Robert Francis Jr. es hijo de "Bobby" y sobrino de JFK. Se presenta como candidato independiente a la Presidencia aunque era demócrata. Compite con Biden y Trump.
Cuando se piensa en las próximas elecciones que se disputarán el 5 de noviembre de este año en los Estados Unidos, sólo vienen a la mente dos nombres: el del actual presidente Joe Biden y el de su antecesor Donald Trump.
Más allá de que aún falta la formalización de sus candidaturas por las Convenciones del Partido Demócrata para el primero, y del Partido Republicano para el segundo, eso es sólo un trámite ya que no hay obstáculos internos en sus designaciones.
Sin embargo, no son los únicos que aspiran a conquistar la Casa Blanca durante el período 2025-2029.
Hay un tercero en discordia. Y no es un nombre más. Su apellido es sinónimo de una de las más importantes dinastías políticas de la Historia de los EE.UU.: se trata de Robert Francis Kennedy Junior, quien en abril de 2023 lanzó su candidatura dentro de los demócratas pero luego decidió ir como independiente.
Si bien en la historia bipartidista de la principal potencia del Mundo es muy difícil que se pueda colar una tercera opción, el peso del apellido Kennedy en la memoria colectiva de los estadounidenses y en la tradición política del país, abre algunos interrogantes.
El postulante a la Casa Blanca es hijo del ex Fiscal General, senador y candidato presidencial Robert Francis Kennedy, "Bobby", quien fue asesinado en plena campaña electoral en 1968 en Los Ángeles por un palestino que le reprochaba su apoyo a Israel.
Además, el actual postulante al Salón Oval es sobrino del popular y emblemático ex presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy, "JFK", quien también fuera asesinado en el ejercicio de sus funciones el 22 de noviembre de 1963, mientras circulaba en una comitiva en un auto descapotable -junto a su mujer "Jackie"- por Dallas (Texas) y recibió varios disparos. El acusado de ese magnicidio fue Lee Harvey Oswald, pero aún hoy el caso sigue despertando todo tipo de sospechas y miradas conspirativas.
En cuanto a su perfil, Robert Francis Jr., es abogado, activista anticorporaciones, con una militancia ambientalista muy marcada: es presidente de la junta directiva de Waterkeeper Alliance, un grupo ambiental sin fines de lucro que ayudó a fundar en 1999.
Su discurso impacta en sectores que se sienten hartos de la política tradicional y de tener que elegir por descarte entre los dos candidatos que ya se enfrentaron en 2020, Biden y Trump. Ese escenario repetido se tradujo en una enorme falta de entusiasmo de muchos estadounidenses frente a las opciones hegemónicas que se le presentan este año. Por eso se vuelcan hacia el tercero en discordia.
Hay algunas encuestas que incluso lo presentan como un tercer candidato que puede "morder" un segmento importante de los votantes. Dos de los grupos en los que Kennedy se mostró más fuerte en las sondeos -los electores menores de 30 años (18% de apoyo) y la comunidad latina (14%)- suelen ser votantes demócratas sólidos, lo que preocupa especialmente a los estrategas de la campaña del partido que hoy está en el Gobierno. De hecho, Biden solo tiene el apoyo de la mitad de los votantes negros en la contienda, pese a algunos posicionamientos extremos de Trump.
Gran parte del apoyo que Kennedy recolecta llega a través de las redes sociales, con mensajes fuertes y directos. Así entre quienes se informan por esas plataformas, el candidato independiente obtuvo el 16% de los votos.
Pero, a diferencia de Biden y Trump, sus seguidores parecen estar mucho menos comprometidos con su líder. En seis diferentes encuestas (Arizona, Georgia, Míchigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin), Estados en los que Biden ganó en 2020, el apoyo a Kennedy es fuerte: en ellos, sus potenciales votantes se ubican entre el 9% y el 12% . Y lo más llamativo es que se repartían por igual entre las ciudades, los suburbios y las zonas rurales, y entre los trabajadores con ingresos altos y los que percibían salarios más bajos.
Kennedy tiene 70 años, algo que resultó clave en estas elecciones ya que el tema de la edad de los dos principales candidatos (Biden con 81, Trump con 77) se metió de lleno en la campaña. Y el postulante independiente aparece como el más joven de las tres opciones. Está casado, en tercera nupcias, con la actriz Cheryl Hines (58).
Es padre de tres hijos de sus diferentes matrimonios. El abogado ambientalista suele hablar con voz tranquila, a veces entrecortada, y hay quienes aseguran que eso es producto de afección neurológica conocida como disfonía espasmódica. Se presenta como un defensor de la clase media frente a intereses poderosos. Y, como abogado, subraya haber ganado demandas contra mega corporaciones como Monsanto y DuPont.
En su búsqueda de apoyo popular ya Kennedy recorrió gran parte de los EE.UU., e incluso llegó a lugares que no suelen ser visitados por los candidatos presidenciales como Hawaii, Wyoming y Virginia Occidental.
También generó mucha expectativa en su presentación en Phoenix, Las Vegas y Nevada. Pero gran parte de la difusión de su imagen tuvo que ver con el uso de las redes sociales, como también entrevistas en podcasts o videos de YouTube.
En Las Vegas aseguró: “Puedo arreglar este país. He demandado a todas estas agencias que intimidan a los políticos normales (...) Cuando demandas a estas agencias, obtienes un doctorado en la captura corporativa y cómo desentrañarla”. Con eso se refiere a esos poderosos intereses privados que utilizan su lobby para influir en la decisiones gubernamentales o legislativas.
En el pasado, y dentro de su actividad ambientalista, fue abogado senior -entre 1986 y 2017- del Natural Resources Defense Council (NRDC), otra ONG sin fines de lucro. Y, en paralelo -entre 1984 y 2017- fue miembro de la junta y jefe de la fiscalía de Riverkeeper, otra Asociación Civil dedicada a proteger el río Hudson. Además fue profesor adjunto de Derecho Ambiental en la Escuela de Derecho de la Universidad de Pace, y fue supervisor y codirector de la Clínica de Litigios Ambientales de Pace Law School, que fundó en 1987.
El mes pasado Kennedy anunció -en Oakland, California- a su compañera de fórmula: la abogada y empresaria de Silicon Valley, Nicole Shanahan, quien inmediatamente donó otros 2 millones de dólares a la campaña, que sumó a otros 4 millones que ya había cedido antes de ser postulada.
La inversionista es considerada una de las primeras ejecutivas de Inteligencia Artificial, estuvo casada con uno de los fundadores de Google, Sergey Brin y el Wall Street Journal le atribuye incluso haber tenido una relación con el dueño de Tesla, Elon Musk.
Según el prestigios sitio "Político", la empresaria es una puerta al financiamiento del mundo tecnológico y sintetiza algunos de los valores de ese sector: libertarismo con mentalidad de "innovación", escepticismo institucional de la Costa Oeste e interés en el misticismo, los estilos de vida y las medicinas alternativas.
Ese perfil es el que predomina entre los tecno-utópicos de Silicon Valley, que antes se vieron seducidos por el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, pero que ahora se vuelcan por la figura disruptiva de Kennedy.
Pero el heredero de la dinastía más famosa de los EE.UU. tiene algunos episodios polémicos en su vida como, por ejemplo, su posición frente a las vacunas -a algunas de ellas las relaciona con el autismo- y fundó Children's Health Defense, un grupo antivacunas cuyo alcance creció rápidamente durante la Pandemia de COVID 19.
Sus cortocircuitos con el mundo científico, le han generado críticas incluso dentro de su familia. Con ellos ha tenido algunas idas y vueltas. De hecho, muchos miembros de su familia posaron con el presidente Joe Biden en una recepción del Día de San Patricio en la Casa Blanca en una foto que su hermana Kerry Kennedy publicó en las redes sociales.
En su posicionamiento por la Pandemia, su organización Children's Health Defense llegó a demandar a varias organizaciones de noticias, entre ellas The Associated Press, acusándolas de violar las leyes antimonopolio al tomar medidas para identificar información errónea, incluso sobre el COVID-19 y las vacunas contra el COVID-19. Kennedy renunció a la ONG cuando anunció su candidatura a la Presidencia, pero continúa con su asesoramiento legal.
Kennedy es crítico del apoyo de Estados Unidos a Ucrania. Pero, en cambio, defiende a Israel en su guerra contra Hamás. En ese plano propone una reducción en el gasto militar, pero también lo plantea en materia sanitaria, por los déficits presupuestarios. Detrás de su candidatura se alistan personas que desconfían de las instituciones y aquellos que creen que el gobierno ha sido capturado por corporaciones, especialmente compañías farmacéuticas, a las que ha atacado en particular con el tema de las vacunas: "no existe ninguna vacuna que sea segura y eficaz”, ha señalado además de instar a las personas a resistirse a las directrices de los CDC sobre cuándo deben aplicarse en los niños. Todo eso pese a la Organización Mundial de la Salud dice que las vacunas previenen hasta 5 millones de muertes cada año.
Con todo y a pesar del peso de su propio apellido, Robert Francis Kennedy Junior sabe que es muy difícil para un tercer candidato -que no vaya con el sello del Partido Demócrata o del Republicano- meterse seriamente y con chances en la competencia electoral.
De hecho, el último presidente que ganó sin el respaldo de un partido fue George Washington, pero claro, en ese momento todavía no existían. Y el último candidato de un tercer partido que llegó a la Casa Blanca fue Abraham Lincoln con el recién formado Partido Republicano, y que terminó su mandato en 1865, es decir, hace casi 160 años. Algo a lo que este hombre, con un apellido icónico, quiere desafiar. Y convertirse en algo más que un simple tercero en discordia.
(*) Artículo originalmente publicado en mundonews.com.ar. Se reproduce por gentileza de su autor.
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