El Miércoles Digital Concepción del Uruguay – Entre Ríos
Evadir impuestos es un delito, aunque ahora el gobierno decidió que dichos delincuentes pueden blanquear y declarar los dineros radicados en el exterior. Es una decisión política. Si se elude impuestos, es simplemente no pagarlos y se genera una deuda, pero no es un delito. Como los jueces no podían ni evadir ni eludir, inventaron un modo de no pagar. Se trata de gambetear impuestos, y le dieron fundamento en una acordada, la numero 20 del año 1996. Los jueces pueden disentir en una gran cantidad de cuestiones jurídicos. Cuando se trata del bolsillo propio, allí están todos de acuerdo.
Por ANÍBAL GALLAY
La elusión impositiva (del verbo eludir) consiste en no pagar, que es la conducta más crasa y un poco elemental. Las empresas eluden impuestos buscando debilidades o vacíos legales. Se trata de pagar lo menos posible, pero sin cometer delito. Un grupo de varias empresas póngase por caso, que se venden a sí mismas a altos precios para que las ganancias sean menores, en el balance. Cada empresa tiene abogados y contadores especialistas en eludir impuestos. (La mayoría de estos profesionales son egresados de la universidad pública donde han estudiado gratuitamente, valga la acotación.)
La evasión impositiva es más grave porque se trata de ardides, tendientes a engañar a la autoridad. Falsificar documentos, ocultar ingresos, crear empresas off-shore o falsear declaraciones. Son maniobras fraudulentas que están tipificadas como delito.
Tal es el caso de los delincuentes quienes tienen dinero en el exterior y el gobierno los ha invitado a “blanquear”, abonando algún dinero a título de multa. Quien se roba una bicicleta usada puede ser condenado a seis años de prisión. El delincuente que trae dineros del exterior, será felicitado por los patrióticos servicios prestados. Como se puede apreciar evadir millones de dólares es solo un desliz, pero llevarse una bicicleta ajena merece que el autor vaya seis años a la cárcel.
La constitución argentina establece que todos los habitantes deben pagar impuestos. Y lo escribió con claridad meridiana: “La igualdad es la base del impuesto y las cargas públicas”. Dejó en claro que en cuanto a los impuestos nadie tiene el privilegio de no pagarlos y nadie tiene el privilegio de rechazar una carga pública
GAMBETEADORES
Pero hay argentinos que no eluden, ni evaden, pero no pagan el impuesto a las ganancias. Son los jueces. Pero los jueces no son sonsos y encontraron el sendero adecuado para engordar sus bolsillos. La Corte Suprema de Justicia de la Nación emitió una acordada la numero 20 del 11 de abril 1996, en la que dejó establecido que pagar impuesto a las ganancias era contrario a la Constitución.
Julio S. Nazareno, Eduardo Moliné O'Connor, Carlos S. Fayt, Augusto C. Belluscio, Antonio Boggiano y Gustavo A. Bossert fueron los firmantes de dicha acordada, en la que argumentaron que pagar impuestos era disminuir la compensación que no puede ser disminuida, según expresa el artículo 110 de la Constitución. Y entre los argumentos más notables dice que no pagar impuestos asegura la independencia de los jueces. Y el argumento más alegre consiste en decir que no pagar impuestos no va en beneficio de los jueces, sino en beneficio de los justiciables. (En el lenguaje de los jueces “justiciables” son las personas en general.) Pero como se ve la solidaridad y el compromiso social fueron también prolijamente gambeteados.
Un juez cobra más de cien mil pesos por mes y el gambeteo del impuesto a las ganancias priva al estado de 11.000 millones de pesos anuales, en una Argentina donde hay 13 millones de pobres e indigentes.
anibalgallay@gmail.com
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