Juicio a Mazzaferri: Inspeccionaron la Policía Federal y victimas recordaron el horror

Se hizo la inspección judicial en la sede de la Policía Federal de Concepción del Uruguay en el marco del juicio al represor José Darío Mazzaferri. Para las víctimas fue como revivir el horror. De día era una oficina administrativa y de noche una casa donde había personas ilegalmente detenidas y sometidas a torturas.

Fotos VALENTIN BISOGNI de la redacción de EL MIÉRCOLES DIGITAL

Así recuerdan los adolescentes y jóvenes de entonces a la sede de la Policía Federal de Concepción del Uruguay, a la que ayer volvieron para participar de una inspección judicial en el marco del juicio al represor José Darío Mazzaferri.

Una enorme placa en el acceso a la dependencia policial avisa que allí funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura, donde “se detuvo ilegalmente y se torturó a estudiantes de la Escuela Normal que fueron secuestrados en julio de 1976 y a militantes políticos y gremiales” de la ciudad.

Durante una hora y media, Juan Carlos Rodríguez, Roque Minatta, Hugo Angerosa y Carlos Atilio Martínez Paiva, los jóvenes de entonces, guiaron a la jueza Beatriz Caballero de Barabani, al fiscal José Ignacio Candioti, a los querellantes Marcelo Boeykens y María Isabel Caccioppoli y al defensor Guillermo Morales. En el recorrido, identificaron puntillosamente los lugares y condiciones en que estuvieron por aquellos días. No estuvo, sin embargo, el ex policía federal Mazzaferri.

PASO A PASO

Una antigua puerta de madera de doble hoja antecede un pasillo angosto y luego otra vidriada abre paso al hall de la dependencia. Es un espacio amplio, con el techo cubierto, que comunica a todas las oficinas. A la derecha está la guardia y a la izquierda la oficina del jefe, al lado de ésta el escritorio del subjefe y pegada la que era sala de interrogatorios. Enfrente, un pasillo que conduce al patio. En una esquina, el casino de oficiales, donde pasaron la mayor parte del tiempo los estudiantes secundarios a lo largo de la semana que duró su cautiverio. En la otra diagonal, el camino al horror: por el pasillo, los calabozos; y por una interminable escalera, la “oficina técnica” y la sala de torturas, en la planta alta.

Martínez Paiva fue un guía fundamental para describir el horror. Con lucidez y precisión describió cada uno de los momentos en que estuvo cerca de la muerte, por los golpes, la aplicación de tortura con picana eléctrica, el submarino seco y un simulacro de fusilamiento; y ubicó a Mazzaferri en cada escenario.

A la tenebrosa oficina técnica se accedía entonces por una interminable escalera caracol. En el primer piso había una construcción precaria con habitaciones: una era la sala de archivo, donde Mazzaferri tenía su estructura parapolicial; y la otra era la sala de torturas, con camas de hierro en las que los secuestrados eran estaqueados, atados de pies y manos y torturados salvajemente con picana eléctrica.

Cuarenta años después, el escenario está reformado, pero las víctimas no pueden dejar de verlo oscuro y tenebroso.

Martínez Paiva también recorrió los calabozos donde permaneció el tiempo en que no fue torturado en la planta alta. El primero, con una puerta de madera con una mínima hendija por la que no ingresaba ni un halo de luz y un pestillo con un candado para cerrar por fuera. El escenario se mantiene casi inalterado, según dijo.

COMO SIGUE

Tras la inspección judicial, el juicio continuará el próximo lunes, con la última ronda de testigos, en su mayoría ex policías federales que cumplían funciones en la delegación durante la última dictadura y que conocían a Mazzaferri. Para la semana siguiente están previstos los alegatos. La sentencia se conocería antes de fin de mes.

Fuente: El Diario de Paraná

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