Un importante empresario del rubro publicitario estuvo a punto de hacer negocios con el imputado. Las campañas del peronismo relacionaron a ambos. ¿Se facturó publicidad de campaña al CFI?
Carlos Vitagliano, presidente de la empresa Visual Ilusion S.A. fue el testimonio más importante de la jornada de este martes. Luego de haber hecho gala de su extensa carrera en el rubro vinculado al mundo de la publicidad en varios formatos con desarrollo a gran escala e incluso en buena parte del continente, dio cuenta de la relación que mantuvo con Juan Pablo Aguilera, a quien se le atribuyen las imprentas Tep SRL y Next SRL, publicó Página Judicial.
Todo comenzó cuando Vitagliano conoció al cuñado del ex gobernador Sergio Urribarri. Se contactaron para llevar adelante trabajos de impresión para campañas del Partido Justicialista. Dijo en un primer momento haber tomado contacto con alguien a que reconoció como “Emiliano” (Giacopuzzi), a quien siguió recurriendo como hombre de Aguilera en la empresa. A partir de allí se constituyó una “pseudo alianza” que prometía un plan de negocios para adelante que finalmente no ocurrió.
En un primer momento la llegada a Paraná por parte de la gente de Vitagliano fue en el plano del asesoramiento.
La fiscal Patricia Yedro insistió con profundizar acerca de la relación del empresario con Aguilera. Vitaglino respondió en dos oportunidades que “manejaba los fondos del partido peronista” y que los trabajos que hicieron juntos, es decir entre Visual Ilusion S.A. y las imprentas locales, “los aportes venían del partido peronista”. Y agregó: “Él me decía que manejaba la campaña en Entre Ríos”.
La relación entre ambos hizo que en un momento se evaluara la idea de asociarse para hacer negocios a futuro. “Estuvo la posibilidad de ser socio con Juan Pablo Aguilera, pero no se dio”, contó el Vitaglino, luego de que Aguilera, en nombre del devenir del PJ, podía proveer trabajos de campaña. “Juan Pablo nos traía campañas del partido”, narró.
Yedro le mostró al empresario un contrato donde su empresa vendía el 50% de sus acciones a Tep SRL, con Giacopuzzi como gerente de esta última. En una de las cláusulas se establecía “que no se incluya la actividad textil y los bienes afectados a ella”. El empresario se mostró sorprendido porque en el contrato aparecía la palabra “cónyuge”, a lo que el testigo dijo ser soltero. ¿Conoce este documento?, preguntó la fiscal. “No, yo no vendí mi empresa nunca. Le cedí el 50 por ciento a mi sobrino hace dos años”.
“Todo fue por la campaña. Los fondos venían del partido peronista. Yo le hacía todos los banners de muchos dirigentes”, insistió Vitaglino cuando la defensa, en la voz de Marcos Rodríguez Allende, quiso precisar por la procedencia del dinero durante las campañas 2014 y 2015.
Miguel Angel Cullen le preguntó si alguna vez trabajó para el gobierno provincial, a lo que contestó: “No trabajo para ningún Estado”.
Una frase que quedó en el aire y podría hacer ruido es que cuando se lo consultó a quién facturaba, Vitaglino luego de jactarse de nunca haberle facturado al Estado, deslizó que además del Partido Justicialista le había facturado al CFI. La sigla mereció un pedido de aclaración. “Consejo Federal de Inversiones”, aclaró. Se trata de un organismo estatal.
“No tengo ni idea, no me acuerdo”, fue la respuesta cuando lo consultaron si conocía la empresa “El juego en que andamos”. Enseguida el fiscal Gonzalo Badano le mostró un correo electrónico en el que sí aparece la relación con la firma de Gerardo Caruso. Se excusó de haber pasado algo de cuatro años, por eso no recordaba. El empresario contó ante el tribunal que se trata de un trabajo habitual por las que lo contrataron y dijo que el mismo, seguramente, es como aparece en ese mail que envió en su momento y detallaba de qué se trataba el trabajo. El pago estuvo a cargo de la empresa de Caruso.
Fotos
La jornada tuvo en una primera parte el análisis de las pericias fotográficas en las campañas publicitarias en la vía pública en el marco de la causas de las imprentas y el “sueño entrerriano”, como se conoce el legajo por la campaña presidencial de Urribarri.
Esta vez el turno fue del bioingeniero Juan Rossi, perito del Superior Tribunal de Justicia (STJ), quien oportunamente realizó una pericia comparando entre las fotos con las que se constataban las campañas políticas y las vinculadas a la gestión provincial. Entre ellas las imágenes de las instalaciones del parador de Mar del Plata.
Al testigo se le presentaron una serie de imágenes tomadas en 2011 y 2012 sobre carteles en distintos puntos de la provincia y en su mayoría en la ruta, que pertenecían a las empresas de Hugo Fernando Montañara, Jesús José María y Formato Urbano.
A medida que se mostraban las imágenes originales, la fiscal Yedro se encargó de mostrar su melliza, pero en versión manipulada. Rossi analizó cada uno de los ejemplos con vocabulario técnico fotográfico.
Durante el proceso, imputados se encargaron de aclarar que la constatación de la publicidad a través de la fotografía era una cuestión representativa. En su momento el ex ministro de Cultura y Comunicación, sostuvo que antes la prueba de la foto la proveía el privado y luego pasó a ser el Estado.
La próxima audiencia será el jueves, a las 9.
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