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Feliz cumple, ciudad hermosa

Nuestro compañero A.S. no quiso quedarse al margen del nuevo aniversario de la ciudad y también sopló las 239 velitas, pero las acompañó de las letras que se reproducen a continuación.
Por AMÉRICO SCHVARTZMAN de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Ayer fue tu cumple, ciudad preciosa. Doscientos treinta nueve. Así que feliz cumple, uruguayenses, como nos llamamos ahora, "uruguayos" como nos autopercibíamos en el siglo XIX (antes de que ese gentilicio fuera adoptado por nuestros hermanos orientales). Enorgullézcanse. Ustedes son la ciudad del primer Colegio Laico de Suramérica, la ciudad de Teresa Ratto médica y feminista a comienzos del siglo pasado, la de Pocho Lepratti quien nos enseñó que el que se encierra en su propio yo "no halla jamás el camino hacia los otros”.
La ciudad de Chilo Zaragoza que soñó educación superior para todas las personas, la de Francisco Ramírez y en la que Artigas eligió hacer el Congreso de los Pueblos Libres, la de Zubiaur y la pionera enseñanza del deporte, la de la primera Escuela Normal dedicada a formar mujeres maestras, cuyo rol impresionante en la democratización de la educación en aquella época de la naciente patria aún no se reconoce debidamente.
La que tiene en su propio nombre al maravilloso Río de los Pájaros, la que eligieron para vivir hasta su último suspiro gentes enormes como Delio Panizza, Artemio Alisio, El Manco Balsechi, Sonia Todoro, el Bebe Canavessi y Linares Cardozo.
La ciudad en la que eligió vivir y desplegarse como un panadero (según dijo Betina) el Uruguayo González Cardozo, y en la que decidió inventar su nacimiento el también uruguayo Vizconde Lascano Tegui.
La ciudad de las tradiciones de lucha aun distantes y que algún día quizás se enlacen, la de El Despertar del Obrero y el artiguismo, la de Facón Grande y el gaucho Antonio Rivero, la de Juan Antonio Sansoni y el Mingo Martínez, la de Osvaldo Neyra y el Gringo de Michele, la de Tadea Jordán y Cacho Matzkin, la de Andrés García y el Miguelazo Pepe, la de Queta Morera y Eduardo Giqueaux, filósofo de la puta madre.
La ciudad de Chela Chappuis y de Félix Gutiérrez, la de Horacio Poggio (quien engrosa la lista de periodistas desaparecides por la dictadura), la del Negro Apeseche impar cantorazo de acá, la de Nelly Gonnet y el Mago Irel.
La que eligieron como su ciudad el "subversivo" que fundó la Escuela de Música, don Alberto Soriano, y los curas Juan Rolando y Cacho Ciuffo, el Pelado Dubini y Ricardo López Jordán.
La que vio nacer a Pedro Urquiza y a Roberto Uncal, la del Negro Castro y el poeta Juan Luna, la de Dina Nardone y Evelina Pezzani, la de Pepe Troncoso y Flavio Bellingeri.
La ciudad de Micaela García y del "esforzado vecino" Bartolomé Zapata que recuperó las tres villas para la Revolución (y que debería llenar de orgullo a cada vecino del Barrio Zapata, que acá vendríamos a ser todos zapatistas!), la ciudad de Cuqui Silva y de Ana Teresa Fabani.
La de Diana Almada y Celia Torrá, la de Manuca Santángelo y Araceli Re, la primera rectora mujer del Colegio, la de la teatrista Cecilia Eliçabe y la plástica Mariela Suárez.
La ciudad del Lobo y de Atlético, la de Almagro y Parque Sur, la de Regatas y Rocamora, club que lleva el nombre de nuestro glorioso fundador (ese que soñó a "la de Entre Ríos, como la mejor provincia de esta América", sin latifundios "de quatro ambiciosos", ese que comenzó como soldado a sueldo de España, pero terminó sus días eligiendo ponerse a las órdenes de la Revolución, nada menos que de Belgrano y de Artigas).
La ciudad de Raúl Fernández y de José Brizuela, la de Alfredo Bravo y la de Lucas Piris.
La ciudad del Viejo Sito y de Luis Gonzaga Cerrudo. La del Gordo Puchulu y Poroto Missorini. La de Flavia Schiavo y Carlos Da Silva.
La de Totó Rodríguez y de Roque Galotto. La de Omar Scolamieri Berthet y Manuel Adolfo Escobar. La ciudad de Juancho Carbonell y Coty Calivari, la de Eduardo Amaral y Nenúfar Panizza.
La ciudad en la que dejó semilla el enorme Alejo Peyret, que sigue inspirándome, y desde la que desplegó su impresionante, todavía no reconocida, labor filosófica.
Mi ciudad, ésta que a veces da tanta rabia y a la que uno no se la imagina sin fútbol, murga, acordeones, tango y rocanrol, esta que (como decía Borges) "me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas", mi ciudad amada cumple 239 añitos...  Felices seamos, que ya te mereceremos mucho más feliz algún día...  (Este post es de hace unos años, pero lo voy actualizando, con nombres valiosos, algunos que despedimos en el transcurso de la última vuelta al sol, otros que vamos recuperando al mirar hacia atrás, otras que me sugieren ustedes que me leen y comparten este amor... y este año agrego, claro, el de mi viejo Pablo Schvartzman, que también la eligió para vivir, para que nacieran sus hijos e hijas, para regalarle todo lo que le dio en sus diez décadas inconclusas de fructífera vida, y a la que dio también su último suspiro sabiendo que había valido la pena, que en efecto había elegido el mejor lugar de la Tierra Prometida para hacerlo).
Felices 239 ciudad hermosa, y gracias por todo, aun sabiendo todo lo que falta para que cada una de las personas que viven acá puedan sentir lo mismo que sentimos algunas de las que no nos podemos pensar sin vos, fuera de vos, lejos de vos.
 

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