La Policía de Entre Ríos (PER) decidió abrir una investigación interna para determinar las responsabilidades del efectivo de dicha fuerza, Marcelo Galarza, en el marco del crimen de Fernando Pastorizzo. Su hija, Nahir Galarza reconoció haber sido la autora material del hecho con el arma de su padre, luego de haberla hallado arriba de la heladera. El oficial Galarza tuvo una compleja trayectoria policial, ya que fue condenado en primera instancia -y luego absuelto- por un asesinato a quemarropa de un narcotraficante a pesar de que la situación no ameritaba el accionar violento del policía. Dentro de su carrera se incluyó un autoexilio en Estados Unidos, donde estuvo alojado dos años con el argumento de buscar "un cambio social y económico". Esto motivó el pase a retiro obligatorio sin goce de sueldo a partir de marzo del 2000, aunque en 2006 fue reincorporado por las autoridades de la PER. Galarza presta servicios especiales dentro de la Departamental de Gualeguaychú, aunque nunca recibió un ascenso como la mayoría de su camada.
Por JORGE RIANI (*)
La policía de Entre Ríos inició una investigación para establecer cómo el arma del efectivo de esa fuerza, Marcelo Galarza, terminó en poder de su hija, Nahir, de 19 años, detenida por el asesinato de Fernando Pastorizzo. Ahora, la División de Asuntos Internos quiere saber en qué circunstancias el arma destinada al oficial principal terminó en poder de la joven. Y no es la primera vez que Galarza aparece en un expediente policial.
Galarza fue investigado dos veces en su accidentada carrera. Una de ellas terminó en un juicio oral y público, donde el padre de Nahir fue sentado en el banquillo de los acusados por el crimen a quemarropa de un hombre.
El otro caso por el que se lo investigó es por el robo de armas secuestradas a cazadores cuando Galarza prestaba servicios en la Dirección de Prevención de Delitos Rurales. Una fuente policial consultada por La Nación dijo que esa causa aún sigue abierta en Gualeguaychú.
En el año 2004, Galarza fue llevado a juicio por ejecutar, ocho años antes, el disparo de escopeta que terminó con la vida de Claudio Marcelo Cañete, un hombre de 32 años al que se lo acusaba de vender drogas en Concordia.
En ese juicio, la Fiscalía consideró que las circunstancias en que se produjo la balacera que terminó con la vida de Cañete no ameritaban peligrosidad. El fiscal consideró que "la acción del policía conformó una reacción desmedida", y requirió que se lo condenase a diez años de prisión por homicidio simple. Sin embargo, el tribunal integrado por conjueces decidió absolverlo, aunque el trámite abrió un prolongado paréntesis en la carrera policial de Galarza.
La muerte de Cañete por el balazo ejecutado por Galarza dejó una sensación extraña entre los investigadores y la prensa especializada. Pocos creyeron que se tratara de un tiroteo para repeler un ataque, como dijo la defensa del acusado. En el libro "Código de Fuego", el periodista Daniel Enz reveló, en el año 2001, que “Cañete permanecía indefenso en una habitación, pero quien estaba al frente del operativo no dudó en ordenar su fusilamiento”.
“La puerta de la vivienda quedó destrozada por las balas. Quienes allí estaban sabían que si el hombre hablaba ante la Justicia algunos integrantes del poder político y de la fuerza de seguridad se podían ver comprometidos en graves denuncias que, de alguna manera, se animó a relatar un datero un año y medio después del hecho. Si bien sus declaraciones tuvieron trascendencia pública, nunca se conoció la parte de su testimonio en la que denunció, con nombre y apellido, a un senador nacional del PJ entrerriano y a un diputado provincial del oficialismo, supuestamente vinculados al negocio de la droga”.
El padre de Nahir fue a radicarse en Nueva York, entre los años 1990 y 1992, bajo la idea de buscar "un cambio social y económico". Su prolongada ausencia motivó el pase a retiro obligatorio sin goce de haberes a partir de marzo de 2000. Sin embargo, extrañamente en el año 2006 la propia Jefatura de Policía gestionó la reincorporación de Galarza al servicio activo.
Nacido en 1962, Galarza egresó como oficial de Policía con otros efectivos que en la actualidad ocupan lugares de decisión en la fuerza provincial. Sin embargo, él tiene el cargo de oficial principal, cuando lo lógico sería que hubiera ascendido a comisario mayor, como cualquiera de su camada. La accidentada carrera y su autoexilio en Estados Unidos, hicieron que Marcelo Galarza sea hoy un oficial de escasa trayectoria en el escalafón, aunque de buenas relaciones con algunos altos oficiales.
Actualmente presta servicios especiales en la Jefatura Departamental de Gualeguaychú, y nunca tuvo una comisaría a cargo. Fuentes policiales que hablaron con La Nación, expresaron su asombro por la exposición mediática de Galarza, a partir del caso en el que se ve involucrada su hija, Nahir. Y no dejan de reparar en el hecho de que haya contratado los servicios profesionales del manager de medios Jorge Zonzini, un vocero con honorarios privativos para un oficial principal de una policía de provincia.
(*) Artículo publicado en diario LA NACIÓN Y EN ANÁLISIS
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