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El adiós a Leandro Marcó

En noviembre de 2024 falleció Leandro Nicolás Marcó, médico y docente universitario e impulsor de programas de fortalecimiento de la salud comunitaria. Leandro, además, había realizado su doctorado en Medicina estudiando la situación del asma en la niñez. En la UNER había dirigido el Programa Salud para Todos y la formación de médicos comunitarios.

REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES

 

Había nacido en Concepción del Uruguay el 29 de enero de 1954. Egresado de la Universidad Nacional de La Plata en 1978 como médico, sanitarista especializado en alergias y en ambiente, fue docente universitario titular en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNER, donde estuvo a cargo de la cátedra “Salud Pública”, uno de los temas que más investigó y trabajó a lo largo de su vida profesional.

Leandro Nicolás Marcó fue una de esas personas que a pesar de su compromiso con la vida de su comunidad, prefería el bajo perfil y la construcción lenta y firme, ladrillo por ladrillo, para aportar a una vida mejor para todos. Quizás por eso se despidió, en noviembre de 2024, de la misma manera, sin ruido, sin pompa, tras dar pelea a una enfermedad.

En la Facultad de Ciencias de la Salud fue impulsor y director del Programa “Salud para todos”, que durante varias décadas (fue creado en 1986) se propuso aportar, desde la universidad, al fortalecimiento de las estrategias de atención primaria de la salud desde una concepción más amplia que la tradicional y desde la comprensión de todos los procesos involucrados en los mismos. “Una perspectiva holística, abarcadora de todos los factores que hacen a la salud”, le gustaba aclarar a Leandro.

Una muestra de esa mirada se puede verificar en las áreas trabajadas en el Programa, que por ejemplo posibilitaron concretar —en conjunto con la Municipalidad de Concepción del Uruguay— avances para garantizar el acceso al agua potable en barrios postergados, como también cuestiones de alergias, de equidad de género o de contaminación de las aguas.

De Leandro fue la iniciativa de crear la carrera de Salud Ambiental en esa misma Facultad y, muchos años después, colaboró en la creación de la carrera de Medicina, de la que fue su primer director. Además fue referente académico del Programa “Médicos comunitarios”, destinado a formar profesionales comprometidos con el primer nivel de atención.

Tuvo un breve paso por la gestión pública en los años de la recuperación de la democracia: fue director de Salud de la Municipalidad de Concepción del Uruguay (1983-1987), en la intendencia de Juan Carlos Lucio Godoy, y también director provincial de Atención Primaria de la Salud.

Durante 2014 concluyó su doctorado en Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP.

Su pasión por las temáticas sanitarias se expresó también en investigaciones que lideró y que dieron como resultado diversos estudios científicos (entre ellos: “La turbidez como indicador básico de calidad de aguas potabilizadas a partir de fuentes superficiales” de 2004, “Aportes a la epidemiología del asma infantil”, de 2014, “Entorno socio-familiar y Asma en menores de 1 año”, de 2020).

Estudioso siempre activo, concluyó en 2014 su doctorado en Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la misma UNLP donde había recibido años antes su titulo de médico. Su investigación, que fue dirigida por José María Paganini, se plasmó en la tesis titulada “Ambiente y asma, ¿qué hay más allá de la alergia? Estudio epidemiológico del asma infantil en Concepción del Uruguay. Factores inespecíficos de riesgo”. Leandro la dedicó a su padre, Roque Jorge Marcó, quien “me señaló un rumbo de compromiso con la medicina y la salud pública”.

De su padre también heredó la convicción radical (marcada en su propio nombre) que si bien no militó desde lo partidario, orientó participación académica, social e institucional: la identificación de la educación pública de calidad y de una salud pública digna y completa como elementos insustituibles de la grandeza de un pueblo.

Leandro estaba casado con Laura Bobbett, era papá de tres hijos (María Laura, María Adela y Leandro Hipólito) y abuelo de cinco nietos.

El recuerdo de Leandro Marcó

Su sucesor al frente del Programa Salud para Todos, Francisco Savoy, lo recordó en diálogo con esta redacción, mediante las siguientes palabras:

“Leandro fue el único o casi el único sanitarista que tuvo la ciudad de los años 80 para acá. Realmente tenía una visión de la salud pública como estrategia central en todas las políticas, y formó a sus alumnos en esa lógica. Creía en la atención primaria como norte para mejor la calidad de la salud pública. Siempre se manejó intentando construir evidencia que estuviera disponible para los municipios o el gobierno. E intentó hacer extensión universitaria y conectar universidad y territorios”.

Juan Carlos Godoy, por su parte, dedicó este recuerdo a Leandro Marcó:

“Leandro por sobre todas las cosas fue un pensador y actor en la política desde muy joven. Radical de pura cepa por procedencia familiar como por su propio pensamiento, fue una persona, como su padre y su tío, con un enorme sentimiento social, de tiempos en que palabras como ‘médico’ y ‘politico’ eran sinónimos de ser naturalmente solidarios en la comunidad. De ahí su incursión en la vida educativa como continuidad y como un lugar de pensamiento y creación que en la vida de los partidos y de gobierno no siempre se puede practicar”.

Godoy rememoró que “en la vida partidaria fue un convocante y por su sentido compromiso hacía que muchos entráramos más a fondo en ella. Mi caso es uno de ellos. Cuando la juventud radical comenzaba en Concepción del Uruguay y en momentos duros, fue una de las personas que más me insistió para compartir aquellas luchas. Y cuando nos correspondió asumir la vida pública en la intendencia de nuestra ciudad fue un pensador y hacedor con un nivel muy elevado en los dos aspectos”.

Señaló que “hizo praxis la teoría que lo movilizaba y como responsable de Salud en el ámbito Municipal lo hizo pensando en la comunidad entera pero también hacia adentro de la organización en el Estado. El buen accionar comprometido le permitió luego ser un funcionario provincial con la misma dedicación. Silencioso, modesto y de incansable trabajo. Nunca ostentó lo que sabía y hacía.

Hasta fue el hacedor del comedor universitario que se pudo lograr y lo hizo con su esfuerzo a pulmón porque de otra manera no se podía”.

“Pensaba en el pueblo, en la universidad y en cómo los estudiantes podían ser contenidos en una ciudad que va rumbo a ser lo que muchos queremos, una ciudad universitaria. Guardo en mi espíritu y en mi mente el mayor respeto por lo que hizo y por la enorme seriedad de su trabajo que fue marcado por el altruismo y jamás por la renta”, concluyó Godoy.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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