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EVITA, EL FEMINISMO Y LA RENTA BÁSICA

Hay aspectos del apasionante y apasionado paso de Evita por la vida pública que son poco conocidos y sin embargo, merecen ser rescatados para reflexionar y promover debates actuales. No exentos de polémica, como en todo personaje central de la historia, aquí se toman dos de ellos.

 

(*) Por AMÉRICO SCHVARTZMAN 

Ilustración: Miguel Rep. Evita nacida para molestar

 

El paso de Evita –María Eva Duarte de Perón– por la vida pública de la Argentina es tan breve como fulgurante, tan conmovedor como controvertido. Aquí reseño dos aspectos de su acción pública que me llamaron la atención, entre las lecturas que vengo haciendo desde hace unos años en relación con la "Abanderada de los Humildes".

Uno de ellos es la conflictiva relación de Evita con el movimiento de emancipación de las mujeres, en el que claramente se incluía pero al cual sometía a críticas fulminantes, postulando un feminismo diferente, alternativo, que no entraba en pugna con los valores asentados en el grueso de las mujeres de su época y en cambio la alejaban de las militantes de esa corriente.

El otro aspecto es una propuesta de Evita de la que se habla escasamente, y en la que me parece encontrar reminiscencias con la propuesta de una renta básica universal (RBU), que se viene discutiendo públicamente desde el inicio de la pandemia. (Al cierre de esta nota, el ministro de Economía descartó la posibilidad de una renta universal. No obstante, esto no aleja sino que acerca la idea de Evita que comentaremos, como se verá en ese punto).

Debo advertir de entrada que esta notita está contraindicada para fanáticos de cualquier cuño, sea que estén a favor o en contra de Evita. Por el contrario, para quienes tienen la intención de comprender y son capaces de alejar de su mente tanto el odio como el enamoramiento de las figuras o procesos en los que pretenden profundizar –como recomendaba el gran Spinoza– tal vez consideren de valía estas líneas. E incluso, al despojarse de esas emociones, es posible que las disfruten.

 

EVITA Y EL FEMINISMO

Es muy controvertida la relación de Evita con las feministas de su época: en La razón de mi vida les dice –literalmente– de todo: feas, viejas, solteronas, resentidas, machonas. Las feministas en la visión de Evita eran una síntesis de la caricatura que los detractores de las feministas han hecho de ellas en todos los tiempos. Sin embargo, nadie en la historia argentina hizo tanto y en tan poco tiempo para "empoderar" a las mujeres argentinas, y discutir eso es tan ocioso como irrelevante.

Pero además, Evita se sentía parte del movimiento, e incluso se propone disputar su sentido. A continuación, y para fundamentar esta aseveración, cito un fragmento del discurso que dio en junio de 1947, nada menos que en la España franquista. Dice así:

"¡Mujeres de España!: Nuestro siglo no pasará a la Historia con el nombre de 'Siglo de las guerras mundiales' ni acaso con el nombre de 'Siglo de la desintegración atómica', sino con este otro mucho más significativo de 'Siglo del feminismo victorioso'".

La frase parece mostrar que Evita, por más que despreciara a las feministas contemporáneas (desprecio que era mutuo, hay que decirlo; y que resulta comprensible en ambos sentidos, como se podrá ver en párrafos siguientes) tenía plena conciencia de que sus principales intereses e intervenciones en la esfera de lo público se inscribían en el amplio movimiento de emancipación de las mujeres, que, le guste a quien le guste, se llama "feminismo".

Después de ese párrafo, Evita realizaba consideraciones que espantaban tanto a las feministas contemporáneas como a las actuales (aun a las seguidoras de Evita), y vale la pena reproducirlas:

"La mujer (...) exige todos los derechos imprescindibles para el desarrollo de sus poderosas virtualidades. (...) La mujer argentina se afana, en primer lugar, por la estructuración del hogar cristiano con vínculo indisoluble. Porque si a la mujer no se le ha dado el señorío de la fuerza física, se le ha dado el imperio del amor. Y sabemos las mujeres sin necesidad de sutiles raciocinios, que sólo en el hogar y en el matrimonio indisoluble, puede el amor alcanzar toda su expansión".

Es difícil que las feministas militantes (de entonces y de ahora) coincidan con ese discurso del “impreio cristiano del amor”. En parte eso explica la distancia insalvable entre la oradora y los movimientos de emancipación de las mujeres, que ya tenían una larga historia, y que eran francamente opuestos al primer gobierno peronista.

“Nuestro siglo no pasará a la Historia como el de las guerras mundiales ni el de la desintegración atómica', sino como el siglo del feminismo victorioso".

Este hecho estaba motivado por distintas razones, pero es posible que fuera inevitable: a las feministas (siendo, como eran, mujeres de izquierda) les resultaba muy difícil ver algo atractivo en un movimiento surgido de militares nacionalistas y de políticos tradicionales, aliado a la Iglesia Católica y lleno de simpatizantes intelectuales del fascismo, como los que el peronismo puso al frente de las universidades. A Evita, además, las feministas la vieron como una aventurera, una actriz sin ninguna militancia previa que de repente llegaba a ámbitos de poder solo por su relación con el militar que lideraba el proceso.

Quizás por esas razones, pero también porque Evita captó que las feministas no tenían la simpatía de las masas, y pese a que compartía buena parte de sus reivindicaciones, sintió la necesidad de diferenciarse de las feministas de su tiempo. Y lo hizo con enorme dureza, como ya mencioné, al tratarlas de “feas”, solteronas, viejas, resentidas y de “querer ser como los hombres”. Todo eso y más lo deja escrito en "La razón de mi vida".

Sin embargo, en ese mismo libro es clara la intención de Evita (o de los diferentes escritores que elaboraron el texto) de disputar el sentido del movimiento feminista. Así en varias ocasiones pone la palabra "feminista" o "feminismo" entre comillas: el argumento subyacente bajo ese recurso tipográfico (y no tan subyacente) es que el genuino feminismo, el feminismo posible, es el que encarna ella, precisamente por ponerse bajo las órdenes de un hombre. Lo dice de este modo:

"¿Cómo va usted —me decían— a dirigir un movimiento feminista si está fanáticamente enamorada de la causa de un hombre? ¿No reconoce así la superioridad total del hombre sobre la mujer? ¿No es esto contradictorio? No, no lo es. Yo lo “sentía”. Ahora lo sé. La verdad, lo lógico, lo razonable es que el feminismo no se aparte de la naturaleza misma de la mujer. Y lo natural en la mujer es darse, entregarse por amor (...) ¿El mejor movimiento feminista del mundo será tal vez entonces el que se entrega por amor a la causa y a la doctrina de un hombre que ha demostrado serlo en toda la extensión de la palabra? (...) Ningún movimiento feminista alcanzará en el mundo gloria y eternidad si no se entrega a la causa de un hombre. (...) Perón y su causa son suficientemente grandes y dignos como para recibir el ofrecimiento total del movimiento feminista de mi Patria."

EVITA Y LA RENTA BÁSICA

El segundo aspecto que quería rescatar tiene que ver con la idea de la renta básica universal, que viene cobrando fuerza a partir de los catastróficos efectos de las medidas tomadas a raíz de la pandemia de Covid- 19 en la economía de las sociedades occidentales (ignoro si este debate ha alcanzado a otras: me da la sensación de que no).

Voces de peso en Occidente, que nunca se habían expresado sobre el tema, tales como el FMI, la Cepal o el Papa Francisco lo vienen reclamando o sugiriendo, en una discusión que sobrepasa ampliamente los ámbitos casi marginales en que desde hace varias décadas se abordaba el tema, que interesaba a algunos sectores académicos y poco más, a pesar de los ilustres pioneros que lo proponían desde hace varios siglos.

El párrafo que sigue es textual de "La razón de mi vida", en el parágrafo LI (51 en números romanos), titulado "Una idea". Allí dice Evita:

"Para mí sería muy sencillo y no sé si por demasiado sencillo me parece demasiado fácil y a lo mejor... impracticable; aunque muchas veces he visto cómo las cosas que todos estiman demasiado simples son la clave del éxito, el secreto de la victoria.

Pienso que habría que empezar por señalar para cada mujer que se casa una asignación mensual desde el día de su matrimonio. Un sueldo que pague a las madres toda la nación y que provenga de los ingresos de todos los que trabajan en el país, incluídas las mujeres.

Nadie dirá que no es justo que paguemos un trabajo que, aunque no se vea, requiere cada día el esfuerzo de millones y millones de mujeres cuyo tiempo, cuya vida se gasta en esa monótona pero pesada tarea de limpiar la casa, cuidar la ropa, servir la mesa, criar los hijos..., etc.

Aquella asignación podría ser inicialmente la mitad del salario medio nacional y así la mujer ama de casa, señora del hogar, tendría un ingreso propio ajeno a la voluntad del hombre. Luego podrían añadirse a ese sueldo básico los aumentos por cada hijo, mejoras en caso de viudez, pérdida por ingreso a las filas del trabajo, en una palabra todas las modalidades que se consideren útiles a fin de que no se desvirtúen los propósitos iniciales.

Yo solamente lanzo la idea. Será necesario darle forma y convertirla, si conviene, en realidad".

Al parecer, la idea nunca fue considerada conveniente –ni siquiera por los gobiernos peronistas– porque no se convirtió en realidad en ninguno de ellos. Podría decirse que se trata de una propuesta conceptualmente diferente a la renta básica universal, tal vez más parecida a la AUH implementada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que había sido propuesta unos diez años antes por legisladores de diferentes orígenes (Elisa Carrió, Alfredo Bravo, entre otros) y por organizaciones gremiales (como la CTA).

“Habría que señalar para cada mujer que se casa una asignación mensual desde el día de su matrimonio, un sueldo para las madres que provenga de los ingresos de todos los que trabajan...”

 También se podrá cuestionar que, tal como la planteó Evita, no se trata de un ingreso universal ni incondicional, como debe serlo una RBU: estaba pensado para las mujeres y el requisito era el matrimonio (algo incompatible, otra vez, con las perspectivas feministas). Pero tiene un parentesco innegable con la idea básica de la renta universal: la intención de garantizar un ingreso mínimo, en este caso a las mujeres. En el caso de la RBU pretende abarcar a toda la ciudadanía.

EVITA, SIEMPRE VIVA

Evita sigue viva de diferentes maneras en la sociedad argentina, tanto entre quienes ya logran verla como un personaje histórico con contradicciones, aciertos y desaciertos, como quienes no pueden evitar el maniqueísmo en su percepción de las cosas y la conciben unos como Santa, otros como Demonio.

Me pareció interesante rescatar estos aspectos poco difundidos de la Evita real que marcó la vida argentina (en muchos sentidos hasta hoy), por un lado, para contribuir a superar esas miradas simplificadoras, y por el otro porque considero que sigue siendo un filón provechoso, en particular en la discusión sobre la RBU.

EVITA CONTRA LAS FEMINISTAS

En el parágrafo XLVIII (48, en números romanos) de "La razón de mi vida", Evita se dedica a denostar a las feministas. Allí bajo el título "El paso de lo sublime a lo ridículo", dice textualmente:

"Confieso que el día que me vi ante la posibilidad del camino “feminista” me dió un poco de miedo. ¿Qué podía hacer yo , humilde mujer del pueblo, allí donde otras mujeres, más preparadas que yo, habían fracasado rotundamente? ¿Caer en el ridículo? ¿Integrar el núcleo de mujeres resentidas con la mujer y con el hombre, como ha ocurrido con innumerables líderes feministas?

Ni era soltera entrada en años, ni era tan fea por otra parte como para ocupar un puesto así... que, por lo general, en el mundo, desde las feministas inglesas hasta aquí, pertenece, casi con exclusivo derecho, a las mujeres de ese tipo... mujeres cuya primera vocación debió ser indudablemente la de hombres. ¡Y así orientaron los movimientos que ellas condujeron! Parecían estar dominadas por el despecho de no haber nacido hombres, más que por el orgullo de ser mujeres. Creían incluso que era una desgracia ser mujeres...

Resentidas con las mujeres porque no querían dejar de serlo y resentidas con los hombres porque no las dejaban ser como ellos, las “feministas”, la inmensa mayoría de las feministas del mundo en cuanto me es conocido, constituían una rara especie de mujeres... ¡que no me pareció nunca del todo mujer! Y yo no me sentía muy dispuesta a parecerme a ellas. Un día el General me dió la explicación que yo necesitaba.

‘— ¿No ves que ellas han errado el camino? Quieren ser hombres. Es como si para salvar a los obreros yo los hubiese querido hacer oligarcas. Me hubiese quedado sin obreros. Y creo que no hubiese podido mejorar en nada a la oligarquía. No ves que esa clase de “feministas” reniega de la mujer. Algunas ni siquiera se pintan... porque eso, según ellas es propio de mujeres. ¿No ves que quieren ser hombres? Y si lo que necesita el mundo es un movimiento político y social de mujeres... ¡qué poco va a ganar el mundo si las mujeres quieren salvarlo imitándonos a los hombres! Nosotros ya hemos hecho solos, demasiadas cosas raras y hemos embrollado todo, de tal manera, que no sé si se podrá arreglar de nuevo al mundo. Tal vez la mujer pueda salvarnos a condición de que no nos imite.’

Yo recuerdo bien aquella lección del General. Nunca me pareció tan claro y tan luminoso su pensamiento. Eso era lo que yo sentía. Que el movimiento femenino en mi país y en todo el mundo tenía que cumplir una función sublime... y todo cuanto yo conocía del feminismo me parecía ridículo. Es que, no conducido por mujeres sino por “eso” que aspirando a ser hombre, dejaba de ser mujer ¡y no era nada!, el feminismo había dado el paso que va de lo sublime a lo ridículo. ¡Y ése es el paso que trato de no dar jamás!”

 

Fuentes de las citas:

"Eva Perón en España", Enrique F. Widmann-Miguel. Buenos Aires, 2014)

"La razón de mi vida", Eva Perón, Ediciones Peuser, septiembre de 1951)

 

(*) Artículo publicado en la edición gráfica de Análisis de Paraná del jueves 13 de agosto de 2020.

 

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