Rige en Argentina la denominada Ley Micaela (N° 27.499), que establece la capacitación obligatoria en género para quienes se desempeñan en los tres poderes del Estado. En este marco, mediante Decreto N° 25.865 se dispuso la capacitación obligatoria y permanente para todos los agentes y funcionarios que prestan servicios dentro de la Municipalidad. Tal medida comenzó a implementarse este viernes mediante el Programa Municipal de Formación Permanente en Perspectiva de Género, que contempla charlas, talleres y conferencias.
Es la primera de una serie de capacitaciones y conferencias abiertas a la comunidad, que se dictarán en la ciudad en los próximos meses, con organización del Consejo Municipal de la Mujer.
El viceintendente Martín Oliva presentó al capacitador, el licenciado en Ciencia Política, Luciano Fabbri, quien realizó su tesina de grado sobre “Apuntes sobre feminismo y construcción del poder popular”. Fabbri marcó como paradójico que hace diez años en la carrera de Ciencia Política “no se problematizaran las relaciones de poder entre los sexos, que son las relaciones de poder más primarias, que comenzamos a atravesar desde nuestra crianza… Quien no se pregunta sobre estas relaciones de poder, las naturaliza y las reproduce. Y a eso podemos pensarlo también en el marco de las organizaciones públicas, así que es muy bienvenido un espacio de formación en género que de manera permanente para funcionarios y funcionarias porque efectivamente hay una responsabilidad diferencial con el resto de la ciudadanía”.
Micaela y el germen de varones antipatriarcales
Fabbri refirió a cómo el caso de Micaela García fue base para la activación de movimientos de hombres antipatriarcales. Ante el asesinato de Micaela, “en Rosario se hizo una manifestación espontánea tras la difusión de la noticia, y una amiga decía –indignada y entre lágrimas- que era momento para que los varones dejáramos de tener una actitud complaciente y paternalista, sino que debíamos involucrarnos de manera más activa con respecto a las luchas de las mujeres y feministas”. Marcó así la necesidad de romper las formas de complicidad en las cuales se reproducen la desigualdad y la violencia, formas que se construyen entre los varones.
“El femicidio y el discurso de esta compañera nos motorizó a muchos compañeros a reimpulsar estos espacios de trabajo, estos laboratorios entre varones”. Fue así que el 25 de mayo del año del asesinato de Micaela, se realizó en Rosario una asamblea a la que asistieron 150 hombres con la consigna antipatriarcal.
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