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El Carnaval uruguayense: popular, diverso, comprometido, divertido y de calidad

Los corsos uruguayenses apuestan a la inclusión en todos los aspectos, la diversión en familia, la diversidad más amplia y el compromiso con valores.

 

Por A.S. de la Redacción de EL MIÉRCOLES

Nota relacionada: Las temáticas de las cuatro comparsas uruguayenses.

 

El Carnaval uruguayense, que se precia de ser “el más histórico del país” (¿dato incomprobable?) mostró en su primera noche que sigue siendo tan disfrutable como siempre. Las comparsas de La Histórica brindaron un espectáculo que, a diferencia de otras propuestas de la región, sigue apostando a la diversión en familia, a la inclusión en todos los aspectos, a la diversidad más amplia y al compromiso con algunos valores caros a la comunidad.

La primera noche fue una muestra de lo que pretende desplegarse en los corsos de Concepción del Uruguay hasta el feriado de carnaval, fecha en que concluirá el evento. Desfilaron todas las comparsas activas: Unidos do Bahía, Urugua-í, Mascarada y Tupinmanjá. Además, en el medio, también hubo música para bailar, con la presentación de Seba Ordóñez y su propuesta de cumbia con acordeón.

La primera en desfilar fue Unidos do Bahia, con un despliegue importante en cantidad de personas y con una particular temática de compromiso social. Bajo el título “Perdona nuestros pecados”, la comparsa denuncia a su modo las injusticias sociales, la intolerancia, la hipocresía, el egoísmo, el mercantilismo y la explotación laboral.

El predio multieventos —convertido en Corsódromo en estos días— estuvo casi repleto. No se cortó la calle Belgrano, pero pese a eso la gente fue llegando de manera tranquila y para las 23 estaban llenas (o casi) todas las tribunas así como el sector de mesas (llamado pomposamente “VIP”, porque seguramente ya nadie recuerda qué quiere decir esa sigla, tilinga e innecesaria).

Aunque el inicio del desfile estaba previsto para las 22, arrancó casi una hora después, tras el corte de cinta, en que los organizadores tuvieron el tino de no hacer discursos demasiado largos para evitar que la gente se impacientara.

Entre las voces de la gente que concurre no faltaba alguna nostalgia, como la letanía tan reiterada de que “en la Plaza Ramirez tenía otra mística”. Pero el espíritu que prima es el de la diversión: la imagen constante es la de los gurises correteando para llenarse de espuma unos a otros, pero con el transcurrir de la noche, también los adultos caen en la blanca y refrescante tentación y todo es un jolgorio.

Los corsos uruguayenses no tienen (¡por suerte!) la pretensión de grandilocuencia y espectacularidad que otras propuestas fueron construyendo a lo largo de los años para atraer turismo.

Las comparsas se siguen superando, mejoran sus trajes y carros, coordinan coreografías, proponen músicas propias muy interesantes o toman temas populares con gancho y a la vez un mensaje potente, las batucadas suenan cada vez mejor, el sonido es prácticamente impecable, los grupos musicales de cada una ajustados y eficaces... El Carnaval uruguayense mejora en calidad. Y además sigue manteniendo el estilo, el tono, el ambiente, de los viejos corsos populares, en donde el desfile está muy bien, se aplaude y valora el esfuerzo de las comparsas que trabajaron todo el año para presentar su propuesta, se ovaciona sin mezquindad el talento y la entrega de bailarinas y bailarines o el ritmo de las baterías.

Pero sobre todo, se disfruta, se ríe con las ocurrencias, se goza de la libertad de mostrarse y moverse con ritmo contagioso, se deja clarísimo que cualquiera puede desfilar y bailar y estremecerse con la pasión carnavalera.

...el mensaje es que esos males no se pueden derrotar sin alegría, sin diversión, sin una profunda afirmación en nuestra capacidad de reír y de ser felices. La canción oficial lo dice clarito: “¿Dónde estará aquel lugar donde lo que tienes no sea la llave de la prosperidad? Canta, canta, patria amada, canta canta en libertad, la tristeza de este suelo solo cambia si sembramos igualdad y felicidad”.

Y se recuerda, todo el tiempo, que “todos nos vamos a morir igual, que todo es pasajero, y voy a disfrutar, voy a carnavalear por si me voy primero”. En cada paso y en cada aplauso, desde la cinta del corsódromo o desde la tribuna, de arriba a abajo y de gurises a abuelas, se renueva la decisión de “vivir para reír y ser el más feliz de todo el cementerio”.

Lecturas

¡Qué arduo trabajo tendrán los jurados este año! El esfuerzo, la dedicación, la creatividad, el talento, los ensayos concienzudos (que se verifican en coreografías notables, o en batucadas que suenan como los dioses) van a darle mucho para analizar a quienes tengan que calificar el trabajo realizado durante meses por todas las personas que intregran las formaciones uruguayenses.

La primera en desfilar fue Unidos do Bahia, con un despliegue importante en cantidad de personas y con una particular temática de compromiso social. Bajo el título “Perdona nuestros pecados”, la comparsa denuncia a su modo las injusticias sociales, la intolerancia, la hipocresía, el egoísmo, el mercantilismo y la explotación laboral.

Unidos do Bahia y su propuesta cuestionadora.

Eso se quiso expresar entre otras cosas con la puesta en escena, que no solo convoca a divertirse sino también a la reflexión: la rata gigante que encabeza el desfile, por ejemplo tiene que ver con esos males que se quiere conjurar. Pero a no confundirse: el mensaje es que esos males no se pueden derrotar sin alegría, sin diversión, sin una profunda afirmación en nuestra capacidad de reír y de ser felices. La canción oficial lo dice clarito: “¿Dónde estará aquel lugar donde lo que tienes no sea la llave de la prosperidad? Canta, canta, patria amada, canta canta en libertad, la tristeza de este suelo solo cambia si sembramos igualdad y felicidad”.

Le siguió Urugua-í, con su “máquina de la alegría”, con personajes típicos del universo carnavalero: pierrots, bufones, arlequines, colombinas, mimos, magos y payasos.

El pasista de Urugua-ì.

Con un cuidado en las coreografías y una música pegadiza a cargo de Cazadores (“carnavalero de corazón, corre en mis venas esto que siento”), batucada potente y muchos momentos de plenitud entre los cuales destaca el pasista que deslumbra bailando en el piso y parado sobre una litera (ver video), que se lleva los aplausos y ovaciones más poderosas del público. Se llama Esteban Olivo y seguramente será una de las revelaciones de esta edición del Carnaval (y además, es el coreógrafo de la comparsa). Urugua-í (pero todas las comparsas en verdad, hay que decirlo) lleva un mensaje elocuente en su formación: el carnaval tiene lugar para todas las personas, para todas las edades, para todos los criterios de belleza.

El Carnaval uruguayense, con estilo propio, sin necesidad de imitar a nadie, con un enorme y valioso esfuerzo de cientos de personas en cada comparsa, con un derroche de buena onda, talento y creatividad, con su apuesta a valores profundos, convocando en la pista y en las tribunas a todas las edades, todas las ideas, todas las formas de entender lo bello y lo alegre, con su diversidad exhibida con orgullo, y con un compromiso social asociado a la diversión...

Sofi Schaab, cantante de Cazadores, en Urugua-í.

La tercera comparsa en presentarse fue Mascarada, con una apuesta curiosa y atractiva, basada en la historia ancestral del cacao, y bajo el título “La cura de todos los males”. Esta formación recuperó de este modo, la consideración legendaria de la sacralidad del cacao, algo que debemos a las culturas aborígenes de nuestro continente, y que se presenta de una manera muy potente al vincularla directamente con el placer pero también con su potencialidad curativa, tanto de las enfermedades del cuerpo como las del alma. Con muchisima dedicación en la coreografía, la precisión (por ejemplo en la danza de las lanzas) asombra y deslumbra. “Bate que bate mi corazón, sublime tentación, Mascarada dulce tentación”, dice la canción de la comparsa que propone esa sencilla receta: “En cada bocado derrite tus penas”.

Pasistas y ballet de Mascarada.

Después de un intervalo a cargo de Seba Ordóñez, que desfiló con su banda haciendo cumbia con acordeón e invitando a todo el mundo a bailar, llegó el cierre, inmejorable: Tupimanjá.

Seba Ordoñez y su cumbia con acordeón.
Una de las carrozas de Tupimanjá.

La agrupación nació en 1982 como una parodia de las que por esos años del siglo pasado eran las dos comparsas “estrellas” del corso uruguayense (y con enorme competencia entre sí), Tupinambá y Iemanjá. Ya no existe ninguna de las dos y probablemente la mayor parte del público no conoce esa historia. Pero sí conoce el carácter humorístico y paródico de esta propuesta que, no obstante, ha ido mejorando en su calidad y en sus detalles.

La pasista de Tupimanjá.

Sí, la esencia sigue siendo la misma: personas que se disfrazan (en general, varones vestidos de mujeres) a cual más gracioso o ridículo, y en donde parte del encanto reside en identificar quiénes son. Pero al competir y adecuarse al reglamento, Tupimanjá ha crecido mucho. Su temática (“Cuentos infantiles”) le da un toque especial (¡hay que ver esa Blancanieves, esa Hormiguita Viajera, esos Asterix y Obelix escapando de los romanos!),  pero también el esfuerzo bien logrado en los carros que proponen, en especial El Sombrerero Loco, impactante, y una batucada que suena muy bien, una canción que si bien es conocida (de Los Tekis) es la ideal para acompañar su propuesta, y detalles como la pasista (una joven gurisa uruguayense que baila de manera fantástica) o la presencia estelar de la periodista Norma Ogguier.

Norma Ogguier, presencia estelar en Tupimanja.
El sombrerero loco de Tupimanja.

Por ese estilo especial que ha construido con los años, se permite no solo convocar a todo el mundo a bailar en la pista sino también una especie de caos de alegría y espuma que no deja indiferente a nadie. Sin duda, no podía haber mejor cierre.

Obelix....
Obelix...

El Carnaval uruguayense, con estilo propio, sin necesidad de imitar a nadie, con un enorme y valioso esfuerzo de cientos de personas en cada comparsa, con un derroche de buena onda, talento y creatividad, con su apuesta a valores profundos, convocando en la pista y en las tribunas a todas las edades, todas las ideas, todas las formas de entender lo bello y lo alegre, con su diversidad exhibida con orgullo, y con un compromiso social asociado a la diversión y a la apuesta por ser no solo más felices sino sobre todo más merecedores de la felicidad, reenamora a quienes se acercan a compartirlo. No se pierdan las noches que restan.Vale la pena. O mucho mejor dicho, ¡vale la alegría!

Enlaces para más info:

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https://www.instagram.com/carnavalcdelu/

Para ver más fotos:

Sitios oficiales de las comparsas.

Sitio oficial del Carnaval de Concepción del Uruguay

 

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