Pasó Isaías Gottlieb y dejó una décima anotada en el reverso de un barbijo ajado. Parece dedicada a esas extrañas personas que marcharon este sábado 27 de febrero.
Dice así:
Esa gente que marchó
creía que la vacuna
(fuera rusa o de la Luna)
era un invento masón
o alguna conspiración
para ponerles un chip.
Y parece que fue asi,
si ahora a control remoto
gritan todos como tontos
"¡Que me vacunen a mí!!"
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