En un texto acercado a nuestra Redacción, dos especialistas en Áreas Protegidas plantean y argumentan que el turismo puede ser un aliado para ayudar a la reconstrucción del ecosistemas seriamente amenazados.
La restauración de los ecosistemas es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sobre todo los relativos al cambio climático, erradicación de la pobreza, seguridad alimentaria, agua y conservación de la biodiversidad
(*) Por NORBERTO OVANDO Y ADALBERTO D. ÁLVAREZ
En la actualidad, cerca de 20 por ciento de la superficie cubierta de vegetación del planeta muestra una tendencia decreciente en su productividad, con pérdidas de fertilidad relacionadas con la erosión, el agotamiento y la contaminación.
La afluencia de visitantes a un espacio natural contribuye a la degradación de los ecosistemas, esta pérdida de capital natural es especialmente perniciosa para un sector que depende directamente de los recursos naturales, como es el turismo.
La restauración ecológica puede ser un nuevo prisma desde el que enfocar la actividad. Pero ¿y a la inversa?, ¿puede el turismo ser un aliado para restaurar ecosistemas?
Después de un año de trabajo, la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas fue adoptada por la Asamblea General el 1 de marzo de 2019 como un esfuerzo global que se llevará a cabo entre los años 2021 y 2030 para restaurar los paisajes marinos y terrestres deforestados y degradados, para mejorar la seguridad alimentaria, el suministro de agua, la biodiversidad y el turismo sostenible.
La restauración de los ecosistemas se define como un proceso de invertir la degradación de los ecosistemas -como paisajes, lagos y océanos-, para recuperar su funcionalidad ecológica.
Reparar el daño causado
Diferentes científicos se dieron a la tarea de analizar cuáles son los lugares donde es necesario priorizar los esfuerzos de restauración para, entre varias razones, cumplir con las metas internacionales planteadas en el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Convenio Aichi.
“La degradación de nuestros ecosistemas tiene un impacto devastador tanto en las personas como en el medio ambiente. Estamos entusiasmados con el hecho de que el impulso para restaurar nuestro entorno natural ha ido ganando ritmo, porque la naturaleza es nuestra mejor opción para abordar el cambio climático y garantizar el futuro”, señaló Joyce Msuya, Directora Ejecutiva Interina del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio Ambiente).
Recuperar el capital natural
La restauración ecológica convierte al turismo en una poderosa arma de desarrollo local. Vincular la actividad turística a la recuperación ambiental mejora, simultáneamente, la calidad de vida de la población y las posibilidades de negocio de los agentes turísticos del territorio. El turismo es el «cliente» de la restauración ambiental.
Por ejemplo la restauración ecológica de humedales y zonas costeras, además de recuperar bienes y servicios que son clave para la población (más de 25 millones de personas podrían verse beneficiadas), está considerada como una medida que favorece al desarrollo del turismo.
El turismo juega un papel importante en el crecimiento económico. Si es sostenible, el crecimiento económico será inclusivo. Sabemos que el turismo sostenible ayudará a conseguir un uso eficiente de los recursos, una mejor protección ambiental y ayudará a luchar contra el cambio climático.
Década de la restauración
La Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas ayudará a los países en la carrera contra los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Los ecosistemas se están viendo degradados a un ritmo sin precedentes. Nuestros sistemas alimentarios y los medios de vida de muchos millones de personas dependen de que todos trabajemos juntos para restaurar unos ecosistemas sanos y sostenibles para el presente y el futuro.
La Década, un llamamiento mundial a la acción, aunará el apoyo político, la investigación científica y la capacidad financiera para ampliar en gran escala la restauración, a partir de iniciativas piloto exitosas hasta abarcar zonas de millones de hectáreas. La investigación demuestra que más de 2.000 millones de hectáreas de paisajes deforestados y degradados en el mundo cuentan con potencial para la restauración.
La restauración incluye medidas para crear empleos ecológicos, proteger la biodiversidad, mejorar el ingreso en el campo y el turismo, estabilizar el abastecimiento de agua para las grandes ciudades y el de los alimentos.
Cuando dañamos la Tierra, dañamos nuestra propia salud, nuestros lugares de descanso y a los demás seres vivos. Los seres humanos somos tan susceptibles como cualquier otra especie.
Conclusión
Debemos restaurar para disminuir y revertir el impacto ambiental negativo del turismo de masas, para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos biológicos y los atributos escénicos de los principales sitios turísticos bajo la óptica de la sustentabilidad y asegurarnos que la biodiversidad del país sea uno de los principales elementos de interés turístico.
Es imperativo administrar los recursos turísticos en uso para acompañar los programas de restauración y sostener a largo plazo la calidad de estos. Prevenir y evitar cualquier tipo de impacto sobre el ambiente natural redundará no sólo en beneficios económicos, culturales y sanitarios, sino también en evitar dilapidar esfuerzos que podrán ser redirigidos hacia otros objetivos.
Por eso necesitamos de una acción colectiva para demandar que los gobiernos subsidien la plantación de árboles y plantas autóctonas, y la restauración de los ecosistemas degradados para mejorar los servicios ambientales que los bosques nos brindan.
(*) Presidente y Vicepresidente respectivamente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)
Expertos Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y Comunicación y Educación (CEC). Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
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