Este miércoles 20 de julio falleció Horacio Aníbal ‘Pato’ Eguillor. Fue una persona estrechamente vinculada al mundo del básquet uruguayense, sobre todo en la época de esplendor de Rocamora, donde jugó el Nacional a mediados de los 80 integrando los equipos que fueron protagonistas y luego como ayudante de campo del plantel que peleó el ascenso a la Primera. Además, fue un colaborador activo de Gimnasia y Esgrima.
REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES DIGITAL
FOTOS: Del archivo personal de Ignacio "Nacho" Eguillor.
Producto de una diabetes que lo tuvo a maltraer en los últimos años de su vida y llegó a quitarle la visión hace tres años, Horacio Eguillor se fue a los 64 años.
Vivía solo, acompañado de su enfermero y asistente, Alejandro Ponce. Había enviudado en 1994 de su esposa Patricia Debus. Su hijo Ignacio “Nacho” Eguillor está radicado en La Plata.
Trabajó en una inmobiliaria, fue inspector de obras en la construcción del nuevo Hospital Justo José de Urquiza, inaugurado en el 2006. Y por último trabajó en el Rectorado de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) donde se desempeñó como sereno y chofer en la flota de vehículos de la institución.
Su gran amor: Patricia Debus y su hijo Nacho.
Como suele pasar en estos tiempos de digitalización, por el mundo de las redes sociales se conoció la información. El Tomás de Rocamora, el club de sus amores, lo hizo saber en su cuenta de Facebook: “Pato no sólo sentía amor por los colores del Rojo, sino que era un amigo y permanente colaborador”.
Entrenador y jugador de padel
Como buen amante del deporte ejerció la docencia como entrenador a cargo de algunas categorías inferiores de Rocamora y de Almafuerte. Y como no hay dos sin tres también le gustaba jugar al padel, y lo hizo muy bien durante varios años, a tal punto que en 1994 el Circuito Senior de la Unión de Padel del Río Uruguay (UPRU), lo destinguió con la medalla del mérito deportivo.
La medalla de reconocimiento del UPRU por su desempeño en el padel.
En sus primeros pasos como entrenador de las inferiores de Rocamora.
Rojo hasta la médula
Pese a que sus inicios en el básquet no fueron en Rocamora, se incorporó en los juveniles hasta llegar a primera. En lo que fue la primera etapa de la Liga Nacional, en 1984, no tuvo cabida en el primer equipo, pero permaneció en el plantel hasta 1986. Vivió toda la etapa inicial de la Liga Nacional donde fue parte de los 20 jugadores que conformaban el plantel. Luego el club se catapultó a nivel nacional y trajo refuerzos de distintos lugares, como Elnes Haroldo Bolling, de Islas Vírgenes, entre otros. En esa instancia jugó Horacio cumpliendo un rol importante.
Imágenes con su Rojo del alma y corazón.
Con su metro noventa y dos jugaba en el puesto de centro (antiguo pivot). Incluso en el Nacional se desempeñó como ala corriendo de lado a lado del sector de la cancha, debajo del aro. “Buscaba los huecos, arrastraba marcas para estar liberado en la zona una y dos, ese era el lugar predilecto”, recordó su compañero de andanzas en el Rojo e íntimo amigo, Eduardo Memo Müller, en charla con El Miércoles Digital.
“Como yo era ala, a veces él ingresaba en mi reemplazo cuando había que descansar o recibir órdenes del técnico”, prosiguió el Memo, que además se dio tiempo para mencionar a los técnicos que tuvo el equipo en esa época: “En la primera etapa lo tuvimos a García quien luego dirigió a Lanús, después a Edgardo Vecchio -años después técnico de la Selección Argentina- y luego al Tucumano (Mario Alberto) González. Él -por Eguillor- tuvo a los tres técnicos”, remarcó.
Memo no puede olvidar aquel emblemático partido final contra Echagüe de Paraná por 106 a 105 en condición de visitante y que privó a los uruguayenses de ascender a la Primera División del básquet argentino. “En ese campeonato el Pato ya no jugaba, pero era ayudante de campo”.
Cuando dejó la práctica activa del básquet se incorporó a como dirigente y colaboró desde afuera en todo lo que tenía que ver con la logística para poner un equipo en la cancha de una Liga Nacional. “Siempre estuvo comprometido, todo haciéndolo a pulmón y corazón, sin buscar ningún rédito económico personal”, agregó Müller, y siguió: “Esta desaparición tempranera nos deja un dolor muy grande, sumada a la de Marcelo Ledesma, eran dos amigos directos y entrañables míos. Pasamos muchas cosas juntos, como viajes a otras provincias donde fuimos a defender los colores rojos. Son etapas que debemos asumir... Hace mucho que pasamos los 60 años y ahora debemos recordarlas. Sirvieron para fomentar los cimientos del club en la Liga Nacional pese a los antecedentes del título de campeón argentino en 1966, pero lo que dio la trascendencia nacional fue la participación en la Liga”, destacó.
En los últimos años. En el frente de su casa. Tomando mate, acompañado de sus fieles amigos.
También en el Lobo
Como buen amante del deporte fue un colaborador activo de Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay. Vivía también a pocas cuadras de la sede social de calle 21 de Noviembre. Principalmente, lo hizo desde la tarea de Prensa y Difusión de la institución, cuando jugó los antiguos regionales de fútbol y en la B Nacional, con Enrique Glezer ejerciendo la Presidencia.
En "La campaña del escalón" frente al Centro Cívico. Juntaban fondos para construir la tribuna Este de la cancha de Gimnasia. De remera a rayas, el 'Pato' promocionándola. (Recorte del diario La Voz del 21 de diciembre de 2002. Archivo de Jorge Villanova).
El comentarista de transmisiones de básquet
Antes de que la enfermedad comenzara a afectarlo seriamente incursionó en el mundo de la radio. Eduardo Lali Biaggi lo tuvo como compañero en varias de las transmisiones de básquet durante 2009 y 2010.
“Lo voy a recordar como lo que era: un tipo auténtico, enfermo de Racing e hincha de Rocamora, con un corazón enorme. Cuando podía se sumaba para hacer en los comentarios de los partidos de Rocamora en la Liga B”, contó el relator.
Su credencial, otorgada por Regatas, como periodista de LT 11 para las coberturas de los partidos.
Y luego se despachó con una anécdota: “Estábamos en Ramos, transmitiendo entre el público adentro de la tribuna, nos acompañaba Memo Müller, su gran e íntimo amigo, como el hermano, y este se peleaba con la gente por los comentarios del Pato, defendiéndolo”.
“Lo conozco desde hace más de 30 años y jamás perdió la esencia, siempre fue muy amable, dando y pidiendo consejos, acompañándote, siempre hablando después de los partidos de Rocamora. En este último tiempo también tuvimos un poco más de contacto por otras situaciones. La última vez fue por mensajes por el Día de Locutor”, concluyó Lali.
Se fue el 'Pato', el deporte uruguayense despidió a uno de los suyos, a uno de esos que marcan un camino.
Siempre ataviado con la indumentaria de la Academia de Avellaneda. Su otra pasión.
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