BNA
Inicio » La Ciudad » El sexo del Diablo (2005)
VEINTE AÑOS DE EL MIÉRCOLES

El sexo del Diablo (2005)

En esta nota del 21 de septiembre de 2005, en el semanario El Miércoles se contaba sobre “El más perverso ‘uno a uno’”. Mientras la Legislatura entrerriana no decidía qué hacer con la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Educación Sexual, en Concepción del Uruguay una médica era detenida, acusada de practicar un aborto. Al mismo tiempo, se vendían en las farmacias la droga con la que se interrumpe el embarazo y se estimaba que por cada parto había un aborto en la ciudad.

La nota principal de aquel número 181, 15 años atrás, abordaba, una vez más, las consecuencias de la penalización del aborto, en momentos en que los legisladores provinciales no sabían qué hacer con la Ley 9501, de Salud Sexual y Reproductiva y de Educación Sexual: mientras una médica era detenida, acusada por realizar un aborto y una red de proxenetas fue descubierta esclavizando sexualmente a menores y mayores; se conocía que cada tres días una menor daba a luz y diariamente había una uruguayense que intentaba interrumpir su embarazo clandestinamente. “Y aunque muchos se oponen en nombre de Dios, la combinación parece pergeñada por el Diablo”.

Así, compartiendo con nuestros lectores algunas de las más relevantes notas publicadas durante dos décadas, celebramos los 20 años de Miércoles, que se cumplen en este 2020.

------

 

El sexo del Diablo (2005)

Una médica fue detenida acusada de realizar un aborto. Aunque no hay cifras oficiales, se sabe que el número es altísimo. Casi uno por día. Es tan fácil como entrar a internet acceder a una realidad que algunos quieren tapar con versículos bíblicos: las drogas para producir abortos se venden en farmacia, y no es difícil –aunque sí caro– acceder a ellas. El jefe de Ginecología del Hospital dijo a El Miércoles que se estima que por cada parto hay un aborto.

 

Por AMÉRICO SCHVARTZMAN

Colaboró VALENTIN BISOGNI

 

Al mismo tiempo que la Legislatura provincial aún no decide qué hacer con la Ley 9501 (de Salud Sexual y Reproductiva y de Educación Sexual) después del retroceso en el Senado, en toda la provincia se siguen produciendo innumerables embarazos no deseados, niñas de 12 y 13 años dan a luz en el Hospital local, abortos caseros que concluyen con la muerte de mujeres pobres. Pero las noticias que en estos días ocupan las primeras planas se refieren a una red de prostitución que sale al descubierto sacando a flote las miserias más abyectas del submundo uruguayense. Un submundo no tan escondido como pretenden muchos que se sorprenden ante la información que se difundió en estos días.

También fue noticia la detención, casi en simultáneo, de una médica uruguayense acusada de realizar un aborto. Una práctica aún penalizada en la legislación argentina pero que, como todo el mundo sabe, se realiza cotidianamente.

Las distintas aristas de este panorama muestran la necesidad de que los representantes de la sociedad entrerriana no se dejen influir por los sectores más conservadores y reparen el retroceso perpetrado por el Senado con la citada ley, que en definitiva deja todo como está, es decir, hipócritamente, como si todo estuviera bien.

Como en muchos otros terrenos, también en éste los más perjudicados son los más débiles entre los débiles. Y aunque muchos se oponen a los avances en este tema en nombre de Dios, la perversa combinación (cero educación sexual, cero prevención, aborto ilegal, prostitución de menores) parece pergeñada por el Diablo. De allí el título de esta nota.

 

NADA HA CAMBIADO

Fue un escándalo cuando, algún tiempo atrás, una integrante de la Corte Suprema de Justicia, la prestigiosa Carmen Argibay, se manifestó a favor de discutir la despenalización del aborto. En su último número como quincenario, en marzo de este año, El Miércoles señaló en su nota de tapa que, en la realidad, el aborto está despenalizado de hecho, ya que las propias autoridades de los centros asistenciales prefieren no denunciar los numerosos casos que constatan, porque entienden que es una forma de culpabilizar a quien ya es víctima de una situación demasiado compleja como para resolverla con una condena penal.

De hecho, se producen casi tantos abortos como partos. Así lo señaló Nivardo Tenreyro, jefe de Ginecología del Hospital Urquiza. Es imposible saber exactamente cuántos, pero las estadísticas que se llevan en el Hospital erizan la piel de cualquiera: la cantidad de casos que ingresaron a la institución a causa de abortos caseros llegó en el año 2004 a 152. Es decir: 152 mujeres uruguayenses que fueron a parar al Hospital tras intentar inducirse abortos, y fracasar en ese intento, ya sea por alguna complicación –aborto incompleto–, por los severos daños autoinflingidos al introducirse algún objeto, con hemorragias graves o infecciones.

 

«Lo que pasa –reflexionó la médica– es que a estas leyes las hicieron los varones y la Iglesia... Y ellos no pueden quedar embarazados de ninguna manera». (Raquel Bertocchi. Médica detenida)

 

Resulta difícil conocer la cifra real de la cantidad de abortos que se realizan en el transcurso de un año en Concepción del Uruguay. Pero profesionales consultados por este semanario coincidieron en marcar que «por lo menos otro tanto» acuden a centros asistenciales privados, clínicas particulares o incluso tienen éxito sin recurrir a ninguno de ellos. «Por lo menos otro tanto» está hablando de más 300 casos al año.

En el mes de mayo, el último del que hay estadísticas, hubo 11 ingresos al hospital Urquiza por abortos realizados en forma casera que se complicaron. No es seguro que se trate de una cifra regular, pero la previsión para el año permite esperar un número similar al del año pasado. Tenreyro dijo que «no han disminuido los abortos estadísticamente en forma significativa. Lo que cambió es la modalidad de la complicación: vemos menos complicaciones infecciosas y más complicaciones hemorrágicas». Eso es debido al uso de una medicina que se vende bajo receta, pero que se consigue en cualquier farmacia (ver aparte El negocio del aborto).

 

UN CASO MÁS

La mujer que ingresó al Hospital la semana pasada y cuyo caso terminó generando la detención de la que toda la ciudad habló, lo hizo con un aborto incompleto, como consecuencia del cual corría riesgo de infección. La mujer tiene 38 años y tres hijos, y no tiene una situación económica holgada: sobrevive con un Plan Jefas y Jefes de Hogar. Ingresó al Hospital como muchos otros casos, con un embarazo de 12 semanas y con fuertes hemorragias. En su historia clínica consta que sus tres partos fueron por cesárea y que en esta ocasión había intentado provocarse un aborto. Según las anotaciones del médico de guardia, fue por medio de agujas.

En el Hospital se le practicó un legrado –lo que habitualmente se conoce como «raspaje»– y finalmente se la intervino quirúrgicamente. Le extirparon el útero, que estaba severamente dañado, y la mujer terminó en terapia intensiva. En los días siguientes su estado mejoró.

VENTA CASI LIBRE- El medicamento más común para realizar abortos caseros. Una realidad inocultable.

Como consecuencia de estos hechos, la hermana de la paciente –que es enfermera– denunció que su hermana había acudido el día 9 o el 10 de septiembre a una médica obstetra, para que le realizara un aborto. El miércoles fue detenida la doctora Raquel Bertocchi, luego alojada en la Comisaría del Menor y la Familia. En la tarde del jueves fue llevada a indagatoria, donde se abstuvo de declarar, y luego liberada. El domicilio de la médica fue allanado y se secuestró documentación. La investigación (caratulada provisoriamente por aborto y lesiones graves) a cargo del Juzgado de Instrucción Nº 2, de la jueza Estela Natal de Rebossio, sigue su curso, sin que hasta el cierre de esta edición se produjeran novedades.

 

QUIÉNES HACEN LAS LEYES

En un nuevo y notable episodio de la hipocresía con la que se manejan estas informaciones, los medios gráficos locales dieron todas las características (domicilio, género, datos varios) como para que todos los uruguayenses supieran quién era la médica detenida. Lo único que preservaron fue su nombre, que obviamente a esa altura ya era innecesario mencionar. Por esa razón este semanario intentó obtener el testimonio de la médica. Raquel Bertocchi atendió al cronista, pero prefirió no hacer ninguna declaración sobre la causa, como tampoco sus abogados, entendiendo que es preferible aguardar a que concluya el trámite judicial iniciado.

Apenas cuatro días después las que parieron en el Hospital Urquiza fueron otras dos niñas de 13 y 14 años, ambas domiciliadas en barrios carecientes. En ambos casos se trató de «partos naturales», con todo lo de natural que puede tener que nenas de esas edades estén pariendo, cuando deberían estar en la escuela.

Sin embargo, una frase quedó resonando. Fue cuando quien firma esta nota le insistió en que concediera un reportaje: «Sería importante que diera su versión, porque es significativo que todo esto suceda en el mismo momento en que se discute una ley que pone en juego precisamente este tipo de cuestiones». «Lo que pasa –reflexionó la médica– es que a estas leyes las hicieron los varones y la Iglesia... Y ellos no pueden quedar embarazados de ninguna manera».

La médica uruguayense atendió a El Miércoles pero prefirió no hacer ninguna declaración sobre la denuncia por la que estuvo algunas horas detenida.

 

SECRETO A VOCES

Haga la prueba: si tiene la posibilidad de acceder a internet, tipee «Oxaprost» en el Google, el buscador más utilizado. Seguramente se sorprenderá. Se trata del medicamento que –tal como se informaba en la nota de tapa de El Miércoles número 156, en marzo de este año– incluye entre sus componentes «el Misoprostol, una droga incluida en un potente antiinflamatorio que debiera ingerirse por boca, pero que las mujeres se lo introducen en la vagina, lo que produce contracciones violentas y en muchos casos provoca la expulsión del feto».

Los farmacéuticos consultados aseguraron que se vende bajo receta archivada y que su costo ronda los 173 pesos (por 16 pastillas). Una profesional también explicó que «cuando la mamá es resistente al Oxaprost, puede generar malformaciones. Pero aún cuando logra su objetivo, deja restos que se infectan. Las mujeres se lo ponen estas pastillas en vagina, esto provoca diarreas hemorrágicas y las consecuencias pueden ser tremendas».

En internet se pueden hallar varios sitios que incluyen un «Manual práctico para abortar» en donde se explica el uso del Misoprostol (Oxaprost): «Antes que recurrir a una planta de perejil, o una aguja de tejer, es mejor leer esta página», dice una de ellas. A continuación, da todas las recomendaciones del caso. Entre otras cosas, dice que «una mujer nunca debe intentar causarse un aborto ella misma» si tiene la posibilidad de realizar una práctica segura, por lo que sugiere hallar un médico que la asesore: «si puedes encontrar un médico que quiera ayudarte: basta de leer. ¡Ve al médico!».

A continuación explica que no es conveniente el uso de esta droga si se tiene un embarazo de más de nueve semanas, y también que pueden producirse calambres dolorosos, sangrado vaginal mayor al de una menstruación normal, náuseas, vómitos y diarrea. «Hay un riesgo de fuerte hemorragia que requiere la intervención de un médico».

Este sitio web, como muchos que pueden encontrarse en la web, asegura que Misoprostol está disponible en las farmacias bajo distintos nombres, y los enumera. También asegura que la experiencia de un aborto causado de esta manera es comparable con un aborto espontáneo.

«Los escalofríos son un efecto normal de Misoprostol», dice la información que reproduce el sitio Argentina Indymedia, y que originalmente proviene de Women on Waves. Pero la lectura detallada de la descripción del uso basta para sentir esos escalofríos.

 

EN MANOS DE LOS DIPUTADOS

Hace poco se preguntaba el periodista Jorge Riani –en una columna reproducida en Miércoles Digital– si sabrán los senadores provinciales quiénes son los que los aplaudieron cuando aprobaron las modificaciones a la Ley 9501. Y (se) contestaba que son «quienes cantan las marchas marciales del dictador español Francisco Franco los sábados a la tarde en sus campamentos tacuaras», que son quienes «ensalzan la tarea pastoral del obispo de la dictadura Adolfo Tortolo y el trabajo de limpieza de Ramón Camps». Casualmente son «los mismos que tachan al presidente Néstor Kirchner de marxista y poco menos que de criminal, algo que crea complicaciones internas, aún cuando sonrían silenciosamente algunas conciencias menemistas de la bancada oficial. Esos, señores senadores, son los que aplaudieron sus levantiscas manos con las que tiraron abajo un proyecto nacido del trabajo interdisciplinario de profesionales de distintos lugares del país».

Preocupa que un diputado provincial como Raúl Solanas diga que las cuestiones de género sólo son «veleidades intelectuales». Como dice una lectora en una extensa y fundada carta –que por razones de espacio se publica íntegra en la web– alguien debería tomarse el tiempo necesario para explicarle a ese futuro legislador nacional, de acuerdo a estadísticas, los efectos directos de la disparidad de género, como por ejemplo la feminización de la pobreza.

Habrá que ver, en suma, si la Legislatura entrerriana elige estar a la altura de las próximas generaciones, o arrastrarse simplemente a la de las próximas elecciones.

 

PARTE DEL ASUNTO

Pocas personas han «endurecido» tanto su piel como quienes todos los días, durante las siete u ocho horas que dura su jornada de labor, están en contacto con las enfermedades, la miseria y el dolor de sus semejantes. Sin embargo, es una enfermera la que le cuenta al cronista de El Miércoles el escalofrío que sigue recorriendo su espalda cada vez que asiste a un parte de una «madre niña», como técnicamente se las llama. «¿Entendés que esa gurisa quedó embarazada cuando tenía 11 años?», le dice al cronista. Y éste tampoco puede evitar estremecerse.

Entre junio y septiembre de 2005, 34 chicas menores de edad dieron a luz en el Hospital Urquiza. Siete de ellas lo hicieron por cesárea, y entre ellas, el 11 de agosto de este año, fue madre una nena de 12 años, oriunda de una pequeña localidad del departamento Uruguay.

Apenas cuatro días después las que parieron en el Hospital Urquiza fueron otras dos niñas de 13 y 14 años, ambas domiciliadas en barrios carecientes. En ambos casos se trató de «partos naturales», con todo lo de natural que puede tener que nenas de esas edades estén pariendo, cuando deberían estar en la escuela.

 

EL NEGOCIO DEL ABORTO

Dicen los entendidos que el Oxaprost debería costar unos pocos pesos, pero vale 170 porque todos, empezando por los propios laboratorios, saben para qué se usa. Y la mujer que terminó en terapia intensiva tiene un plan de asistencia del Estado que llega a 150 pesos mensuales.

La sociedad uruguayense estigmatizó desde hace muchos años a profesionales de la ciudad a los que –con datos concretos, rumores o simples comentarios– se asegura que recurren quienes deciden interrumpir un proceso de gestación.

Oxaprost.

Esta nota no postula que haya que levantarles monumentos a quienes, arriesgando su trabajo y su título profesional, han asistido a gente que acudió a ellos con ese tipo de inquietud. Seguramente habrá quienes lo hayan hecho por una simple cuestión económica, y otros que hayan adoptado esa conducta por principios que muchos otros no comparten, asistiendo a mujeres de escasos recursos, sin sacar un peso de ello.

La decisión de una mujer de interrumpir su embarazo es traumática, compleja e inolvidable, y no será en estas páginas donde se diga nada original respecto de eso. Pero como dice Serrat, la verdad «lo que no tiene, es remedio».

 

Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectores

Sumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo.

Deja tu comentario

comentarios

Destacado

"Urribarri tras las rejas"

Una imagen impensada: Urribarri preso (y su cuñado, el que manejaba la mayor parte de …