Otro homenaje al querido y entrañable Luis Juan María Puchulu, “el Gordo”. Con unas décimas, seguramente a él le hubiese gustado mucho.
Por AMÉRICO SCHVARTZMAN
HASTA SIEMPRE, GORDO PUCHULU
"Se fue El Gordo. Y se fue en paz",
llegó el mensaje entre truenos.
"Se van primero los buenos",
dijo alguien. Y otro más:
"Ya estará con los demás
de gran conversa en el cielo".
Y yo imagino (o anhelo)
tan entrañable y festivo
-celestial preparativo-
del comienzo del revuelo:
Ta Sampayo el oriental,
ta Carlos Ariel al lado,
y está Juan Estanislao,
que la ronda empieza a armar.
El Negro Castro va a dar
el acorde. Y el rapsoda
Jorge Martí le acomoda
con Román un lugarcito,
y está dibujando Sito
mientras el Gordo se acoda.
Por áhi anda Nicolita
y cerca de él, va Matraca.
El Cantor hace alharaca
de un viejo tango anarquista
y la marcha peronista
se mezcla en el entrevero.
Se arrima un par de murgueros.
Y están Pablito y Mattiauda.
"¿Mary Charriere dónde anda?"
pregunta el Viejo Estremero.
Áhura sí, de nuevo entero
el Gordo ata las palabras...
lazos de amor con que labra
universos verdaderos.
Su voz profunda va en vuelo:
ya está en la Tierra Sin Mal.
Y otra vez va a combinar
nuestro inolvidable Gordo
las palabras con el modo
que solo él puede enhebrar.
(In memoriam Luis Juan María "Gordo" Puchulu)
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