Milei Presidente no solo sería un peligro para la sociedad argentina por sus planes delirantes (planes que ningún país serio del mundo ha puesto en práctica jamás). Milei Presidente además sería una vergüenza mundial para nuestra Argentina.
Por A.S. de EL MIÉRCOLES
“Porque ¿qué es en el fondo un socialista? Es una basura, es excremento humano que, básicamente, por no querer soportar el brillo de otro ser humano, está dispuesto a que todos estén en la miseria. Eso es un socialista, en el fondo es una enfermedad del espíritu, una enfermedad del alma. Son malas personas, esa es la realidad”. (Ver enlace)
La increíble frase de Milei solo puede sorprender a quienes, hasta ahora, no le habían prestado atención a sus expresiones. En varias ocasiones ha dicho cosas similares. Sí, es difícil decidir si vomitó alguna peor: calificar a una persona por sus ideas como “excremento”. Pero no es novedad que el candidato que emergió con más chances de las PASO es un verdadero energúmeno. Literalmente: en su segunda acepción según la RAE, un energúmeno es “una persona furiosa, alborotada”. (La primera acepción de la RAE es “persona poseída del demonio”, pero yo no creo en demonios ni en cosas sobrenaturales).
Cuando Milei dice que todo “socialista” es un excremento humano (..) está pensando en cualquiera que defienda el rol que tiene en la actualidad el Estado en cualquier país serio. Está pensando en cualquiera que crea que los impuestos son un mínimum de la justicia social (la idea inaceptable para Milei de que más pague quién más gana).
Desde el alicaído Partido Socialista salieron a repudiar sus dichos, con hidalguía y tristeza. Pero (quizás porque tampoco le han prestado mucha atención a las expresiones del energúmeno) se les escapa un detalle gigantesco: Milei no se refiere, cuando dice “socialistas”, a esos “socialistas”.
Básicamente, porque nunca gobernaron.
No, amigues. Cuando Milei dice que todo “socialista” es un excremento humano, está hablando de muchas otras personas. Está englobando en una categoría ficcional, que solo existe en su mente delirante, a una enorme y heterogénea cantidad de personas que no se autoperciben “socialistas” ni por asomo, que jamás se definirían de ese modo.
Está pensando en cualquiera que defienda el rol que tiene en la actualidad el Estado en cualquier país serio.
Está pensando en cualquiera que crea que los impuestos son un mínimum de la justicia social (la idea inaceptable para Milei de que más pague quién más gana).
Está pensando en quienes tienen el tupé de pretender regular a las empresas privadas para que no puedan hacer lo que se les antoje ni con sus trabajadores ni con quienes consumen sus productos, ni con el ambiente.
Está pensando en quienes tienen la obsesión para él incomprensible e inaceptable de considerar la salud y la educación como derechos humanos.
Está pensando en toda esa gente. En cualquier persona que crea que el bien común debe prevalecer por sobre las apetencias individuales.
Y entre esas personas a las que Milei llama “excrementos humanos” hay, por lo tanto, desde peronistas hasta radicales, desde cristianos hasta ateos, desde comunistas hasta liberales. Es más: entre esas personas están la mayoría de las personas que viven en la Argentina, que ni siquieran aceptan etiquetarse y para las cuales (como lo muestran los estudios sociológicos) no hay ninguna duda de que el interés colectivo siempre está por encima del interés egoísta.
“Cuando el interés general exige las atenciones de la sociedad, deben callar los intereses particulares, sean cuales fuesen los perjuicios que experimentasen. Este es un principio que sólo desconocen los egoístas y los esclavos, y que no quieren admitir los enemigos de la causa de la Patria”. Eso dijo Manuel Belgrano. Por afirmar eso, el energúmeno lo incluiría en su lista de excrementos humanos.
Porque Milei Presidente no solo sería un peligro para la sociedad argentina por sus planes delirantes (planes que ningún país serio del mundo ha puesto en práctica jamás, precisamente porque no aceptan delirios).
Como lo ha demostrado en incontables ocasiones previas, al calificar como “socialistas” a la Unión Cívica Radical, e incluso a un dirigente como Horacio Rodríguez Larreta, que de socialista tiene lo mismo que de melenudo.
En el fondo, Milei cree que la mayoría de las personas que vivimos en este hermoso y sufrido país, somos excrementos humanos que no merecen ni siquiera la compasión del Estado. Es más: ni siquiera merecen Estado. Por eso quiere destruirlo.
Ojalá recapaciten quienes lo votaron, que lo hicieron (¡qué duda cabe!) creyendo que el energúmeno es menos malo que el resto de la lamentable oferta electoral que nos dejó la indolente dirigencia que padecemos.
No. Milei es la peor de las peores opciones. Hay que decirlo con todas las letras, aunque nos cueste pedir el voto para alguna de las otras.
Porque Milei Presidente no solo sería un peligro para la sociedad argentina por sus planes delirantes (planes que ningún país serio del mundo ha puesto en práctica jamás, precisamente porque no aceptan delirios). Milei Presidente además sería una vergüenza mundial para nuestra querida Argentina.
Esperemos que nuestro pueblo, que está harto (y con santa razón) de sus dirigencias políticas, sociales y económicas, pero que siempre (siempre) ha estado un pasito más adelante que ellas, lo advierta a tiempo. Ojalá el resto de la política encuentre la dignidad para bajarse de sus propias miserias y encontrar un acuerdo programático que garantice que la Argentina no rife su futuro inmediato arrojándose a los brazos del energúmeno.
Todavía estamos a tiempo.
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