El Miércoles Digital Concepción del Uruguay – Entre Ríos
Este jueves 18 de junio sus familiares despidieron al poeta y murguero uruguayense Carlos Daniel Da Silva. Tenía 45 años y cuatro hijos. La familia dejó un agradecimiento en especial a quienes estuvieron en estos momentos tan difíciles.
Informe: EL MIÉRCOLES DIGITAL
Foto: YAMI ROTTOLI
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Carlos Daniel Da Silva había nacido en Concepción del Uruguay el 24 de abril de 1975. Padre de cuatro hijos, Carlos tenía 45 años y se había destacado como poeta: sus obras aparecieron en diversas publicaciones, y además se editaron dos poemarios reuniendo parte de su producción: “Lágrimas de arena” (Ediciones del Clé, 2007), que apareció como suplemento de la revista literaria entrerriana El Tren Zonal en su edición 130, y “Todos los naufragios de un hombre que nunca vio el mar” (Ediciones del León Taurino, 2009).
La potencia de su labor poética se aprecia en textos breves como “La tormenta”: “Yo que vi de antemano la dirección que / la tormenta tomaría / y no fui capaz de huir hacia otro lado / no podré quejarme del daño que me cause / ni será comprendido mi llanto de cobarde, / seré un necio ante los ojos de la gente, / un barrilete en las garras de los vientos, / una palabra en los labios equivocados, / un silencio que vale una y mil imágenes”.
Además, sus textos fueron incluidos en distintas antologías poéticas, entre ellas en la Fiesta Provincial de la Poesía, que publicó la Editorial de Entre Ríos en 2007.
El escritor Carlos Nuss dijo de su obra: “La poesía de Carlos Daniel Da Silva va desde la profundidad ontológica hasta la urgencia. Como un Prometeo mortal que se atrevió a robar el fuego de los dioses y debe pagar el precio por ello”.
“El tiempo es un alquimista atroz / que transmuta el oro en barro / el barro en polvo / y el polvo en nada…”, escribió Da Silva. El escritor Javier Gauna, amigo personal de Carlos, escribió, en emocionante despedida: "Allí, en la poesía, encontró otra manera de asombrarnos. 'Ser el loco que quemó las naves, para seguir hacia el infierno' escribió, anticipándonos que no le importaba el reconocimiento sino que buscaba adentrarse en la aventura literaria para descubrir qué tantos paisajes podía susurrar" (ver enlace).
Además de su poderosa faceta poética, Carlitos era un apasionado murguero, e integró Manso Guachazo, una de las formaciones uruguayenses del género. Precisamente tras presentarse por primera vez con esa murga en la competencia carnavalera en Paysandú, El Miércoles Digital lo entrevistó (ver enlace).
Nacido en Concepción del Uruguay pero de raíz sanducera, Carlos le cantó a “sus dos orillas” en un díptico notable que define y une con amor y nostalgia, a ambas ciudades. “Desde el fondo de la historia unas voces / quieren devolverle sus ropas de juventud dorada / cuando a lomo de caballo y a fuerza de bravura / inscribió su nombre en el libro eterno de los cambios”, dijo sobre Concepción del Uruguay.
Su compañera, Martina Saül, sus hijos Ana, Ezequiel, Joaquín y Luciana, su madre, Milka Rodríguez, y sus hermanos Miguel, Carolina, Gustavo, Roberto, José, Romina y Ezequiel, participaron su fallecimiento y lo despidieron recordando que, dado el marco de la emergencia sanitaria, no se puede efectuar velatorio. Sus restos serán cremados este viernes.
La voz poética, la pasión murguera y la bondad de Carlos Daniel Da Silva no serán olvidadas en Concepción del Uruguay.
AGRADECIMIENTO
La familia de Carlos Daniel Da Silva desea hacer público su agradecimiento al Círculo Católico de Obreros, sus camilleros y todos sus empleados; a la Cooperativa Médica, al doctor Carlos Cherot y el equipo de Terapia Intensiva. A las enfermeras y a Maxi, el camillero, por su excelente trato con Carlos. A Karen y a Toto. Y finalmente, un agradecimiento especial a Martina Saül, quien tomó con amor su mano desde un principio y nunca la soltó. A todas estas personas, que hicieron más leve la partida de nuestro querido Carlos, nuestro eterno reconocimiento.
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