El músico, reconocido artista y pionero del rock en la región, falleció este lunes 18 de diciembre. Tenia 68 años y una extensa trayectoria en la música.
REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES
Nota relacionada: Gracias, Belle
En la mañana de este lunes 18 de diciembre, Roberto Belleza Maddalena fue internado. Pocas horas después dio su último adiós. Se despedía así uno de los grandes referentes de la música popular uruguayense y entrerriana.
Había nacido el 7 de diciembre de 1955 en Concepción del Uruguay, y fue criado en San Isidro (Buenos Aires) desde el año de vida hasta los 14 o 15 años de edad, cuando volvió a Concepción del Uruguay.
Su hijo Stéfano, también músico, contó el origen del apodo con el que todo el mundo lo conocía. "Proviene de un comentario que le hizo Chaca Apeseche una vez que lo vio tocar a mi papá, en la adolescencia. El Chaca dijo '¡Qué belleza cómo tocás!'. De ahí en más lo saludaban como Belleza, y luego quedó Belle, como todos lo llaman".
Tan importante es el Belle en la historia de la música uruguayense que su nombre es uno de los más mencionados en el libro de Jorge G. Villanova, Una de rockeros, que cuenta la historia del rock en Concepción del Uruguay y su zona.
Allí se narra que regresron con su familia desde Buenos Aires en el año 1970. A poco de andar se relacionaron con el ambiente musical de Concepción del Uruguay, aunque el contacto con el rock ya lo traían. Roberto contó un hecho que le sucedió siendo todavía un niño, poco antes de llegar a Entre Ríos. Y que lo influyó tanto como para definir el camino que tomaría su vida:
“Tenía 12 o 13 años. Salíamos con los pibes, en barra. Una noche fuimos al Social San Isidro, llegamos y era un mundo de gente. La planta baja era típica y característica, y en el primer piso música moderna. Estábamos en la puerta cuando llegan unos flacos con el pelo abajo de los hombros, con guitarras ¡Una facha! Y nosotros, bien de pendejos boludos, les gritábamos: ‘¡Putos, melenudos!’ Nos cagábamos de risa, no era común ver semejantes lanas. Sacamos entrada para música moderna y nos mandamos arriba, al lado del escenario. Yo quería ver cómo era esa historia. Eran cuatro, uno con batería y tres con guitarra, después supe lo que era un bajo. Uno de ellos cantaba ‘Muchacha ojos de papel’. En el bombo de la batería estaba el nombre del grupo, Almendra. Cuando volví a casa, le conté a mi vieja y le pedí que me compre el disco. Era un simple, amarillo, de la RCA, con el perrito y todo. De un lado tenía ‘Muchacha ojos de papel’ y ‘Ana no duerme’ del otro. Fue mi primer disco”.
Muchos años después, en un reportaje que en un diario local ya desaparecido, Belle sostenía la trascendencia de aquel encuentro inesperado: “Sentí que hasta entonces estaba dormido y que me había despertado de una trompada en el cerebro. Desde ese entonces en mi escalafón primero está el Flaco... después viene Dios”.
Ya ubicado en Concepción del Uruguay con toda su familia, Belle comenzó su relación con la música trabajando de plomo, de asistente. Bajaba y subía las cajas de un grupo que se llamó “Electrónica Santa Cecilia”. Tiraba los cables, armaba todo en el escenario —cuando lo había— llevaba las guitarras y las dejaba preparadas para que sonaran lo mejor posible. En ese grupo tocaba su hermano Rodolfo y Carlos Tourfini.
Adolescente aún, Maddalena estudió en el único conservatorio que había en la ciudad, el Miró-Presas. “Tenía que hacer una hora seguida de arañas, que era como le decían a las escalas. Después me llamaron para tocar en Los Planetas Azules. Yo sabía veinte acordes nada más, pero acepté igual”. Era 1972 y allí debutó como músico profesional, en Los Planetas Azules, donde formaban Roberto Smith en guitarra, Raúl Pitito Pascal en el acordeón, Alberto Glantz en la batería, Juan Turco García en el bajo, y Roberto Maddalena en voz y segunda guitarra.
Al dejar esa banda Maddalena formó un trío al que llamó Euterpes, junto a Ricardo Irrazábal, oriundo de Basavilbaso, que asumió el rol de bajista, y la batería estaba a cargo de Clavo Chamot, que provenía de Nogoyá. Con ese grupo comenzaron a sacarse las ganas de tocar en vivo las canciones de Manal, Aquelarre, Color Humano o Pescado Rabioso. Pero lo más importante de esa aventura musical fue atreverse a tocar sus propias canciones, aunque lamentablemente no quedaron registros de los temas. “No fueron muchas, cinco o seis a lo sumo” contó Roberto, sin darle mayor importancia.
Por un tiempo Roberto Maddalena vivió en Concordia, donde tocó en agrupaciones de aquella ciudad, y al regresar, en 1977, se sumó a una banda que se estaba formando y aun no tenía nombre. “Me llamaron a tocar y la llamamos Siglo XX. Estuvimos haciendo rock hasta 1979. Del 77 al 79. Tocábamos en clubes y ya tocábamos en boliches como Topo’s de Colón o en Búfalo. Empezamos a darle otra temática, una banda bien armada, en el sentido de que estudiábamos mucho, ensayábamos mucho, no improvisábamos. Le buscábamos la vuelta a una cosa no tan cruda, más estudiada, ya estábamos más aplacados. Teníamos veinte años pero yo hacía seis años que tocaba, con muchas experiencias y con bandas de diferentes estilos.” Allí compartió con Hugo Butteri en batería, Pilín Prado en guitarra, que fue sustituido más tarde por el Ruso Jáuregui y Tiky Delaloye en el bajo. En ocasiones se sumaba Germán Reynoso. A su vez, Belle también se sumaba en ocasiones a la banda Tiempo, donde revistaba su hermano Rodolfo.
A partir de 1981 Roberto estuvo como integrante de la banda Los Consagrados, uno de los conjuntos surgidos del éxito y la disolución de Los Perlas. “Le pusimos Los Consagrados por una pavotada, como algunos veníamos de Los Perlas y en los afiches decía ‘Llegan LOS CONSAGRADOS del momento: LOS PERLAS’ y la gente, cuando tocábamos empezó a decir que ‘Tal día vienen los consagrados’. Y bueno dijimos, ¿Y si le ponemos Los Consagrados como para estirar la cosa? Y quedó”. Los Consagrados fueron una de las bandas más profesionales de la provincia. Habían heredado la forma de trabajar de Los Perlas. Durante un tiempo Roberto Maddalena se alejó para armar su propio proyecto llamado Jaque Mate (donde compartió con Alejandro Ramos) y fue sustituido por Fosforito Rodríguez.
A mediados de los 80 se formó La Bomba, conformada por los hermanos Roberto y Rodolfo Maddalena, Carlos Fraga, Pedrín Burgos y Claudio Ronconi, que había formado parte de un grupo bailable llamado Eros. Durante un tiempo en La Bomba cantó Omar Jara. Belle contó que “la Bomba fue la primera banda, que yo recuerde, que se largó a hacer un recital con temas propios. Fue en agosto de 1988 en el Auditorio Municipal y tuvimos que repetirlo”. Otras bandas en las que participó fueron Teorema y Ensamble, banda pionera de la fusión de rock con ritmos folklóricos, donde Maddalena estuvo hasta 1990.
También fue uno de los intrépidos que impulsaron la creación de La Zapatería, un centro cultural que marcó una época a comienzos de los 90.
Luego, a comienzos de los 2000, compartió con Rafa Chappuis y Claudio Galvan el grupo “Los de la Vid”, con el cual llegaron a Cosquín. Y más cerca en el tiempo, Belle formó parte de la propuesta de Circo Beat, con Gustavo Bernard, Mauro Notari, Mario Delmagro. Pero también seguía “craneando” proyectos impares, como Toco y me voy, formación con la que hacía candombe y musica de fusión.
Silencio, toca el Belle Maddalena
Algunos testimonios sobre la maestría de Roberto con la guitarra:
“Invitábamos a Belleza Maddalena a tocar con nosotros, y era como tocar con Eric Clapton. Belle improvisaba sobre los temas nuestros, y nuestros amigos deliraban” (Román Ríos).
“La música que hacían era mucho mejor que la de ahora. Vos vas hoy a un baile y sólo escuchas cumbia. Cualquiera saca los dos tonos de la cumbia, pero no cualquiera tocaba como Belleza Maddalena, haciendo, por ejemplo, los solos de Gustavo Cerati en Soda Stereo, idénticos” (Daniel Totín Leturia).
“Con Belleza Maddalena nos hicimos amigos. Me presentó al circuito de la época. Y formamos el grupo Jaque Mate. Belle ya era un monstruo” (Alejandro Ramos).
El adiós
Algunos de esos músicos con los que compartió tanto lo despidieron con palabras sentidas. Como el caso de Claudio Galván, quien dejo en las redes este mensaje:
“Con Belle Maddalena un proyecto nos encontró escribiendo canciones y arreglándolas para tocarlas en formato de banda de rock... ese mismo proyecto fue mutando hasta que en el 98 se transformó en el mas grosso que tuvimos con él, ‘Los de la Vid", y nos ayudaron Marcelo Montañana, Alejandro Loker, Luis Herling y el Rafa Chappuis… De esos momentos me guardo recuerdos imborrables, de aprendizaje y de creación a la máxima potencia. Hoy se fue a la gira eterna el que tuvo la culpa de que todo eso pase. Y no soy el único que siente el agradecimiento de haber aprendido un montón al lado de él. Seguramente el Ruso Drí ya tiene el fuego prendido y la mesa lista, y el Chaca está acomodando el teclado y el micrófono, y el Picho está practicando para aflojar la muñeca de esa viola rítmica infernal, porque están esperando que llegué él y se cuelgue la viola con toda parsimonia, se moje el dedo y se lo pase en la oreja, le de volumen con lentitud y arranque ese solo de notas largas y sostenidas. Buen viaje y buena gira Belle Maddalena... acá se va a extrañar tu música”.
A esas palabras se sumaron otras:
“Descansa en paz querido Belle... tu huella musical está resguardada por todos quienes la hemos compartido y disfrutado” (Luis Herling).
“Triste noticia. Un gran músico, maestro y gran amigo, que me recibió siempre con las puertas abiertas. Gracias por todo y hasta siempre!” (Alejandro Loker).
“Amigo y maestro de casi toda la vida. Mil gracias y hasta siempre” (Pedro Burgos).
“Otra tristeza de estas… Se va de gira otro amigo de esos que son pilares, referentes, ejemplo. Este gran tipo que admiré desde muy jovencito él y yo un gurí, en los bailes de Ferro en Concordia, cuando lo veía tocar con esa calidad tan Maddalena, en Los Jaguars. Descansa en paz querido amigo!” (Daniel Barrio).
“Serán innumerables los que vayan describiendo la historia de Roberto Maddalena, el Belle, guitarrista y maestro de guitarristas, que tanto aportó a la música uruguayense” (Marcos Fuentes).
Gustavo Bernard, bajista en Circo Beat, dijo a El Miércoles:
“No puedo recordar cuándo fue que lo conocí, pero seguro fue en esa época de adolescente, cuando uno hacía sus primeros pasos en la música y empezaba todavía no, a disfrutar, sino a pelearse con el instrumento. Y lo miraba al Belle y decía: ‘ese es el músico que aspiro ser algún día’. Era alguien al que veía desde lejos y luego tuve la gran oportunidad de tocar al lado de él durante unos 7, 8 o 10 años... Compartimos proyectos y música y cenas y cumpleaños… Un tipo genial, con un sentido del humor bien marcado, siempre con con buena onda. Su casa era centro de reunión, terminaban los ensayos y ahí estábamos todos compartiendo, era un centro de aprendizaje para cualquier músico de la ciudad. Fue un gusto compartir con él, era el tipo que ponía la nota justa donde tenía que ir. Es un shock, es una cosa que no la esperaba ni ahí. Belle es un músico que muchos vamos a extrañar, sé que estoy hablando por por mucha gente que en este momento seguramente siente todo lo que estoy diciendo de una manera muy parecida. Belle es un grande, realmente un grande. No quiero decir que lo fue. Lo sigue siendo en el corazón de los que lo conocimos”.
Alejandro Ramos, una referencia en la música de la región, en particular en el blues, dijo a esta redacción:
"Se fue mi hermano mayor, mi inolvidable maestro... Si tuviera que definir al Belle usando una referencia de nuestro rock nacional, elijo el título de un disco de García: INFLUENCIA..."
El último toque
El sábado pasado, Circo Beat tocó en el Bar Botánico La Salamanca. Belle Maddalena no estaba tocando en las últimas ocasiones porque no se sentía bien. Roberto había tenido problemas cardíacos y tenía un par de stents. Se había descompensado en otras ocasiones. La última vez que tocó fue en El Arca hace unos meses, en abril, con otro proyecto “Toco y me voy”, donde hacía esa fusión que había ganado su espíritu para siempre.
Papá de Stefano, también músico virtuoso, el nombre de Roberto Maddalena se irá acrecentando como leyenda: fue uno de los que empezó la historia del rock y la música en Concepción del Uruguay y las nuevas generaciones sabrán recordarlo y reconocerlo. Hasta siempre, Roberto Belleza Maddalena.
(Lo velan en la Sala Scolamieri).
Fuente utilizada: Jorge Villanova (2018) Una de rockeros: breve historia de cómo se construyó el rock uruguayense (Editorial El Miércoles).
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