El dirigente reflexiona sobre el rol, limitaciones y puntos a mejorar por parte del Poder Legislativo uruguayense.
El pasado jueves 7 de marzo se realizó la primera sesión ordinaria del Honorable Concejo Deliberante local de este año, allí dimos inicio formal al período consecutivo más extenso de la vida en democracia que hayamos conocido los uruguayenses. 41 años de diálogo, consensos, acuerdos, disensos y debates, todo en el marco formal de labor parlamentaria.
En estos 41 años, ¿el Poder Legislativo local ha cumplido con sus deberes y obligaciones? Con matices propios de cada tiempo, en un análisis general, podríamos decir que se ha pasado del debe al haber, y viceversa, en varios temas claves que hacen a nuestra propia tarea de construcción como ciudad. Siempre habrá demasiado por hacer aunque mucho se haya hecho. Todo dependerá de la óptica con cual se aprecie y la vara con la que se mida.
El artículo 22 de nuestra Constitución Nacional determina que “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes”. En nuestra democracia indirecta, los representantes solo ejercen el poder del pueblo durante el período que duran en sus mandatos. Perón enseña que las grandes líneas de coincidencia solo pueden “manifestarse a través de una pacífica convivencia republicana y en personas que las representen”.
El sistema
Desde el legislativo, podrá ser discutible la posibilidad de resolución efectiva que se ha tenido por parte uno de los poderes del Estado municipal respecto de los conflictos que fueran abordados en estos 41 años, pero no se puede desconocer que la democracia consolidada constituye con sus defectos y virtudes el mejor método posible que tenemos para abordar la coexistencia de distintos intereses que “cabalgan” sobre nuestra propia realidad.
Lo cierto es que el sistema se ha ido consolidando, permitiendo el libre pensamiento de ideas en sus más variadas expresiones, junto a las distintas participaciones políticas y sus respectivos proyectos de sociedad o comunidad según se trate la cosmovisión de vida que se tenga.
¡A las cosas!
Para el tiempo presente y pensando en lo que viene, prestemos atención a lo que nos dijo José Ortega y Gasset hace ya muchos años en “Meditación del Pueblo Joven”: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal.”
Ortega y Gasset nos dejaba una apreciación filosófica de la realidad por la que nos incitaba a abandonar las controversias personales para construir una sociedad con ideales compartidos y al servicio de un destino común, el del pueblo. Reflexión muy vigente por cierto. Por eso pensemos en nuestra ciudad desde la posibilidad de construcción colectiva, elaborando con mirada de masa crítica las ideas sobre realizaciones que necesitamos hoy, pero fundamentalmente las que necesitarán nuestros vecinos en unos años por delante.
El compromiso para ello requiere de un deber moral que se traduzca en un convencimiento propio de todo el arco dirigencial local, ya sea del mundo de la política, del empresariado, del universo económico, educativo, deportivo, cultural y social, de todos quienes deban asumir valores para cumplir en sus distintos ámbitos. Pensemos a largo plazo, con planificación responsable y seria, aún “soplando contra el viento”, pero luchando por lograr esas materializaciones. No debemos quedarnos en una eterna etapa de diagnóstico “de café”, sino de acción, de pelea y empuje por lo que creamos válido. De igual manera a como somos hoy los “beneficiados” de lo que otros pensaron y lucharon hace mucho tiempo en nuestra ciudad, hagamos lo mismo con perspectiva al futuro próximo.
El concejal
En términos de país, la crisis de representatividad política existente debe ir dando paso a un cambio real, posible, sincero y sin demagogia, prestigiando el ejercicio del sano arte de la política en esta joven democracia que aún adolece de muchas cosas. Hay que determinar como prioritarias, acciones concretas que permitan avanzar en la resolución de los problemas que todavía afectan a muchos compatriotas, llevando a la práctica criterios de justicia y equidad en la distribución de los bienes sociales como son la educación, salud, hábitat, vivienda, tierra y todo aquello que permita un mejor desarrollo del ser humano en un contexto que contenga pero que además posibilite condiciones dignas de vida.
En términos locales, en lo referente al Concejo Deliberante, comparto con ustedes lo que George Lakoff reflexiona: "suelen pensar que la gente vota en función de los programas electorales y de las propuestas políticas especificas de los candidatos. Lo cierto es que la gente vota basándose en los valores, la capacidad de transmitir, la autenticidad, la confianza y la identidad. Todo aquello por lo que luchamos y en lo que creemos, libertad, igualdad, justicia, encuentra su máxima expresión en el despacho de un Concejal, pues es ahí donde todos esos valores se concretan en personas con rostro".
Ha comenzado un nuevo período de sesiones, es nuestro deber honrar el cargo no sólo con palabras sino con hechos. Porque primero debe estar la gente, segundo la gente, tercero la gente y siempre la gente. Que Dios nos acompañe.
(*) Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente de Bloque Concejales PJ 2023-2027. Secretario de Gobierno Municipalidad de C. del Uruguay 2019-2023. Presidente de Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-
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