Fabián Tomasi falleció este viernes por la mañana en el hospital de Basavilbaso. El entrerriano dejó su testimonio para tratar de cambiar, desde su enfermedad, el mundo contaminado por el uso de agrotóxicos y se volvió símbolo en la lucha por un campo sin venenos.
Fabián padecía una polineuropatía tóxica metabólica severa, que causa una disfunción de una parte del sistema nervioso. Su cuerpo se intoxicó con químicos cuando a partir de 2005 empezó a trabajar para una empresa de fumigación aérea. Su tarea, según contó en numerosas oportunidades, era abrir los envases con sustancias –entre ellos glifosato– que dejaban al costado de la avioneta, volcarlo en un recipiente de 200 litros para mezclarlo con agua, y enviarlo a través de una manguera para que la aeronave rocíe los campos sembrados con soja.
Su lucha quedo inmortalizada y se convirtió en tapa del libro "Envenenados: Una bomba química nos extermina en silencio" de Patricio Eleisegui, un libro que revela por medio de historias de vida como la de Fabián las contrariedades de un modelo agroeconómico que desde la retórica, desde el aspecto discursivo, se muestra contrario a lo que concreta en la práctica. Y renuevan la idea de que, a la hora de garantizar el rédito económico, poco importan las consecuencias negativas.
Fabián la venía peleando desde hace mucho tiempo, siempre con ganas de dejar testimonio para tratar de cambiar, desde su enfermedad, el mundo contaminado.
Su lucha, incansable, se apagó pero seguirá en quienes lo han tenido como referente.
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