Hay afirmaciones que de tanto repetirlas adquieren color de verdades. Así una de ellas es que en la Argentina se pagan 165 impuestos. Los medios se encargan de repetirlo y los dirigentes empresarios, los economistas y representantes de partidos de derecha de llevarlo a la categoría de axioma. Esta afirmación es una de las grandes falsedades cuya intención es poner al Estado como un depredador. Durante la dictadura se difundió una campaña fundada en la expresión “Achicar el Estado es agrandar la Nación”. El concepto ha vuelto reforzado con un ímpetu tal que adquirió carácter de posverdad. Algunas torpezas del gobierno actual no dejan de darle pasto a las fieras.
Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL
El posible impuesto a las ganancias inesperadas ha generado una reacción con los mismos argumentos desde hace décadas. Los medios de los sectores de la derecha, utilizan el término agobio y después lo repite Funes de Rioja, por parte de la industria.
Los hombres “del campo” son quienes más gritan. Y lo peor es que ponen de relieve que en Argentina hay 165 impuestos mezclando todo y confundiendo aún más, que al fin y al cabo es lo que se pretende.
No deja de llamar la atención que estos antiestatistas, nada digan sobre la estatización de las deudas de las empresas en 1982. Tampoco se opusieron a que el Estado aportara dinero para abonar salarios durante la pandemia.
Quienes más protestan son aquellos con alta capacidad contributiva, sin embargo, los impuestos mayoritariamente surgen de los sectores populares. Así es que el IVA (Impuesto al Valor Agregado), lo pagan todos quienes consumen lo que fuere. Es un impuesto indirecto, pero lo pagan hasta los indigentes. Este impuesto que no puede eludirse para el consumidor, constituye el 30 por ciento del total recaudado. No son los terratenientes, ni los grandes empresarios quienes más aportan. De hecho, las retenciones aportan el 9 por ciento del total.
Cuando se habla de 165 impuestos se hace una mezcla, sumando impuestos, tasas, contribuciones y cánones. Cualquier persona medianamente informada sabe la diferencia, pero se suele repetir como loros ignorantes “el Estado ahoga a los contribuyentes”, agregando “para mantener vagos”.
En la lista de “impuestos” se cuentan los regímenes laborales, incluyendo el personal de casas particulares. Son contribuciones para tener en blanco al personal doméstico, pero esto se considera “agobio del Estado”.
No se trata de impuestos sino contribuciones que realizan también los trabajadores para acceder a una jubilación, y tener una vejez evitando que miles de viejos terminen en la indigencia.
La lista de 165 suma impuestos que no lo son: luz, barrido y limpieza, Fondo de emergencia agropecuaria tasa por servicios judiciales, uso del espacio público, derecho de cementerio, tasa de conservación de la red vial, derecho de registro de conductor, hasta llegar a la tasa por vacuna antirrábica, etc.
Es verdad que los impuestos, tasas, contribuciones y cánones suman 165. Pero es una falsedad que “en la Argentina se pagan 165 impuestos”.
Quienes más protestan son aquellos con alta capacidad contributiva, sin embargo, los impuestos mayoritariamente surgen de los sectores populares.
Nunca se aclara que unos pocos impuestos suman el 92 por ciento de la recaudación. Son ellos el IVA, el impuesto a las ganancias, contribución a la seguridad social, impuesto al cheque, ingresos brutos, impuesto sobre los combustibles, derechos de importación, y bienes personales. Son diez impuestos nacionales y uno provincial.
Dicho de otro modo, los impuestos son once que recaudan el 92 por ciento. El 8 por ciento se distribuyen entre los restantes 154, dejando en claro que mayoría son tasas, contribuciones y cánones. Es decir que se abona por servicio concreto y determinado, como el caso de luz, barrido y limpieza, por poner un ejemplo muy conocido. O el caso del comercio que abona un canon para poner sillas y mesas en las veredas ocupando el espacio público.
Por supuesto que el mágico numero 165 le ofrece argumentos a los sectores que aborrecen las actividades estatales y que sea el mercado el que distribuya.
No deja de llamar la atención que estos antiestatistas, nada digan sobre la estatización de las deudas de las empresas en 1982. Tampoco se opusieron a que el Estado aportara dinero para abonar salarios durante la pandemia. Suelen clamar con énfasis que se declare estado de emergencia, posponiendo impuestos, cuando ocurren fenómenos climáticos que dañan la producción.
Los sectores de mayor capacidad argumentan que se deje de cobrar impuestos porque son un robo, según algunos economistas. Las frases hechas son unas cuantas: “el Estado agobia, que el Estado nos saque el pie de encima, el Estado elefantiásico, que el Estado nos deje producir, el costo laboral impide producir…” y así hasta el infinito.
No se escuchan propuestas de bajar el IVA, impuesto que más recauda y afecta a todos y cada uno de los argentinos, incluyendo los millones de pobres e indigentes. Un dato para completar la idea. En Francia el Estado recauda el 48 por ciento de cada franco y en Argentina el 29 por ciento de cada peso, y en Uruguay el 31 por ciento. Los 165 impuestos son una mentira, de las muchas que esgrimen los fundamentalistas del mercado. Y para concluir debe notarse que, de la evasión, el contrabando la fuga de dólares sin declarar y las empresas off-shore, no se emite juicio alguno.
Los hombres “del campo” son quienes más gritan. Y lo peor es que ponen de relieve que en Argentina hay 165 impuestos mezclando todo y confundiendo aún más, que al fin y al cabo es lo que se pretende.
Es saludable agregar que se debe encarar una profunda reforma tributaria que redistribuya la carga impositiva y se reduzcan impuestos altamente regresivos como el IVA, y se eleven las alícuotas de quienes tienen mayor capacidad para aportar.
(Nota. La lista completa de los 165 “impuestos” puede leerse en la página del Instituto Argentino de Análisis Fiscal – IARAF.)
rubengallay@hotmail.com
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