El gabinete del nuevo gobernador, con críticas de propios y extraños

Apenas se conoció el nuevo gabinete del gobernador electo Gustavo Bordet (FPV),  arreciaron las críticas desde dentro y fuera del peronismo, algunas públicas y otras subterráneas. Los puntos más llamativos la presencia del hijo de Urribarri –investigado por vinculos con narcos, barrabravas y tratantes de personas– a cargo nada menos que de la Policía; el “premio” al fugaz massista Adrián Fuertes tras su retorno al FPV; la presencia en Salud de un soldado del millonario gremialista Allende, y la reducción del número de ministerios: desaparece, sin explicación, el ministerio de Educación.

Por A.S.

“Cada uno de los compañeros y compañeras que he convocado para integrar este equipo de trabajo tienen mi absoluta confianza a partir de su capacidad y experiencia para encarar los desafíos que vienen”, dijo Bordet al dar a conocer su gabinete de ministros, que se reducen de los 10 actuales a siete: Mauro Urribarri en el Ministerio de Gobierno, Hugo Ballay en Economía, Laura Stratta en Desarrollo Social, Ariel de la Rosa en Salud, Adrián Fuertes en Turismo, Carlos Schepens en Producción y Luis Benedetto en Planeamiento.

Tendrán la confianza de Bordet, pero al parecer no ocurre lo mismo con el resto de los dirigentes del oficialismo, y de muchos entrerrianos, que miran con estupor algunas de esas designaciones.

Cada uno de los nombres ameritó cuestionamientos en el seno del peronismo entrerriano, en sorda ebullición desde la ajustadísima victoria de Bordet –el candidato impuesto por Urribarri– frente al ex piquetero rural Alfredo De Angeli, de Cambiemos, quien terminó abajo por solo un punto de diferencia y reconoció su derrota solo después de concluido el escrutinio definitivo.

El propio vicegobernador de Bordet, Adán Bahl, fue uno de los primeros en erosionar al nuevo gabinete, antes de asumir: “No tuve oportunidad de opinar en el armado, me enteré casi simultáneamente con los medios de comunicación”, dijo, aunque de inmediato aclaró: “No estoy cuestionando o diciendo esto de una manera negativa. Solamente quiero decir que esta es la verdad y que no participé en ninguna decisión”.

El nombramiento más controvertido es sin lugar a dudas el de Mauro Urribarri (31 años) como ministro de Gobierno de la provincia. La noticia generó rechazos no solo subterráneos en el peronismo, sino en el seno de la policía entrerriana y en la sociedad concordiense. Según informó Análisis, altos jefes policiales se mostraron dispuestos a pedir el retiro por no estar de acuerdo con ser subordinados del hijo del saliente gobernador, a quien tuvieron que investigar por sus relaciones con personajes del narcotráfico o la corrupción. El caso más resonante en este sentido fue el de sus relaciones amistosas con el impresentable periodista Gustavo Alfonzo, preso por trata de personas en Concordia, y motivo por el cual en abril de este año la monja Martha Pelloni vinculó al hijo de Urribarri con ese poderoso negocio ilegal. Menos conocida pero tan o más sólida es la cercanía de Mauro Urribarri con Petaco Barrientos, barrabrava de Patronato y jefe narco, preso en Gualeguay por doble homicidio.

Desde Concordia, la ciudad de la que es intendente el gobernador electo, llegó también la noticia de que la Asamblea por la Seguridad (Asec), impulsa un petitorio en rechazo a la designación de Mauro Urribarri, al que acusa de no tener en su haber más mérito que “ser hijo del gobernador saliente”, de no estar preparado “en ninguna de las áreas que pretende manejar” y sobre todo, de ser investigado “por vínculos con personas ligadas al narcotráfico, a la prostitución, y a la trata de personas”.

Dirigentes peronistas como José Halle, de Paraná, o el intendente electo de Gualeguaychú, Martín Piaggio, han cuestionado públicamente el flamante gabinete. Halle aseguró que “lo armó Sergio Urribarri, no Bordet”, y Piaggio cuestionó con dureza la presencia de Adrián Fuertes: “No nos ha caído simpática”, dijo. “Hay que recordar que él confrontó con el FPV desde otro espacio político, por eso hace ruido la obtención del Ministerio de Turismo”, que Piaggio esperaba para el intendente saliente de su ciudad,  Juan José Bahillo.

Fuertes, que se fue del FPV para armar el espacio de Sergio Massa en Entre Ríos, fue candidato a gobernador llevando como vice a Jorge Pedro Busti, el padre político de Urribarri, hoy enfrentado a muerte con su ex delfín. Pero, al mejor estilo de los nombrados, al otro día de la elección general Fuertes pegó una voltereta y se reunió con Urribarri para expresar su apoyo a Scioli en el balotaje. Luego de eso pasó de hereje a niño mimado del FPV, con visita a 6-7-8 incluida. Su designación en el ministerio de Turismo, dicen en el peronismo, sería no solo un premio sino una garantía para el oficialismo en un lugar clave: la única banca en el Senado provincial que obtuvo Fuertes, y que inclinaría la balanza hacia el Gobierno en una cámara que a partir de diciembre tendrá siete senadores del FPV y siete de Cambiemos. Gobernabilidad, que le dicen. Según esa interpretación, Fuertes empieza a cobrar carísimo su regreso a las filas.

Pero también otros de los ministros son objeto de criticas. El médico Ariel De la Rosa, director tres períodos consecutivos en el Iosper, es un hombre del riñón del oscuro personaje que desde hace décadas conduce UPCN, uno de los dos gremios estatales de la provincia, José Allende, burócrata sindical, presidente de la Cámara de Diputados con Urribarri, empresario, propietario de haras y millonario que no puede explicar su fortuna, denunciado en incontables ocasiones por el periodismo independiente de la provincia e investigado (muy lentamente) por la justicia por su impresionante enriquecimiento.

Finalmente, otro dato llamativo es la supresión del ministerio de Educación, una de las reducciones que realizó Bordet, sin mayores precisiones sobre los motivos.

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