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OPINIÓN

"El alumno Rogelio no sabe sumar y miente"

En este artículo el profesor Gustavo Sirota apunta contra el gobernador Rogelio Frigerio y sus decisiones políticas en la gestión educativa en la provincia.

 

Por GUSTAVO SIROTA 

 

“Nadie ha dudado jamás que la verdad y la política nunca se llevaron demasiado bien, y nadie, por lo que yo sé, puso nunca la veracidad entre las virtudes políticas” Hannah Arendt “Verdad y política”.

“El salario más alto del escalafón docente será el mes próximo en Entre Ríos de 1.506.255 pesos. Una maestra con 10 años de antigüedad cobrará 711 mil pesos y una con 20 años, percibirá 884 mil pesos. El docente con menor sueldo de bolsillo - jornada simple de 20 horas semanales sin antigüedad - llegará a 506 mil… el salario sin antigüedad de jornada completa, será de 640 mil pesos…una maestra con 10 años de antigüedad de jornada completa cobrará 711 mil pesos….”.

La noticia, con datos “oficiales de “la Dirección de Liquidaciones”, apareció publicada en medios provinciales y fue rápidamente replicada y multiplicada en redes desde fake followers – cuentas falsas -, trolls y bots.

El enojo y la indignación de cientos de docentes inundó como respuesta cada lugar del universo digital, mostrando su descontento - junto a los escuálidos recibos de sueldos -, e intentando desbaratar la insidiosa y falaz operación mediática.

El informe desagrega cifras que contrastan incluso con la oferta elevada por el gobierno entrerriano a los docentes. La página oficial del Consejo General de Educación explicaba el 14 de agosto que “se elevará el salario mínimo docente a 450.000 pesos; se aplicará un aumento del 5 por ciento para el mes de julio; se igualará la inflación para agosto; y se otorgará una suma fija no remunerativa de 120.000 pesos en tres cuotas”.

El alumno Rogelio y sus subordinados funcionarios – que funcionan poco por cierto – tratan de manipular por medio de números sesgados y tendenciosos la opinión pública. Pero la realidad lo desmiente. Recibo mata relato y miles de docentes entrerrianos pueden dar testimonio de tan burda operación, que no persigue otra finalidad que desligitimar el justo reclamo de las y los trabajadores de la educación y ocultar la extraordinaria adhesión de la comunidad entrerriana acompañando y defendiendo la educación – y a los educadores de sus hijas e hijos –.

Victor Hutt, quien hace años estudia y analiza el salario docente entrerriano es lapidario con los números del gobierno. “Hoy una maestra de grado que recién se inicia percibe un salario de $450.000, monto que se mantiene inalterable incluso para el mismo cargo hasta los 14 años de antigüedad, dado que el salario inicial es considerablemente menor, actualmente por debajo de los $300.000, cubriendo la diferencia con un adicional para mínimo que se va perdiendo a medida que se incrementan los años en la docencia. Esta cifra intenta luego ser maquillada con un bono en negro, que no forma parte del salario ni tampoco es permanente”.

Bono por tres meses que representa para Hutt una “suma inconstitucional que no está sujeta a descuentos y por ende desfinancia la Caja de Jubilaciones y Pensiones y la Obra Social”.

Sobre este particular y las preocupaciones del alumno Rogelio, debe señalarse que la actual gestión provincial ha elevado los aportes jubilatorios de activos y buena parte de los pasivos un 3%, lo cual impacta negativamente en el salario de bolsillo.

Incluso si las cifras de la “Dirección de Liquidaciones” fueran ciertas, el salario docente en Entre Ríos -a cobrar con el sueldo de septiembre en el mes de octubre - quedaría bastante lejos de los $ 900.648 que se necesitaría para no caer en la pobreza, y apenas por encima de los 405.697 de la línea de indigencia – canasta básica alimentaria –, de acuerdo a los datos oficiales del INDEC de julio de este año.

Que la Educación no es prioridad para los gobiernos y gobernantes no es nada nuevo. Recordaba en la clase pública que brindé el pasado 23 de agosto en la puerta de la Escuela Normal la “marcha blanca” de 1988; la “carpa blanca” – 1003 días, con docentes ayunando, desde abril de 1997 a diciembre de 1999 – y las luchas de los docentes entrerrianos en los años 2002 y 2003 con meses de atraso salarial y cobrando en federales.

Ejemplo de lo antedicho es la “Resolución 2024-689” de la Secretaría de Educación del Ministerio de Capital Humano, que establece “un salario mínimo docente para el cargo del maestro de jornada simple de…..pesos cuatrocientos mil ($ 420.000), a partir del 1° de julio de 2024”.

Apenas 14 mil pesos por sobre la línea de indigencia y bastante menos que los $ 7.867.160, incluido desarraigo y gastos de representación que percibe un “senador que vive a más de 100 km de la CABA”.

El alumno Rogelio no es bueno en matemáticas, pero menos aún lo es en coherencia y convicciones.

Justifica salarios de pobreza y recortes de gastos en la “situación que nos toca afrontar”. El secretario de Finanzas, Uriel Brubpacher, lo explica por “el difícil contexto”, graficando que “estamos peor que en pandemia, con una caída en el último bimestre de 20 puntos en los ingresos con respecto al mismo mes de 2023”. Curiosa justificación en boca de gobiernos como el de Entre Ríos que apoya todas y cada una de las políticas de “no hay plata”, esto es ajuste y desinversión, del gobierno nacional.

Quizás el “republicano” - su partido se llama propuesta republicana – gobernador haya mutado ideológicamente y se haya convertido en un émulo del Ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, haciendo suyo aquello de que “una mentira mil veces repetida, se transforma en verdad”.

Tal vez, además de matemáticas, deba reforzar sus conocimientos de historia el alumno Rogelio. Al menos para no convertirse en un apologista del “miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá” del execrable personaje del nazismo.

Terminaba la clase pública el viernes destacando que “frente a una dirigencia alejada de los problemas cotidianos, enfrascada en disputas palaciegas, las luchas docentes y el acompañamiento de toda la comunidad son en una clara muestra de empatía y compromiso del conjunto de la sociedad entrerriana con la educación pública y con el futuro de nuestros gurises”.

Como lo señala – tan vigente y tan actual - un párrafo de la memoria del año 2002 de la Agmer, luchas que no hacen más que expresar “el hartazgo del pueblo frente a gobiernos y a dirigentes carentes de representatividad, pusilánimes, traidores a la voluntad del pueblo, ineficaces y corruptos”.

 

 

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