Siempre es mejor mirar los hechos con cierta distancia porque eso permite una perspectiva más cristalina y, en consecuencia, reflexiones más sinceras. A comienzos de año, cuando se concretó la Fiesta del Deporte Uruguayense, la elección del basquetbolista Agustín Richard como Deportista del Año desató una inusitada polémica pues el mundillo deportivo creía, y quizá con razón, que el premio debía ser para la palista Magdalena Garro, ganadora de una medalla de bronce K4 en los Panamericanos de Toronto, Canadá.
(*) Por MAURICIO GALARZA (Exclusivo para EL MIÉRCOLES DIGITAL)
Por estas horas el canotaje uruguayense, con las medallas de oro que lograron Joaquín Malaval en K2 y Matías Malaval en K4 –y pueden sumar alguna más todavía- en el Panamericano de Atlanta, Estados Unidos, abrirá nuevamente un debate similar de acá y hasta fin de año. Sin embargo, Magui Garro, con su sola presencia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro ya tendrá más méritos que cualquier otro deportista y seguramente será la ganadora 2016. No hay otra.
El tema pasa por hacer entender a quiénes son protagonistas ajenos al deporte cómo y porqué se llega a una determinada elección.
Fue feo lo que pasó en estos meses, porque muchos apuntaron contra la determinación involucrando indirectamente al basquetbolista de Parque Sur, como si él fuera responsable del galardón que recibió. Y no fue así. Y hubo situaciones desagradables, subidas de tono contra responsables de la Dirección de Deportes y miembros del Círculo de Periodistas Deportivos. Que seguro ahora se van a negar o minimizar.
A la única que hay que rescatar de todo de este embrollo es a la propia Magdalena, que no solo aceptó el fallo sino que además felicitó al ganador y se limitó a decir que “había que seguir entrenando”. Y ahora no solo tendrá la experiencia única de participar/disfrutar de una Olimpíada sino que seguramente allá por diciembre tendrá su reconocimiento como la Deportista del Año. Y más que merecido lo tendrá.
Y no es que antes no fue justo, sino que ahora será más lógico. Y lo de Agustín Richard fue eso, merecido. En el año 2006 el CPD se sumó a la Dirección de Deportes para confeccionar un Reglamento de la misma que comenzó a regir ese mismo año y la primera ganadora tras esa innovación fue Magui Garro. Y el propio CPD volvió a premiar a la palista en el año 2012 por fuera de la Fiesta del Deporte Uruguayense y en lo que fue una iniciativa propia denominada “Deportista Destacado”.
A diez 10 años de aquél Reglamento hoy quizá sea necesaria una revisión del mismo pero también un debate serio acerca de cómo se eligen los deportistas y cómo se resuelven los premios finales, porque hay disciplinas que con pocos escalones permiten llegar lejos y nublan a otras que quizá requieran de muchos más sacrificios a lo largo del año. Y dos de ellas son el canotaje y el atletismo, competencias que permiten llegar sin muchas escalas a ser Campeón Argentino, Sudamericano, Panamericano y clasificar a los JJOO. ¿Y el resto?
Hubiera sido mucho más sano y fructífero, a partir de lo que pasó, iniciar un análisis profundo que permita el fortalecimiento de la Fiesta y la continuidad de la misma. El enojo de familiares y amigos de Garro fue quizá entendible, pero leer opiniones de colegas que todo el año estuvieron detrás de una pelota de fútbol o de básquet, y que no participaron de la elección cuando todos fueron invitados, restó más de lo que sumó. Cuantas más voces, opiniones, discusiones, desacuerdos; mejor, así se suma, así se crece.
En los últimos 10 años el canotaje le entregó premios mayores a la propia Garro, a Rodrigo Caffa y Mauricio Caffa, José Luis Rougier, Santiago George; y el atletismo reconocimientos similares o de Revelación Deportiva a Luciana Briozzo, Juan Charadía y Jonathan Gras. Y tal vez se me escape alguno. El resto se ha llevado poco, y entre quienes podemos nombrar a Pope Bonelli, Maxi Vivot y Nelson Federico Rode. Por eso, se torna urgente y necesario discutir cómo premiar pero sobre todo cómo equilibrar a las disciplinas que con pocas competencias dan mucho, incluso algunas sin ser Federadas, con otras que exigen mucho y el reconocimiento es exiguo.
Agustín Richard bien merecido tuvo su premio. Además, si algo también se buscó desde la creación del Reglamento fue el reconocimiento de las labores individuales por encima de las colectivas. Y si bien Richard jugó en un equipo que logró un ascenso e integró la selección de Entre Ríos que fuera bronce en el Campeonato Argentino, su labor personal puede calificarse por las estadísticas que permiten ver y chequear este deporte.
Será oportuno entonces que ya a mitad de año se comience a bosquejar cómo será la próxima Fiesta del Deporte y de esta forma llegar de la mejor manera posible a la elección final. De todas formas, siempre habrá caras largas y personas que no estén de acuerdo con la elección. Pero se puede hacer algo bueno, positivo, desde el debate serio, sin dejar pesar las relaciones personales y las exigencias familiares que no nacen del raciocino sino desde el corazón.
(*) Periodista y Socio del Círculo de Periodistas Deportivos.
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