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Guerra comercial: el riesgoso juego de las amenazas cruzadas

El Presidente de los EE.UU. anunció aranceles para los productos de sus tres principales socios comerciales: México, Canadá y China, una medida con impacto global. Negoció con Sheinbaum y Trudeau y por ahora se suspendieron. Pero con China siguen vigentes.
 

Por GABRIEL MICHI (*)

La amenaza de una potente guerra comercial ya está aquí. Una guerra comercial que pone en peligro a la economía del Mundo. Y que ya había sido anticipada por Donald Trump en plena campaña electoral. El flamante presidente de EE.UU. anunció que a partir de las 0:00 horas del martes 4 de febrero de 2025 entrarían en vigencia aranceles especiales para los productos que se importasen de los tres principales socios estadounidenses: 25% para México y Canadá; y 10% para China. Y advirtió que más adelante también lo haría con la Unión Europea, aunque no aclaró en qué porcentaje. En todos los países afectados advirtieron que responderían con medidas recíprocas en caso de que eso se materialice. Horas después del anuncio, Trump llegó a un acuerdo con su par mexicana Claudia Sheinbaum, y con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, y por ahora la medida quedó en suspenso con los dos países que limitan con EE.UU. No así con China, con quien Trump mantuvo la sanción impositiva, lo que generó que el gigante asiático le imponga aranceles del 10% al petróleo estadounidense y del 15% al carbón y al gas.

La polémica medida había sido una de las principales promesas de campaña del republicano quien aseguró que viene a atacar los problemas migratorios y el tráfico de fentanilo que llega a través de su frontera norte y sur y por la que responsabiliza a sus vecinos por no frenarlo y a China por la presunta venta de precursores químicos que sirven para la producción del letal narcótico que provoca alrededor de 100.000 muertes cada año en los EE.UU. El tema es que con la imposición de esos aranceles es probable que los efectos inmediatos en la economía estadounidense sean muy complejos: encarecimiento de los productos importados -y con eso en su sistema productivo y en el costo de vida-, más desempleo, escasez de recursos y caída del Producto Bruto Interno. De hecho hay estimaciones de consultoras privadas que señalan que semejante cuadro podría implicar un derrumbe del 1,5% en el PBI en 2025 y de más de 2 puntos en 2026.
En el caso de la energía importada de Canadá, incluidos el petróleo, el gas natural y la electricidad, estaría gravada con un 10% y no con el 25% anunciado para el resto de los productos. Además del petróleo y la madera de Canadá, también afectaría otros productos como los agrícolas, indumentaria, licores y autopartes de México; y plásticos, textiles y chips de computadora de China. La orden de Trump no contenía ningún mecanismo para otorgar excepciones a los importadores estadounidenses. Para ejemplificar los alcances que la medida puede tener: Canadá suministra más de 4,3 millones de barriles de petróleo al día a EE.UU., es decir, casi más del 20% de los 20 millones de barriles al día que consume la principal potencia del planeta, que produce 13,2 millones de barriles diarios.
Apenas 12 horas antes de que se comiencen a aplicar los nuevos aranceles, hubo un acuerdo entre EE.UU. y México. Y horas después ocurrió lo mismo con Canadá. En el primer caso, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo que habló con Donald Trump, y establecieron una pausa en esos impuestos por al menos un mes. Llegaron a ese acuerdo bajo la promesa mexicana de reforzar la frontera con 10.000 miembros de su Guardia Nacional, mientras que EE.UU. se comprometió a trabajar para evitar el tráfico de armas de alto poder a México. Por su parte, Trump aseguró que acordó “pausar inmediatamente” los aranceles a México durante un mes tras una conversación con Sheinbaum que calificó de “muy amistosa”. “Fue una conversación muy amistosa en la que ella accedió a suministrar inmediatamente 10.000 soldados mexicanos en la frontera que separa México de Estados Unidos. Estos soldados serán designados específicamente para detener el flujo de fentanilo y migrantes ilegales en nuestro país”, escribió Trump en Truth Social. Y continuó: “Acordamos además pausar inmediatamente los aranceles anticipados por un periodo de un mes durante el cual tendremos negociaciones encabezadas por el secretario de Estado, Marco Rubio, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y representantes de alto nivel de México. Espero participar en esas negociaciones, con la presidenta Sheinbaum, en nuestro intento por lograr un ‘acuerdo’ entre nuestros dos países”, agregó.
En el segundo caso, el arancel propuesto por Trump sobre los productos canadienses “se suspenderá durante al menos 30 días”, publicó el primer ministro canadiense Justin Trudeau en X. Así se anunció se produce tras una llamada telefónica con Trump. A cambio de la pausa arancelaria, Canadá se comprometió a invertir fuertemente en seguridad fronteriza, creando una “Fuerza de Ataque Conjunta Canadá-Estados Unidos para combatir el crimen organizado, el fentanilo y el lavado de dinero”; además nombrará un “zar del fentanilo” y se unirá a Estados Unidos para incluir a los cárteles en la lista de grupos terroristas, dijo Trudeau. “También firmé una nueva directiva de inteligencia sobre el crimen organizado y el fentanilo, y la respaldaremos con US$ 200 millones”, añadió el mandamás canadiense. Por su parte, el presidente Trump confirmó en su red social Truth Social que acordó pausar la implementación de los aranceles planeados sobre las importaciones de Canadá durante al menos 30 días, para ver “si se puede estructurar o no un acuerdo económico final" con ese país. “Canadá ha acordado garantizar que tengamos una frontera norte segura y poner fin finalmente al letal flagelo de drogas como el fentanilo que han estado llegando a nuestro país, matando a cientos de miles de estadounidenses y destruyendo a sus familias y comunidades en todo nuestro país”, afirmó Trump.
El canadiense Trudeau y la mexicana Sheinbaum debieron acordar con Trump para suspender los aranceles.
El canadiense Trudeau y la mexicana Sheinbaum debieron acordar con Trump para suspender los aranceles.
Distinto fue el caso con China, país con el que -desde la medianoche- entraron en vigencia los aranceles del 10% anunciados por Trump. El gobierno de Xi-Jinping respondió con la imposición de aranceles específicos a ciertas importaciones estadounidenses, además de algunas empresas en particular, incluida Google. Los aranceles adicionales de China se aplicarían a alrededor de 20.000 millones de dólares de importaciones anuales, en comparación con los 450.000 millones de dólares de productos chinos sujetos al arancel de Trump que entró en vigor a las 12:01 am ET del martes. "Las medidas son bastante modestas, al menos en relación con las medidas estadounidenses, y han sido calibradas para enviar un mensaje a ese país", dijo Julian Evans-Pritchard, director de China Economics de la firma, en una nota.

Las nuevas medidas de China, anunciadas cuando entró en vigor el arancel de Trump, incluyen un impuesto del 15% al ​​carbón y al GNL de Estados Unidos y del 10% al petróleo crudo, los equipos agrícolas y una pequeña cantidad de camiones, así como vehículos de motor potente. Esas disposiciones son acompañadas también por una gran embestida contra algunas firmas emblemáticas de EE.UU.: China dijo que estaba iniciando una investigación antimonopolio sobre Alphabet Inc, dueña de Google. También apuntó con sus aranceles a holding de marcas como Calvin Klein y la empresa estadounidense de biotecnología Illumina. Sobre todas ellas podría haber sanciones económicas.

Los nuevos aranceles de China no entrarán en vigor hasta el 10 de febrero, lo que da tiempo a Washington y Beijing para intentar buscar un acuerdo para evitar una guerra comercial total entre las dos principales potencia del planeta, lo que podría generar una crisis a escala global.
Se espera una conversación entre Trump y Xi Jinping para frenar una escalada en la guerra comercial.
Se espera una conversación entre Trump y Xi Jinping para frenar una escalada en la guerra comercial.

Los alcances de la guerra

De concretarse, los aranceles prometidos por Trump contra sus tres principales socios comerciales, podría alcanzar productos por 1,7 billones de dólares de sus importaciones, casi el 45% del total de bienes que compra EE.UU.. El comercio internacional representa cerca del 25% del conjunto de la economía de el país con mayor PBI mundial (25 billones de dólares en total): Por año EE.UU. importa bienes y servicios por unos 4 billones de dólares y exporta por cerca de 3 billones de dólares, por lo que tiene un déficit comercial de 1 billón de dólares. Por eso la preocupación de Trump en cerrar esa brecha y potenciar -vía aranceles- a la industria estadounidense.

El país del que más importa EE.UU es México que representa el 15,2% del total de bienes y servicios que adquiere del exterior (unos 608.000 millones de dólares), por lo que los aranceles del 25% representarían 152.000 millones de dólares. En segundo lugar aparece
China, que representa el 14,1% de sus importaciones (unos 564.000 millones dólares) que con aranceles del 10% llegaría a 56.400 millones de dólares de impuestos; y en tercer término aparece Canadá, que significa el 13,6% de las importaciones (unos 544.000 millones de dólares), y los aranceles llegarían a 134.000 millones de dólares. Eso representarían ingresos por 342.000 millones de dólares en impuestos a dichas exportaciones.
Pero eso podría traer aparejado consecuencias graves en sus exportaciones. Canadá es el primer destinatario de productos estadounidenses representando el 17,5% de las ventas al exterior por parte de la principal potencia del Mundo: Son 565.000 millones de dólares en productos y servicios que podrían ser gravados por 133.000 millones en impuestos en caso de los canadienses apliquen ese arancel del 25% en respuesta a lo dispuesto por Trump. El segundo destino de las exportaciones estadounidenses es México que recibe el 16% (unos 480.000 millones de dólares que podrían ser arancelados por 120.000 millones de impuestos). Por su parte, China es el tercero en el podio y recibe el 7,3% de las ventas de EE.UU. que equivalen a 220.000 millones de dólares, a los que les alcanzaría una carga impositiva equivalente a 22.000 millones de dólares.
Ahora con la pausa en los aranceles de EE.UU,. con México y Canadá, resta ver qué ocurre con China. La embestida trumpista puede provocar un costo adicional de entre 1.000 y 1.200 dólares en poder adquisitivo anual de cada estadounidense. Pero además puede provocar una crisis económica global. Por eso crece el temor por estas amenazas cruzada que podrían desencadenar una guerra comercial a escala planetaria.
 

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