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“En otros países no entienden cómo vamos a arriesgar la vida por nada, pero recibimos el reconocimiento de la sociedad a cambio”

Arriesgan su vida por el prójimo en forma ad honorem. Sólo unos pocos reciben un plan municipal, al resto el Estado no los reconoce ni le brinda una obra social. Cuando se retiran sufren en sus cuerpos las consecuencias de su labor, algunos con enfermedades terminales. De esa realidad habló Carlos Nosalevich, jefe de los Bomberos Voluntarios uruguayenses.

 

Por EQUIPO DE REDACCIÓN DE EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

Nosalevich llegó a las 18 de este martes 6 de octubre desde Córdoba, donde fue como miembro de una delegación de entrerrianos a colaborar en los trabajos de extinción de los gigantescos incendios en la provincia mediterránea (Ver: Bomberos uruguayenses...).  Con el cansancio a cuestas, dialogó con los integrantes del programa ‘En La Víspera’, producido por la cooperativa El Miércoles, y que se emite en simultáneo por LT11 y Radio UNER.

Explicó la situación que atraviesan los bomberos de Concepción del Uruguay, las limitaciones económicas con las que trabajan y la falta de apoyo estatal, cuestión que graficó con un ejemplo: de los 45 bomberos que hay en el plantel sólo ocho perciben un ingreso de un contrato municipal “que ronda entre los 20 y 22 mil pesos mensuales”.

 

¿Siguen siendo voluntarios o reciben alguna remuneración que les permita considerarse profesionales?

La mayoría de los bomberos son voluntarios salvo ocho, quienes cumplen guardias activas de 24 horas por 48 de franco, y que reciben un aporte municipal. Esto viene desde 2001, cuando se instrumentaron los planes Trabajar y por la necesidad de tener personal permanente en el cuartel. En aquella ocasión, el presidente municipal (José Eduardo Lauritto) había otorgado a los bomberos voluntarios diez planes para poder conformar una guardia mínima y dar una respuesta inmediata a la sociedad. En aquella época estaban a cargo de la tarea siniestral los Bomberos Zapadores que eran de la Policía, pero no eran más de tres por guardia, siempre estaban escasos de personal, en épocas muy revoltosas para el país. Los Bomberos Voluntarios empezaron a recibir ese aporte económico que era más un reconocimiento que un sueldo y se fueron incrementando hasta llegar a 20, después se fueron dando de baja porque conseguían trabajo o se mudaban de ciudad, por eso se perdía ese plan o contrato, que no podía pasarse a otro bombero.

¿Cuántos son en la actualidad?

Son un total de 45 bomberos voluntarios que están inscriptos en Defensa Civil de la provincia y que componen la planta, ocho son lo que reciben ese aporte económico. De ellos, unos 37 o 38 dan respuestas todos los días, algunos por problemas de salud -tenemos uno exceptuado por su edad por el tema del Covid- y otros por sus trabajos o estudios a veces no podemos contar con ellos. Por medio de la Comisión Directiva, que (nos) maneja jurídicamente y administrativamente, tratamos de (gestionar para) reincorporar gente con esos ingresos para garantizar las guardias permanentes y brindar el servicio que se está dando. En nuestra ciudad no pasan de tres a cinco minutos de un llamado que la autobomba está en la calle y en el lugar del hecho, cuando en otras ciudades está solamente el telefonista, activa el llamado y de ahí llegan los bomberos desde sus casas, por lo que pueden pasar de diez a 15 minutos para dar una respuesta.

“El día que no podamos brindar un servicio los funcionarios políticos tienen la respuesta, porque faltan aportes económicos”

¿Cuánto cobran esos ocho bomberos?

Es un contrato municipal que ronda alrededor de los 20 ó 22 mil pesos. Hoy tenemos guardias con cinco bomberos. Por el tema del Covid debemos separar al personal.

Fragmento de la entrevista con Carlos Nosalevich en el programa en La Víspera.

 

El resto de los gastos de mantenimiento, de la incorporación de vehículos nuevos, etcétera, ¿de dónde salen esos fondos?

La Comisión Directiva, en los últimos cinco años, incorporó muchos elementos que eran muy necesarios para nuestras tareas. Antes eran elementos muy obsoletos. Hoy contamos con una flota importante de unidades y equipos de protección de última generación. Las autobombas vienen de subsidios nacionales, cuyos fondos salen de las compañías de seguros; el medio por ciento de todas las personas que pagan el seguro de vida va a una caja nacional, lo cual se distribuye en los mil cuarteles que hay en el país, una vez al año; recibimos aportes por el Plan Provincial del Manejo del Fuego, que es una renta del (Impuesto) Inmobiliario de las áreas no forestadas de los campos, que si bien no es una suma muy importante en todo el año, es una ayuda. También se recibe de la cuota del agua (Obras Sanitarias Municipales) un aporte bimestral o mensual. Pero siempre es insuficiente todo el dinero, porque en los últimos meses se gastó mucho en combustible: son más de 150 mil pesos por mes debido a la cantidad de nuestras intervenciones. Es una flota importante de camiones que hay que tenerlos con combustible, sino no sirven de nada. Los camiones deben estar llenos porque, al ir a una intervención, no sabemos si demandará una o diez horas de trabajo, entonces no podemos parar la autobomba porque nos quedamos sin gasoil. También hay un bono contribución que la Comisión Directiva vende desde hace 25 años, que tiene buena respuesta y es un aporte económico mensual. Se da el almuerzo y la cena a los bomberos que están de guardia, el mínimo que se le puede dar es una comida. Si sumamos, debe haber unos 300 mil pesos mensuales que gasta la institución. No hay empleados, en otros cuarteles hay gente rentada para que atienda el teléfono o para secretarios y administrativos, acá se hace todo a pulmón entre Comisión Directiva y el cuerpo activo para ahorrar ese dinero de lo que sería personal pago.

“En Córdoba, la gente identificaba a las camionetas de Entre Ríos y nos aplaudían. Eso no tiene precio”

Que no sean remunerados es como que no se termina de tomar conciencia del rol central que ocupan, sobre todo ante casos de emergencia. Hasta que no ocurre no se los valora en lo cotidiano. ¿Cómo es posible que no haya un flujo de dinero por parte del Estado que garantice funcionamiento y remuneración digna para los bomberos?

Sin dudas. Nuestros hermanos bomberos europeos o norteamericanos se admiran o no entienden cómo hay gente como bomberos voluntarios.

Allá son rentados...

Exactamente. Son del Estado, y en lugares donde no son rentados, como en algunos sectores de Alemania, el Gobierno se encarga de proveerles, cambiarles las autobombas, las botas, los guantes, todos los elementos de protección para brindar el servicio. Imaginen lo que se está ahorrando el Estado, supongamos Entre Ríos (donde) hay 900 bomberos, en pagar esos sueldos, el costo de las autobombas, todo eso se ahorran con los bomberos voluntarios. Cuando se pide un aporte económico es para seguir cumpliendo las funciones. En varias oportunidades el presidente, quien me dice “estamos cortos para el combustible”, y bueno, lamentablemente tendremos que ir eligiendo quien irá a parar o dejar la parada porque no hay combustible y llegará un momento en que no se podrá dar el servicio. El día que los funcionarios políticos nos pregunten por qué la respuesta la tienen ellos: porque faltan aportes económicos. No estoy hablando específicamente sólo del gobierno municipal, provincial y nacional.

Y hablamos de muchos años hacia atrás. Es decir, involucra a gestiones de diferentes colores políticos.

Claro, desde hace muchos años.

“Recibimos el reconocimiento de la sociedad, pero no de los diferentes gobiernos”

¿Qué conocimiento tiene sobre la ley que se estaba impulsando a nivel provincial para darle alguna regulación que permitiera fondos y presupuestos para las asociaciones de bomberos voluntarios?

Ese es un proyecto de ley que lo tenía (la Cámara de) Diputados de la provincia, que sigue su curso parlamentario y hasta el momento no hemos recibido ninguna noticia. Es importante en lo que se refiere al aporte económico sino a lo jurídico. También regularía la tarea específica de Bomberos en un marco legal mayor y es muy necesaria. El reconocimiento que se está tratando de generar es imitar a provincias hermanas como Santa Fe y Buenos Aires, el 80 por ciento de las provincias tienen un reconocimiento a los bomberos voluntarios que después de 25 años de servicios le hacen un aporte mensual que lo sacan de diferentes lugares, algunos de las loterías, otros de la energía eléctrica, etcétera. En nuestra provincia ni siquiera tenemos obra social y tampoco ese reconocimiento posterior a los 25 años de servicios y más de 55 años de edad.

“En nuestra provincia ni siquiera tenemos obra social”

Es decir que no existe la jubilación como bombero.

No. Jubilación no se puede llamar porque no hay un aporte previo. Por lo general, a la mayoría de los que hoy conocemos retirados tienen problemas de salud, porque uno aspira humo, sustancias tóxicas y eso genera enfermedades que cuando somos grandes el cuerpo nos pasa facturas. Tenemos muchos compañeros que padecen cáncer por este motivo, por las tareas riesgosas que se realizan.

¿Hay bomberas?

Si, nuestro cuartel siempre incorporó bomberas. Una de ellas tiene entre 16 y 17 años de servicios en nuestro cuartel. Todos los años se incorporan mujeres, hoy son alrededor de ocho.

 

LA EXPERIENCIA EN CÓRDOBA

Usted estuvo entre los bomberos uruguayenses y entrerrianos que intentaron de aplacar los incendios en Córdoba...

Sí, soy subdirector de Operaciones de la Provincia e integro el CUO (Coordinación Unificada de Operaciones) a nivel nacional. Fui a tratar de coordinar las tareas con las federaciones de Córdoba y de Santa Fe, que también fueron, y en el campo estuve con los brigadistas entrerrianos. Fue acompañarlos, que no les falte nada, estar en permanente contacto con el comando central por cualquier eventualidad. Fui con dos bomberos de nuestra ciudad, Miriam Caro y Gonzalo Andrés Méndez, que son brigadistas activos y también participaron en los incendios del Delta hace dos o tres meses. Somos integrantes de un sistema que pertenece a la Federación Entrerriana de Bomberos Voluntarios, coordinados a nivel nacional para dar refuerzos en diferentes hechos, como incendios forestales, rescates acuáticos, etcétera. Somos alrededor de 43 mil bomberos voluntarios en todo el país. Por eso insisto en cómo se asombran los camaradas de otros países, no entienden como las personas que no son rentadas van a arriesgar su vida por nada a cambio. Pero recibimos a cambio el reconocimiento de la sociedad, que es muy importante, que nos enorgullece. No es así desde la parte política en los diferentes gobiernos, que no han reconocido la tarea específica de los bomberos.

¿Cómo vieron la situación en Córdoba comparándolo con lo que les tocó asistir en nuestra provincia y la ciudad?

Tenemos una topografía totalmente distinta.  Es la primera vez que los bomberos entrerrianos van a trabajar a las sierras de Córdoba. Nosotros trabajamos habitualmente a unos 30 metros a nivel del mar. Ayer y anteayer los chicos trabajaron hasta 2200 metros de altura. Eso demanda un desgaste físico mayor para la tarea, más la dificultad de trabajar en zonas de piedras sueltas, de caminar sobre pendientes inclinadas, es diferente el material que se quema. Acá se utiliza una manguera con agua desde la autobomba y, en ese lugar, las camionetas llegaban hasta un punto y después había que caminar cinco u ocho kilómetros para poder llegar a los focos de las sierras, se trabaja prácticamente sin agua, con elementos de zapa manuales para poder extinguirlos.

“Los europeos y norteamericanos no pueden creer que haya bomberos voluntarios”

¿Usted tuvo una experiencia de este tipo?

El año pasado. Justamente, estábamos en una reunión en Córdoba y surgió el incendio de La Cumbre. El director del CUO, que se dirigió al lugar, al comando, invitó a algunos y yo fui con él. Era dantesco y asombroso. Se paró el fuego al borde las casas, venía bajando de las sierras, y fue parado por una línea de autobombas. No es habitual que en nuestra zona veamos fuegos de esas características. Esta es la segunda vez que pude participar en este tipo de siniestros.

¿Qué sintió u opinión le genera cuando vivió lo de Córdoba o lo que pasa en el país con casi medio millón de hectáreas quemándose?

Tristeza, amargura, porque se está destruyendo la naturaleza, va a producir un cambio climático, y es el mundo que le dejaremos a nuestros hijos y nietos. Cada árbol quemado es, en la mayoría de los casos, por acción del hombre. Ese árbol, el día que llueva en las sierras, por ejemplo, no va absorber el agua y la lluvia arrastrará tierras y llenará los ríos e inundará poblaciones. Lo mismo nos pasa en los ríos Paraná y Uruguay por los efluentes en el Brasil por el desmonte, cada vez las crecientes son más grandes. Es el precio que paga la humanidad por no controlar nuestro medio ambiente. Por otro lado, resalto lo de Córdoba, la organización que tienen en todos los frentes, desde que llegamos no nos dejaron faltar nada, ni alojamiento, ni comida. Cuando íbamos ingresando por los puestos camineros, la Policía nos saluda con la venia, con el saludo uno, en agradecimiento por ir a colaborar, o la gente, que identificaba a las camionetas de Entre Ríos y nos aplaudían. Eso no tiene precio.

“En otros países cómo vamos a arriesgar la vida por nada a cambio. Pero recibimos, a cambio, el reconocimiento de la sociedad”.

 

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