“La trágica muerte de Francisco Ramírez, propia de un caballero medieval, parece eximirlo de su deplorable actuación política incluida la traición”, escribe Aníbal Gallay.
Está en marcha una idea consistente en recuperar la vida y el legado de Francisco Ramírez, creador de la Republica de Entre Ríos después de firmar el Pacto del Pilar, traicionar a José Artigas y pretender suplantar su figura. Ramírez será el principal responsable del caos anárquico en que vivieron las Provincias Unidas entre 1820 y 1852, hasta la caída de Rosas. Ramírez expulsa de la escena política al único hombre con capacidad dirigencial y una sólida claridad de ideas. Pero Ramírez lo derrota y sus pretensiones personales lo llevan a aventuras insostenibles. Muere en 1821. Buenos Aires recupera su hegemonía que se consolida con los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Paradojas de la historia: Rosas gobierna veinte años en nombre del federalismo.
Por Aníbal Gallay
La trágica muerte de Francisco Ramírez, propia de un caballero medieval, parece eximirlo de su deplorable actuación política incluida la traición.
Este 2020 y el próximo 2021 se cumplen dos siglos de varios hechos que sacudieron de raíz la política rioplatense y retrasaron la puesta en marcha de un país federal. Ramírez es responsable (no el único, claro) que el país no haya podido organizarse. Ramírez se encargó de eliminar de la escena al único hombre con capacidad de conducción y suficiente firmeza de principios como oponerse al centralismo porteño.
La Batalla de Cepeda terminó siendo una victoria a lo Pirro. En el Pacto del Pilar se desnuda la sibilina actuación del lugarteniente de Artigas. Para 1820 había construido trabajosamente la Liga de los Pueblos Libres, abarcando un amplio territorio desde la Banda Oriental hasta Córdoba. Además incluía Misiones, Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos. Con esa base territorial y el apoyo de los dirigentes locales era posible pensar en una organización nacional.
EL FATÍDICO PACTO
Para una ubicación en el contexto, lo que reclamaba Artigas de las autoridades centrales era que actúen frente a la invasión del imperio lusitano. No deja de ser llamativo que tan sólo cuatro años después de la eliminación de Artigas, Buenos Aires acepta a la Banda Oriental como integrante de las Provincias Unidas, lo que desata la guerra. Que fue otra victoria a lo Pirro, porque las Provincias Unidas pierden un importante territorio. Es decir que el problema para los porteños era este oriental, al que había de eliminar sea como fuere. Y ahí estuvo Francisco Ramírez, representante de Artigas en esta delicadísima situación en la que se jugaba la integridad del territorio. El artículo 3° desnuda el cinismo con que actuó Ramírez
Artículo 3°
“Los gobiernos de Sta. Fe, el de Entre Ríos por sí, y a nombre de sus provincias recuer¬dan a la heroica provincia de Buenos Aires, cuna de la libertad de la nación, el estado difícil y peligroso a que se ven reducidos aquellos pueblos hermanos por la invasión con que los amenaza una potencia extranjera que con respetables fuerzas opone la provincia aliada de la Banda Oriental. Dejan a la reflexión de unos ciudadanos tan interesados en la independencia y felicidad nacional el calcular los sacrificios que costará las de aquellas provincias atacadas, el resistir un ejército imponente careciendo de recursos, y aguardan de su generosidad y patriotismo auxilios proporcionados a lo arduo de la empresa ciertos de alcanzar cuanto queda en la esfera de lo posible.”
Entre la batalla de Cepeda y el Pacto del Pilar transcurren 20 días. Pudo Ramírez enviar comisionados para consultar a Artigas, pero Ramírez ya tenía en su mira suplantar a quien ahora se menciona como gobernador de la Banda Oriental y no Protector de los Pueblos Libres. Manuel de Sarratea y sus asesores prometen un congreso en San Lorenzo para organizarse bajo el sistema federal. Y tras cartón, cláusulas secretas en la que Buenos Aires aporta armas y dinero. Ramírez regresa a Entre Ríos y el enfrentamiento con Artigas es inevitable. En unos pocos enfrentamientos Artigas es derrotado y se exilia en Paraguay hasta su muerte, en 1850.
EL SUPREMO
¿Qué se le ocurre a Ramírez después de eliminar al principal dirigente del federalismo? Funda una caricatura de país al que llamó República de Entre Ríos. Desde ya que el Congreso prometido nunca llegó.
Estanislao López, mientras tanto, firmará con Buenos Aires el Tratado de Benegas. Veterano caudillo santafesino recibió 20 mil cabezas de ganado como compensación. López ya no era una molestia. Las pretensiones de Ramírez se ven destrozadas cuando López se niega a aliarse para llevar otra vez la guerra a Buenos Aires. La idea de Ramírez de recuperar la Banda Oriental queda sin sustento material. Cruza el Paraná y después de algunas escaramuzas muere en los aledaños de Santa María del Río Seco, provincia de Córdoba. Lo decapitan y su cabeza es expuesta en el Cabildo de Santa Fe. Tenía 34 años. El porteño Mansilla (un quinta columna) será una pieza clave en la derrota y muerte del entrerriano.
La República de Entre Ríos no sobrevivió porque no tenía ningún fundamento histórico. Fue un invento de Ramírez, un émulo caricaturesco del Protector. Puede decirse a favor de Ramírez que tomó algunas medidas administrativas propias de un artiguista. La obligación de la enseñanza primaria, el reglamento de carácter constitucional y el llamado a comicios para elegir autoridades, entre otras.
El Tratado del Pilar significó la disolución del gobierno nacional. La constitución de 1826 no rigió en los hechos. La independencia de la Banda Oriental, el fusilamiento de Dorrego prepararon el camino para que Buenos Aires se haga del poder bajo Juan Manuel de Rosas. Fue la derrota histórica de las provincias, derrota que se había iniciado con la traición de Francisco Ramírez, sólo diez años antes.
anibalgallay@hotmail.com
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