Desde la entidad que nuclea a profesionales de Museología de la Argentina, se puso al Palacio San José como triste ejemplo de "una práctica de designación que prioriza contactos políticos por sobre la idoneidad". Aquí se reproduce la nota firmada por la titular de AProdeMus, Marta Maldonado Nassif.
Durante el mes de septiembre del año pasado se “nombró” oficialmente al nuevo director del museo de la localidad de Dolores, en la provincia de Buenos Aires. Este museo fue fundado, entre otros, por el prestigioso motivador de muchos emprendimientos, Enrique Udaondo en la década de 1950; se trata de un museo provincial que por su patrimonio, su ubicación estratégica en una ruta de alto tránsito a la costa bonaerense, y por su historia institucional, está considerado como uno de los más importantes e interesantes de la provincia de Buenos Aires.
En diciembre 2020, los medios periodísticos entrerrianos dan a conocer una situación que tuvo como epicentro, nada más y nada menos que el mismísimo Palacio San José-Museo y Monumento Histórico Nacional-Justo José de Urquiza, ubicado en la Zona rural – Caseros, Dto. Uruguay, provincia de Entre Ríos. Aquí también los acontecimientos giran en torno a la dirección del establecimiento, cargo (18607) que fue “concursado” en 2017 para el puesto de “Director/a con función ejecutiva”.
En este caso, aprovechando la situación de licencia (por Covid-19) del director titular, no se respetó el orden de merito del concurso y se “designó asesor y a cargo de despacho” a quien tuviera el tercer puesto en el concurso mencionado; obviando que quien logró el segundo lugar posee doble titulación: Arquitecta y Museóloga egresada de Uader (Universidad Autónoma de Entre Ríos- sede Concepción del Uruguay), y actualmente se encuentra cursando una Maestría en Museología de la Universidad Nacional de Tucumán; valor agregado fundamental para ejercer las funciones en el museo.
No sin cierto desasosiego, profesionales y aficionados vinculados a la temática del patrimonio y a la museología en particular, recientemente recibimos la noticia del injustificado “desplazamiento de la directora” del Museo Histórico Municipal ‘Alfredo E. Mulgura’, en General Belgrano, provincia de Buenos Aires. El acontecimiento ha provocado tal impacto que ha logrado que varias instituciones y organizaciones de la sociedad civil expresaran su desacuerdo y el Proyecto de Declaración de repudio de la Legislatura bonaerense (Expte. D-4890/20-21). Este corrimiento es lo más inverosímil porque se “reubica a una Museóloga” en una oficina de rentas, sin considerar sus antecedentes y título habilitante para cargo.
Obsérvese: tres casos en tres direcciones de Museos de tres jurisdicciones distintas: provincial, nacional, municipal.
Entendemos que esta práctica de designación, que prioriza los contactos políticos, sea del partido que fuere, o las vinculaciones sociales más que los antecedentes académicos o de idoneidad perjudica y daña profundamente el desenvolvimiento pleno de las instituciones...
Entendemos que esta práctica de designación, que prioriza los contactos políticos, sea del partido que fuere, o las vinculaciones sociales más que los antecedentes académicos o de idoneidad perjudica y daña profundamente el desenvolvimiento pleno de las instituciones, en este caso el desarrollo de la museología y la gestión patrimonial como disciplina y genera desmotivación para quienes se están formando con una mirada al futuro para encarar con competencia estos espacios de acción.
Nos preguntamos: con qué argumento los docentes de carreras vinculadas a la museología y a la gestión patrimonial instaladas en institutos, tanto de la provincia de Buenos Aires como en el resto del país, pueden dirigirse a los estudiantes con cierta seriedad como para motivarlos a que sigan con sus estudios, más allá de aducir a un crecimiento personal que, evidentemente, está lejos de garantizar la inserción laboral.
Incomprensiblemente, es el mismo estado provincial y nacional el que invierte todos los años importantes sumas de dinero en la capacitación profesional de museólogos, en capital humano, en el mantenimiento de los institutos y facultades (por mencionar solo tres organismos: Instituto N° 8 de la Plata, el Instituto N° 189 de Luján o la Universidad de Avellaneda) para permitir la titularidad de profesionales en museología que no encuentran luego espacio para su realización en el ámbito de competencia. La realidad es nacional, y muestra que el mismo estado que invierte luego no aprovecha y desperdicia esos recursos. Verdaderamente una lógica que no se entiende.
Consideramos que en estos y en todos los casos la designación es lo menos adecuado, siendo el concurso de antecedentes lo ideal para cubrir el cargo de una institución, sea un museo de gran envergadura o un museo de pequeña magnitud.
Sabemos que en otras profesiones la designación hubiera sido inaceptable y hubiera llamado la atención pública de haberse realizado en algún otro tipo de institución. Es impensado que alguien no formado pueda ser puesto al frente de un hospital, de una institución de seguridad o de una financiera. Nos volvemos a preguntar ¿por qué las autoridades realizan esta degradación jerárquica hacia la institución museo?
Hoy más que nunca, para un efectivo desempeño, el Museo requiere de conocimientos técnicos específicos en temas de conservación de materiales, preservación integral, catalogación, depósito, exhibición, administración, turismo, marketing, manejo de públicos y un larguísimo etcétera.
Se podrá aducir que el director recurrirá posteriormente a la contratación de asesores o de profesionales, pero sabemos que no es lo mismo. No hay nada que brinde mayor impulso que la vocación patrimonialista y el manejo con conocimiento de los bienes heredables para las generaciones futuras. La decisión final sobre el destino de la herencia pública debe ser tomada por alguien idóneo y con compromiso patrimonial comprobado. Cuando la política (sea del partido que fuere) subsume absolutamente los aspectos técnicos se avecinan serias dificultades. De hecho, los grandes museos del mundo muchas veces optan por un “doble comando” con igual fuerza de poder: el político y el técnico, ya que encontrar todos los atributos en una sola persona suele tener su complejidad. Entretanto los proyectos de ley de “Ejercicio Profesional de la Museología” y “Sistema de Museos” siguen esperando su oportunidad…
Insistimos enfáticamente que estas situaciones en los Museos resultan un pésimo antecedente para el desarrollo de una efectiva política museológica y de manejo patrimonial en la provincia de Buenos Aires y en el resto de Argentina, como también nos muestra que da un par de pasos atrás a la propia consigna institucional de AProdeMus: “Museólogos a los Museos”
Fuente: Identidad Colectiva
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