los impuestos viene de los impuestos directos (más de un 40%), que se les cobran a personas y empresas de manera progresiva; es decir, paga más quien tiene más. Los impuestos indirectos representan apenas el 31%". Eso potencia las desigualdades en Argentina.
Y hay muchos que sostienen que el alto nivel de impuestos que se paga tiene que ver con sostener un Estado "elefantiásico", con muchos empleados públicos. Sin embargo, en Argentina el 17% del total de empleos son el sector público, un punto por debajo de los países de la OCDE, cuyo promedio de ubica en el 18%. Seis de cada diez empleados públicos que trabajan en esta nación lo hacen en las áreas de Educación, Salud y Seguridad, áreas centrales e imprescindibles en el funcionamiento de un Estado. Sólo un tercio desarrolla tareas administrativas. El 80% de los empleados trabaja en las estructuras estatales de las provincias y municipios.
Es decir, que ni el déficit fiscal, ni el nivel de endeudamiento, ni el gasto público, ni un nivel excesivo de carga impositiva, sirven para explicar la enorme inflación que ubican a la Argentina al tope de la inflación a nivel mundial. Y con índices de pobreza y, sobre todo, de desigualdad que carcomen su tejido social. Las respuestas, en todo caso, habría que buscarlas por otros lados. Mal que les pese a los profetas del ajuste.
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