El 29 de junio de 1815 se reunieron, en Concepción del Uruguay (que entonces era Arroyo de la China) los representantes de la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Córdoba, en el Congreso que convocara José Artigas, que se conoce como Congreso de Oriente o de los Pueblos Libres.
Por JULIO MAJUL (especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL)
No alcanzaron a estar los representantes de Misiones, que llegaron el día siguiente, cuando ya había terminado el Congreso. Y fue una lástima, porque todos los elegidos eran indígenas, que serían los únicos indígenas participantes de un Congreso en la historia de la Argentina.
Se trata de un detalle significativo, y por eso lo recuerdo. Es que es una de las explicaciones de por qué la historiografía “oficial” ignora el Congreso de Oriente: el lugar que el artiguismo daba a los indígenas, los negros, los pobres. Los condenados de la tierra, diría Fanon.
DESTINO DE IGNORANCIA AL QUE SE LO QUIERE CONDENAR
El Congreso de Oriente es objeto de una maldición, que le derramaron los historiadores oficiales, consagrados desde y por Buenos Aires. Su destino sería el olvido.
Muchos somos los que luchamos para torcer ese destino írrito.
Somos los mismos que queremos conocer la verdadera historia argentina. Los que no vemos esa historia como una especie de lucha de cowboys entre los muchachitos y los bandidos, donde los que para algunos historiadores los que para otros son muchachitos, para ellos son bandidos, y viceversa.
Historieta mentirosa, que sirve a intereses politiqueros o (peor aún) de intereses económicos. Y que impregna hasta nuestra historia contemporánea, frecuentemente revisada para hacer ver a los muchachitos como bandidos y viceversa. No para conocer la verdad.
OBJETO DE MANOSEOS INMERECIDOS
El gobierno nacional había declarado el 29 de junio de 2015 feriado nacional, por el Congreso de Oriente. Pero ahora no es más feriado nacional. Por qué era, y ahora no es más, nadie lo dice; aunque seguramente algunos lo saben.
Lo cierto es que se trata de manoseos inmerecidos, y que sólo hallan explicación en la politiquería que arruina nuestras vidas.
QUÉ FUE EL CONGRESO DE ORIENTE
Ya se ha dicho qué provincias fueron representadas en el Congreso; hay que agregar que todas formaban parte de la Liga Federal o Liga de los Pueblos Libres, que lideraba nuestro héroe Artigas.
Del Congreso no se conservan actas, por lo que debe acudirse a fuentes indirectas; la misma preocupación obsesiva que siempre tuvo el porteñismo por dejar constancia de sus actos, era desdeñada por Artigas y los demás caudillos federales, habituados como estaban a que bastaba la palabra empeñada para sacralizar un acto.
Se sabe que duró un solo día, el 29 de junio, y que el tema más debatido fue la propuesta de Buenos Aires de llegar a un acuerdo, que el porteñismo pretendía se basara en independizar la Banda Oriental. Se nombró una comisión que viajó a Buenos Aires para negociar un convenio, pero la prepotencia portuaria, que llegó a pretender encerrar a los delegados federales, frustró toda buena intención.
Por las ideas de los representantes federales, era obvio que anidaba en ellos el espíritu independista de toda dominación extranjera, y varios historiadores, como José Ma. Rosa y Salvador Ferla, creen que el Congreso declaró efectivamente la independencia. Otros historiadores, tan brillantes como por ejemplo Juan Vilar, estiman que no, en base a la carencia de documentación fehaciente.
¿DECLARÓ LA INDEPENDENCIA, O NO?
Quien escribe está convencido que en el Congreso de Oriente se declaró la independencia, sobre todo porque no hay otra explicación suficiente de por qué ni Entre Ríos, ni Santa Fe, ni Corrientes, ni la Banda Oriental, ni Misiones, mandaron delegados un año después al famoso Congreso de Tucumán. Creo que no fueron porque ¿para qué ir, a declarar la independencia, si ya habían declarado la independencia?
Existe, además, un documento: una carta de Artigas, del 24 de julio de 1816, donde expresamente dice que la Banda Oriental ya había declarado la independencia, precisamente respondiendo la invitación a Tucumán.
De todos modos, declarara o no la independencia, lo cierto es que el Congreso merece estudiarse seriamente, no con el desprecio de que lo hizo objeto el unitarismo mitrista, ni con la liviandad con que lo tratan personajes que nunca escribieron historia y que ahora, paniaguados de algunos nacionalistas conversos, elaboran hipótesis fantasiosas con pretensión de verdad.
Merece saberse que un señor O´Donell, que no había hecho historia nunca, recibió al menos un cuarto de millón de pesos, del presupuesto de los entrerrianos, para aseverar como verdades fantásticos cuentitos de hadas, que pretenden mostrar a Néstor Kirchner como el sucesor de Artigas, paladín del federalismo, gobernante que hizo de la austeridad una realidad cotidiana.
Tanta repugnancia merecen unos mentirosos como otros.
Interesa que se sepa la verdad, que (dijo antes Ferla) no es la que cuenta Buenos Aires, sino la que ocurrió realmente.
Aunque se ignore al Congreso de Oriente, porque Buenos Aires no asistió, el Congreso sesionó. Existió. Aún falta desentrañar todo lo que se resolvió, y mejor todavía, lo que se debatió.
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