La candidata demócrata sobrepasó al republicano en el promedio de las encuestas y hoy encabeza la intención de voto. Rescató a su partido de una derrota segura si seguía Biden.
Parecía una batalla perdida. Irremontable. Pero las cosas cambiaron. O, al menos, eso parece. Desde que el actual presidente de los EE.UU., Joe Biden (81), aceptó ceder a la presión de sus correligionarios y dar un paso al costado en su candidatura, dejando el camino libre para que su vice, Kamala Harris (59), sea la postulante para ocupar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, el Partido Demócrata respiró aliviado y vio como el clima político cambiaba. La derrota que parecía inexorable dejó de serlo. Y hoy Harris logró superar en intención de votos a su rival Donald Trump (78) en el promedio de las encuestas y ya le sacó una diferencia de 0,7%. Parece poco pero es un montón si se tiene en cuenta que el republicano no sólo venía liderando los sondeos desde hacía meses sino que en los últimos tiempos se había despegado aún más por la imagen decadente de la salud de Biden y también por el efecto del atentado que el magnate sufrió en un acto en Pensilvania que casi le costó la vida. Cuando el actual mandatario dio un paso al costado la diferencia a favor de Trump ya era de más de cinco puntos y la tendencia se potenciaba día a día en cada presentación errática de Biden.
Pese a este renovado entusiasmo demócrata desde las campañas prefieren ser cautelosos porque el final aún está abierto y porque son conscientes que enfrente tienen a un rival capaz de cualquier cosa para quedarse con el triunfo o, incluso, hasta rechazar -como ya lo hizo en 2020- una derrota. Pero además saben que por ahora la diferencia a favor de Harris sigue siendo muy estrecha -tan exigua que entra dentro del margen de error- y recuerdan que hay un voto escondido a favor de Trump que muchas veces no es detectado por las encuestas, tal como quedó demostrado en las elecciones de 2016 donde el magnate se quedó con la Presidencia derrotando a Hillary Clinton, quien figuraba como favorita en casi todos los sondeos. Vale aclarar que el republicano obtuvo menos votos pero la composición del Colegio Electoral le sirvió para consagrarse Presidente. En ese sentido, los expertos del partido oficialista conocen la realidad de que las elecciones se definen por un pequeño número de votos en unos pocos Estados, tal como quedó demostrado en el antecedente de 2016.
Por otro lado, también quienes llevan adelante la campaña de Harris saben que, al ser parte del Gobierno, su candidatura puede recibir las esquirlas de las bombas que pueden estallar en la Casa Blanca. Y que el tema inflación, los problemas migratorios o el apoyo multimillonario a Ucrania en su guerra contra Rusia, pueden afectar a la postulación demócrata.
Kamala Harris nació en Oakland, California. Es hija de madre india y padre jamaicano, y en su vida se involucró en la cultura negra de la mano de su madre. Desde chica se vinculó con la diversidad de sus raíces, el rol de las mujeres, el hecho de no haber sido madre biológica y su recorrido académico, trazando un perfil de una política distinta. Esa multiplicidad de facetas le imprimieron un valor agregado a su figura y su propia personalidad también la acercó a públicos a los que el propio Biden le costaba llegar. Sin embargo, Trump pretendió atacarla preguntándose en público: "¿Es india o es negra? Respeto ambas opciones, pero ella obviamente no, porque fue india de principio a fin, hasta que dio un giro y se volvió negra", dijo el candidato republicano.
Otro punto que favorece su performance en el actual contexto es que Harris, a poco de cumplir 60 años, es dos décadas menor que Biden y 18 años más joven que Trump, algo que revirtió uno de los ejes de la campaña republicana y que ahora se ha vuelto contra ellos. Zelizer lo describe así: "Harris neutralizó el mayor problema en contra de la candidatura demócrata y volvió la cuestión de la edad en contra de Trump".
Otro tema que parece haberle dado un impulso especial a la candidatura de Harris fue la elección del vice: el actual gobernador de Minnesota, Tim Walz, es un hombre con un claro perfil progresista, defensor de la inclusión social y de las garantías de los derechos civiles y sociales, con una fuerte presencia del Estado que, sin embargo, con su lenguaje llano y campechano, logra llegar también al típico votante blanco rural del Medio Oeste de EE.UU., hasta ahora fiel a Trump. De hecho tiene una amplia aceptación entre la clase trabajadora rural en esas zonas, además de lograr reconocimiento por su rol en el pasado como legislador de la Cámara de Representantes.
Ese perfil, sumado a su currículum como profesor de secundaria, entrenador de fútbol americano y veterano de la Guardia Nacional, construyen alrededor de Walz una imagen que ayudó a que la fórmula del Partido Demócrata ascienda en los sondeos. Como valor agregado, el gobernador es un gran comunicador que con mucho humor bautizó a sus competidores republicanos como "tipos raros", frase que se viralizó en la campaña y se convirtió en un meme contra Trump y Vance. Todos esos atributos y su localización de influencia territorial le sirvieron a Harris para balancear la fórmula en materia de raza y de geografía. Así se configuró una dupla más corrida a la centroizquierda liberal que polariza con la ultraconservadora republicana.
Por otro lado, Walz logra aventajar al vice oponente porque hoy el senador por Ohio JD Vance tiene más imagen negativa que positiva potenciada por una serie de polémicas que el político y escritor, autor del bestseller "Hillbilly Elegy", generó por sus declaraciones sobre las mujeres que no tienen hijos y sus cambios de opinión sobre Trump, a quien en el pasado llegó a comparar con Hitler.
En lo que coinciden los analistas es que esta "luna de miel" que atraviesa la flamante candidata oficialista puede durar un tiempo más, pero que luego se pondrá a prueba cuando se den los debates televisivos con su adversario. Más sabiendo que enfrente tendrá a un Donald Trump que sabe manejar la escena mediática como pocos. Aún así, hoy los demócratas se ilusionan, después de estar de brazos caídos por lo que veían como una derrota segura si Biden seguía siendo su postulante. Hoy Kamala Harris les devolvió la esperanza y logró dar vuelta la tendencia, poniendo en jaque al mismísimo Donald Trump. Nada más y nada menos.
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