En diciembre de 2001 el gobierno de Reutemann asesinó a Pocho Lepratti, militante social. Desde el mismo momento de enterarse, Hermes Binner, entonces intendente de Rosario, se puso a disposición de la familia.
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Por A.S.
Con Orlando, el papá de Pocho, cuya tesonera lucha por justicia para su hijo lo llevó a viajar con cada vez mayor frecuencia a Rosario, se trabó una relación muy cercana. Se hicieron amigos.
Tres años después del asesinato de su hijo, y de regreso de Rosario tras participar de una movilización hacia Tribunales, Orlando sufrió un infarto tras bajar del micro que lo dejó en el acceso a Concepción del Uruguay, cerquita de Colonia Los Ceibos, donde hasta hoy la familia Lepratti tiene su chacra.
Orlando tenía problemas cardíacos, y ese día su enorme corazón dijo basta. Yo lo había entrevistado poco antes, y la pesadumbre por la injusticia no le impedía sonreír y enfatizar lo importante que era para él el acompañamiento de Hermes.
Lo fuimos a despedir al cementerio Jardín de Paz el 23 de diciembre. Grande fue la sorpresa de quienes estábamos allí al ver llegar a Hermes Binner, el intendente de Rosario, en auto. Se bajó solo, con el rostro compungido, visiblemente afectado por el dolor.
Hermes no dijo palabra. Acompañó la despedida de Orlando. Y con la misma sencillez, saludó a la familia, habló algo con Dalis (la mamá de Pocho y esposa de Orlando), subió al auto y se fue.
La foto que acompaña estas líneas es de ese momento. Eso era Hermes Juan Binner, eso seguirá siendo.
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