El viernes 8 de julio falleció en la ciudad Nélida Elena Albertinazzi, docente y directiva en la Escuela Normal durante muchos años y activa militante de la comunidad católica de Concepción del Uruguay.
Por A.S. de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Mujer proveniente de una familia italiana de profundas convicciones cristianas, (emparentada con el sacerdote Andrés Zaninetti, sobre cuya vida era una especialista) Nélida vivió la fe y participó activamente en la vida parroquial de la Inmaculada Concepción. Tuvo una larga militancia en las filas de la Acción Católica.
Había nacido en 1936, del matrimonio entre Antonio Albertinazzi y Maria Giustina, quienes llegaron a la Argentina en 1920, provenientes de Fontaneto (Italia). Primero se establecieron en la provincia de Córdoba, pero un primo de Antonio que era sacerdote y vivía en Concepción del Uruguay (Andrés Zaninetti), lo llamó en 1928 para trabajar en una finca. A Antonio le gustó mucho el lugar, encontró trabajo como carpintero en los Ferrocarriles del Estado y mandó a buscar a su madre y sus tres hijos que ya habían nacido. En Concepción del Uruguay nació la cuarta hija, Nélida Elena.
Nélida siempre tuvo dos pasiones; la enseñanza y la devoción religiosa. Se recibió de maestra en 1953. Fue profesora en el Profesorado de la Escuela Normal, regente del Departamento de Aplicación en esa misma institución, y también rectora.
Durante años hizo un micro en las mañanas de LT11, dedicado a la Virgen y llamado “Maria, Madre del Cielo”, difundido en el programa de Mary Charrière, Siempre tuvo una especial inclinación hacia las cuestiones artísticas, literarias e históricas. Además fue autora de la “Breve Reseña Histórica de la Basílica Inmaculada Concepción”, editada en 2003 y reeditada en 2008.
Tapa de su “Breve reseña de la Inmaculada Concepción…”.
La comunidad uruguayense la despidió con emoción, con muchos testimonios de cariño y tristeza por la despedida. Mariela Zappa, docente y amiga de Nélida, dice “ella era uno de esos faros laicos donde te podías mirar y decir ‘quiero ser como ella…”.
El profesor Raúl Tournoud la despidió también recordando que siempre acompañaba la “siembra de libros” en el aguaribay de Linares Cardozo. “La extrañaremos mucho, fue una excelente docente, pensadora y persona”.
Roque Giovenale, quien tuvo una relación de amistad con Nélida, dice: “Me deja el recuerdo de su confianza en Dios, su alegría, optimismo y sentido del humor”. La profesora Rosa Capelli, amiga y colega, la despidió con un emocionado homenaje “de quien compartió con ella durante décadas, la responsabilidad de formar docentes y alumnos de todas las edades, así como conducir una prestigiosa institución educativa , nuestra queridísima Escuela Normal Superior Mariano Moreno. Que descanses en paz, querida Nélida. Quedas para siempre en la historia uruguayense”.
Nélida en 2019 en actividades en homenaje a Linares Cardozo.
Querida Nélida
Por Mariela Zappa
Debo reconocer que tu viaje a la eternidad me hizo llorar mucho y claro que te recordaré y sobre todo extrañaré cuando en alguna caminata nos cruzábamos cuando ibas a Pa-kua y en tu saludo siempre estaba tu gran sentido del humor, al decir: “Debo cuidar mi juventud, y me voy a entrenar”.
Te recuerdo como profesora de tu querida Escuela Normal, donde también ocupaste un cargo directivo y donde los profesores de enseñanza primaria te tuvimos de docente; siempre cultivando la preparación profesional con una dulce exigencia a quienes éramos tus alumnos.
Siempre admiré, querida Nélida, tu amor por la vida; tu búsqueda de vivir tu amor a Jesús y tu amor especial por María, cuando hablabas de Ellos, tus ojos quedaban cargados de lágrimas sin disimulo. Siempre cultivaste la formación catequética personal, y la compartiste con las personas que te conocimos, así durante muchos años la gente te conoció en el espacio radial en LT11 “Momento Católico” donde lo preparabas con mucha responsabilidad, sabiendo que harías mucho bien a quienes lo escuchaban. Estas aventuras de probar cosas nuevas y superarte eran una de tus características.
Tu profunda fe hacía que en tu vida cotidiana estuvieras atenta a la necesidad de los demás, de modo silencioso e inadvertido, para hacerle siempre llegar tu ayuda. Amaste profundamente a tu familia y estuviste siempre atenta y pronta a estar con cada uno.
Como muchas veces te lo dije personalmente y lo reitero ahora: Gracias Nélida por tu ejemplo de vida, siempre te admiré y seguirás siendo ese faro laico de coherencia entre la fe y la vida.
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