A los 42 años, Flavia Mena era una mujer que no pasaba inadvertida. Su belleza, su energía, su carácter fuerte y su sentido del humor son las características que enseguida mencionan sus allegados al recordarla. Además, por supuesto, de su capacidad y su gran compromiso con el trabajo. Oriunda de Villa Elisa, Mena se recibió de licenciada en Tecnología Educativa y profesora de enseñanza especial. Ejerció la docencia durante años en dos instituciones emblemáticas de La Histórica: la escuela especial Surco de Esperanza y el instituto de formación Tobar García. También en la sede uruguayense de la Uader. Dejó huella en todos esos ámbitos, donde hoy se llora su fallecimiento.
Por LUCIANA DALMAGRO*
A los 42 años, Flavia Mena era una mujer que no pasaba inadvertida. Su belleza, su energía, su carácter fuerte y su sentido del humor son las características que enseguida mencionan sus allegados al recordarla. Además, por supuesto, de su capacidad y su gran compromiso con el trabajo. Oriunda de Villa Elisa, Mena se recibió de licenciada en Tecnología Educativa y profesora de enseñanza especial. Ejerció la docencia durante años en dos instituciones emblemáticas de La Histórica: la escuela especial Surco de Esperanza y el instituto de formación Tobar García. También en la sede uruguayense de la Uader. Dejó huella en todos esos ámbitos, donde hoy se llora su fallecimiento.
Siguió estudiando y se especializó en Educación en Ambiente para el Desarrollo Sustentable. También realizó un posgrado sobre diversidad y cursaba una maestría y un doctorado en la UNER. Fue directora de Educación Especial del CGE hasta que el ex gobernador Urribarri la convocó para hacerse cargo del Instituto Provincial de Discapacidad (Iprodi), en febrero de 2012.
Desde el organismo, logró que muchos municipios crearan sus áreas específicas y trabajó en la accesibilidad en el transporte público y en las áreas urbanas. Impulsó la expansión de la lengua de señas e introdujo modificaciones en las viviendas del IAPV destinadas a familias con personas discapacitadas. Motorizó, además, acciones en materia de turismo accesible, concretó los cuartos oscuros accesibles e impulsó el diseño y fabricación de aros magnéticos en las escuelas técnicas. Veló también por el cumplimiento de las leyes de inclusión laboral y de los derechos humanos en relación a la discapacidad.
En enero, cuando Mena se preparaba para retornar a su ciudad a acompañar a su marido, el intendente, José Lauritto, el gobernador Bordet le pidió continuar al frente del Iprodi. Así, sus días se sucedieron entre Paraná y La Histórica, donde ayer fue velada en la tradicional cochería Scolamieri, por donde desfilaron cientos de personas que expresaron su dolor y despidieron a una mujer querida y respetada, de relevancia para la comunidad. José Lauritto pasó quizás la madrugada más triste de su vida, tramitando el traslado del cuerpo de su mujer desde la morgue de Victoria. Por momentos se lo vio “abatido y desencajado por el dolor”, rodeado por sus seres queridos y sus colaboradores más cercanos.
Lloran a Mena también sus dos hijas de un matrimonio anterior: Camila, estudiante de Económicas en Paraná, y Carolina, de kinesiología en Villaguay. Las chicas estaban en Uruguay en la casa de su padre al enterarse de la trágica noticia.
INCANSABLE
Mena deja a sus padres, hermanos y también un par de abuelos. Muchos amigos, compañeros de trabajo y de militancia expresaban ayer su dolor por todos los medios. Incansable, también deja pendiente el cursado en la UNER de talleres de idioma italiano y francés que estaba por emprender junto a una amiga. En los ratos libres, elegía caminar por la Costanera, si estaba en Paraná, o por la Isla del Puerto, si estaba en Concepción. En febrero cumplió un sueño: junto a Lauritto viajaron a La Plata y disfrutaron a la par de miles de almas de un show de los Rolling Stones en el estadio único. “En medio de la vida, nos dimos una vuelta por el paraíso mientras sentimos el calor del infierno”, publicó en su muro junto a un collage de fotos en medio de la multitud.
Le gustaba conjugar los verbos en gerundio y usaba gerundios todo el tiempo: cuando conversaba, en sus discursos, en sus escritos. “Siempre me gustaron los verbos en gerundio porque indican acción en movimiento, que es algo que requiere de procesos en los que indefectiblemente uno no está solo”, explicaba.
El jueves a las 21.09 Flavia Mena compartió en su muro de Facebook un texto sobre la 67ª Asamblea del Consejo Federal de Discapacidad, en la que disertaría al día siguiente en Buenos Aires.
Justo 24 horas más tarde, volviendo a Paraná desde el complejo del Ministerio de Desarrollo Social, ubicado en Las Cañitas, donde se desarrolló la actividad, la encontró la muerte en la ruta 11.
Sus últimas imágenes seguramente son las que aparecen en un video que publicó ayer Telam sobre el encuentro con responsables de las áreas de discapacidad de todo el país donde, una vez más, se destacó. Mena aparece disertando, haciendo su aporte para el diseño de políticas públicas y para un plan estratégico sobre discapacidad. Su solvencia y capacidad le valieron un reconocimiento y una nueva responsabilidad: volvía a casa con la noticia de que había sido elegida por sus pares como vicepresidenta del organismo federal, pero no llegó a compartir la alegría con los suyos.
*Luciana Dalmagro es periodista. Esta nota se publicó en El Diario de Paraná.
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