El Miércoles Digital Concepción del Uruguay – Entre Ríos
La despedida al militante social comprometido y coherente, que dedicó gran parte de su vida a promover y proteger los derechos de la niñez y la adolescencia. Estuvo entre quienes impulsaron la creación de la Escuela Granja Municipal y hasta su deceso integraba activamente el Foro por los Derechos de la Niñez y Adolescencia de Concepción del Uruguay. El adiós a un hombre profundamente convencido de que los ideales de Cristo solo se pueden alcanzar mediante la justicia social y el respeto a la persona.
Redacción de El Miércoles
Rubén Oscar Burlando nació el 1º de julio de 1940 en Gualeguaychú, hijo de doña Julia Lozano de Burlando y de don Julio Burlando. Era el mayor de cuatro hermanos y hermanas. Rubén siempre fue una persona de inquietudes intelectuales: aprendió a leer y a escribir antes del tiempo determinado por la escolaridad formal de la época. Alrededor de 1952 la familia se fue a vivir a Gualeguay, ciudad en la que Rubén comenzó a militar en la Acción Católica.
En 1969 comenzó a militar en el tercermundismo, ese movimiento sacerdotal comprometido con las cuestiones politicas y sociales que sacudió a la Iglesia Católica de América Latina medio siglo atrás. “Me relató varias veces”, cuenta Diani, “que había podido cruzar el puente del conservadurismo cristiano para poder ver en la religión cristiana una herramienta para la transformación social. En mi infancia hablaba del ‘hombre nuevo”. Rubén se instaló en Concepción del Uruguay entre 1972 y 1973.
Su militancia con el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y en la Juventud Peronista lo llevaron a tener convicciones profundas y a creer profundamente en el cambio social. Alrededor de 1974 Rubén fue parte del programa de alfabetización popular de DINEA (Dirección Nacional de Educación del Adulto) y junto a otras personas ayudó a crear el Hogar de Niñas Santa Clara de Asís. Siempre, hasta la actualidad, su mayor compromiso fue con la niñez: junto con otros compañeros de militancia, impulsó la creación de la Escuela Granja Municipal, alrededor de 1975. Su hija Diana rememora: “Él consiguió con el entonces intendente (Carlos María Scelzi), y en apuros por la llegada de los milicos, sancionar la ordenanza de creación de la escuela granja un día antes del 24 de marzo de 1976...”
Entre 1993 y 2010 trabajó en el Servicio Social del Hospital Justo José de Urquiza. Por esos años también fue fundador de asociaciones que lucharon y visibilizaron la ausencia de políticas públicas vinculadas a la discapacidad, como por ejemplo APANDI. En 2009, y a partir de la llegada de una de sus hijas a la ciudad de La Plata, conoció la experiencia del Foro por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) venía gestando en distintos lugares del país. Rubén llevó esa propuesta a sus compañeras docentes de AGMER Concepción del Uruguay y así fundaron el Foro por los Derechos de los Gurises en nuestra ciudad. Allí trabajó mancomunadamente con referentes institucionales y militantes sociales para instalar la agenda de niñez y la adolescencia en nuestro medio. A partir del 2016, y convencido de que hacía falta jerarquizar la formación laboral para el trabajo con la niñez, promovió junto a sus compañeras la creación de la Diplomatura Diplomatura en Promoción de los Derechos de la niñez y la Adolescencia, que se concretó por fin en diciembre de 2021.
El Foro por los Derechos de la Niñez y Adolescencia de Concepción del Uruguay, lo despidió con su más profundo pésame a la familia y amigos, señalando que “quedan en nuestros corazones los más lindos recuerdos de quien ha luchado durante toda su vida por promover, difundir, proteger y velar por el pleno derecho de la niñez y adolescencia, por nuestros gurises”.
Si bien tuvo militancia y formación política peronista, su trayectoria centralmente fue la de un militante social. En los años noventa, con el menemismo conduciendo la década neoliberal, Rubén tomó la decisión de desafiliarse del peronismo. Años después, entusiasmado con el gobierno de Néstor Kirchner, formó parte de Carta Abierta de Concepción del Uruguay. “Incluso” cuenta Diani, “se fue con un boleto de colectivo aquel inolvidable 27 de octubre de 2010 a despedirlo junto a una multitud a Plaza de Mayo. Llegó a mi casa en Buenos Aires con un traje, corbata y rengueando, porque ya tenía muchísimos problemas de salud: fuertes dolores de gota y problemas cardíacos. Pero así y todo viajó, logró entrar y despedir a Néstor, de quien decía que le devolvió la dignidad al pueblo”.
Fue un empedernido lector toda su vida, y dadas sus inclinaciones por la justicia social y su amor por la belleza, encontraba deleite en la lectura de Pablo Neruda y de Cortázar, de Ernesto Cardenal y de Rubén Dario. Su hija Diani contó que en uno de sus últimos días Rubén pidió por favor un libro “y le acerqué la lectura de uno de los libros de su juventud”: Por quién doblan las campanas, la célebre novela de de Ernest Hemingway. “Y también le leímos La utopía de Jesús, de Rubén Dri”.
Entre quienes despidieron a Rubén, estuvieron presentes sus compañeras de la agrupación Pocho Lepratti, con estas palabras: “Querido compañero Rubén, gracias por tu compromiso con los derechos humanos. Te recordaremos siempre con mucho cariño. Gracias por lo compartido y lo enseñado”.
Su hija Diana dijo a El Miércoles Digital: “Lo que más rescato de papá es el compromiso social. En los últimos tiempos y por su cercanía con los más jóvenes intentó deconstruirse y logró comprender, desde una cuestión humana más que intelectual, las cuestiones de género y diversidades”. El relato de Diani es una transparente muestra de la estatura, humana e intelectual, de este gran ser humano y a quien nunca olvidaremos. Hasta siempre, Rubén Oscar Burlando.
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