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VEINTE AÑOS DE EL MIÉRCOLES

La otra contaminación (2005)

Esta nota se publicó en El Miércoles número 185, en octubre de 2005. Se iniciaba así una serie de notas sobre la contaminación de los cursos de agua en la ciudad de Concepción del Uruguay, aprovechando la creciente preocupación por la instalación de papeleras en la orilla oriental del río Uruguay.  

En este primer abordaje se destacaba que "los frigoríficos vierten sus efluentes en los cursos de agua, y que las cloacas desaguan sin tratamiento en pleno río Uruguay, conformando un panorama contaminante que afecta concretamente la calidad de vida de los habitantes".

Celebramos así los 20 años de Miércoles, que se cumplen en este 2020, compartiendo con nuestros lectores algunas de las más relevantes notas publicadas durante dos décadas.

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En pleno auge mediático de la pelea contra las plantas de celulosa que se instalarán en las costas del río Uruguay frente a Gualeguaychú, otro problema medioambiental –tal vez más grave, puesto que no mucha gente es consciente de éste– se desarrolla cotidianamente en Concepción del Uruguay. Napas de agua subterráneas; muchos de los arroyos que circundan o atraviesan la ciudad; frigoríficos que vierten efluentes en los cursos de agua y cloacas que desaguan sin tratamiento en pleno río conforman un panorama contaminante que, hoy por hoy, afecta concretamente la calidad de vida de los habitantes más que los futuros desechos de las papeleras que se están instalando.

Por MARTÍN BARRAL
Colaboró VALENTÍN BISOGNI

La ciudad está circundada por el río Uruguay y varios arroyos, de los que muchos de ellos presentan restos de materia fecal, basura, residuos industriales y efluentes orgánicos de los frigoríficos, por lo que están en serio riesgo de convertirse en «arroyos muertos», es decir, son una especie de cloaca a cielo abierto. La capacidad de depuración natural de las aguas servidas depende del caudal de éstos y el del mismo río. Debido a que la corriente en los arroyos cercanos o ubicados en el casco urbano es escasa, esa degradación de los desechos de las aguas es lenta, por lo que cualquier sustancia que se vierta debería ser tratada de la mejor manera posible. Esto no siempre es así. El Arroyo de la China, El Gato, Las Mellizas y El Curro son los que están más seriamente comprometidos.

Portada de la edición, con "La otra contaminación" como tema central.

RODEADOS

El Gato, en toda su extensión, es receptor de todos los desechos que arrojan los pobladores vecinos al arroyo. Incluso hace unos años se encontraron residuos hospitalarios en su cauce, que atraviesa el predio del viejo Hospital Urquiza. De acuerdo a un trabajo sobre la calidad del agua de El Curro, realizado por Martina Casarotto y Analía Simián, técnicas en Salud Ambiental de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), la aptitud del líquido del arroyo «es alterada por actividades antrópicas, originadas en los asentamientos humanos aledaños y las industrias localizadas a la vera del curso de agua».

Las técnicas encontraron que ese agua no es apta para el uso humano, que en algunas zonas se encontró mucha materia orgánica (materia fecal proveniente del «zanjón del 30 de Octubre», sangre de los pollos de Fepasa, aguas servidas), y que «el tramo que pasa por la planta de Inmuner es el más contaminado de todo el recorrido». En poco tiempo, en El Curro se van a volcar los efluentes termales del country La Soñada y del complejo Aguas Claras. «Sea caliente el agua o salada, ambas cosas impactan negativamente en el arroyo y el ambiente», revela Simián, y aclara que el arroyo «todavía puede recuperarse».

«No existe ningún tratamiento cloacal, el líquido se derrama en el río sin tratamiento» (Sergio Bravo, director de Medio Ambiente)

«Las Mellizas está mal por los derrames cloacales, El Gato también en algunos tramos y El Curro en su parte norte también, pero en otras zonas no están tan mal», le dijo a este cronista Sergio Bravo, director de Medio Ambiente de la Municipalidad. Uno de los principales contaminantes de los cursos de agua son las faenadoras de carne, según los distintos estudios realizados. Bravo, a pesar de esos datos, aseguró: «Las inspecciones a los frigoríficos las hacemos en forma sorpresiva cualquier día. Sacamos muestras que tardan en analizarse cinco días, aunque estos análisis son sólo sobre materia orgánica, no sobre minerales, ya que no contamos con los fondos para hacer estos exámenes».

«Todos, salvo uno, están dando resultados satisfactorios en sus efluentes. Al que no está en regla le hemos exigido la ampliación de sus piletas depuradoras y el retiro de los residuos que han quedado en el fondo de las mismas, después de que nunca se haya realizado una limpieza. Este martes estuve recorriendo y constaté que en ese frigorífico había máquinas trabajando para cumplir con nuestro pedido», acotó el funcionario.

Tampoco es mucho lo que se pueda decir del arroyo Las Ánimas, que atraviesa la ciudad de noroeste a sureste. Cualquier vecino puede ver y olfatear los problemas que sufre el entubado curso. Transporta en forma constante basura, materia fecal, animales en putrefacción y diversos elementos que lo hacen constituirse en un peligro más que cercano para los pobladores de la ciudad.

NACIDOS DE ÉL

La Villa del Arroyo de la China tomó el nombre del curso de agua que prestó su ribera para su asentamiento, el poblado que posteriormente se llamó Concepción del Uruguay. Este arroyo ha perdido sólo una parte de los minerales y metales pesados que recibió durante los 80, mientras funcionó la curtiembre Cersa, cuyas piletas de decantación se encontraban a metros del puente sobre la ruta 14, a la vera del agua, donde se lanzaban los residuos de la empresa. El proceso natural de degradación podría llevar hasta cinco décadas, por lo que los contaminantes (cromo, sobre todo) todavía se encuentran en el fondo del arroyo.

El líquido es lo que más rápidamente se «normaliza», pero siguen siendo altos los niveles de corrupción que padece el curso de agua. «Lo que hay que analizar es el lecho, porque en el caso del de La China, todavía quedan depósitos de lo que fue la curtiembre», le dijo a El Miércoles Adriana Morabes, concejal del Nuevo Espacio Entrerriano (NEE) e integrante de la Comisión de Medio Ambiente del Concejo Deliberante.

Uno de los principales contaminantes de los cursos de agua son las faenadoras de carne, según los distintos estudios realizados por la UNER.

Un informe realizado por Griselda Elena Carñel y Valeria Andrea Belmonte, de las facultades de Ciencias Agropecuarias y de la Salud, respectivamente, ambas de la UNER, aclara que «sus cursos medio e inferior reciben una alta contaminación a causa de las descargas de efluentes industriales mal tratados, lixiviados (tóxicos originados a partir del escurrimiento por precipitaciones pluviales en los rellenos sanitarios) y aguas de escorrentías provenientes del basural, drenajes de la ciudad y la crónica ruptura del sifón cloacal de la ciudad». Carñel y Belmonte concluían señalando que es «un recurso natural totalmente agraviado por el desarrollo humano, siendo estas intervenciones las causantes de su grave contaminación bacteriológica. Por otra parte, debe aclararse que el riesgo es máximo si tenemos en cuenta que este arroyo desemboca en el riacho Itapé, donde una gran extensión del mismo funciona como balneario municipal. Este riacho es brazo del río Uruguay, de donde se realiza la toma de agua que previo tratamiento es distribuida por la red de agua potable de Concepción del Uruguay». «En la zona del barrio Matadero, el arroyo está en una mala situación», reconoció también el director de Medio Ambiente a este semanario.

EL AGUA QUE TOMAMOS

«El río recibe los desechos de todas las ciudades y arroyos afluentes, de los que muchos están sumamente contaminados», explica Morabes, a lo que Hugo Pérez, docente de la Licenciatura en Salud Ambiental de la UNER, le explicó a El Miércoles que «se está tomando para potabilizar agua para la ciudad desde dos lugares. Uno de ellos es el más conocido: La Toma. Otro es desde las antiguas instalaciones de Edeersa, en el arroyo Molino. El agua de este último lugar está afectada por líquidos fecales de toda la zona al norte y noroeste del bulevar Irigoyen, que llegan transportados por El Gato y El Curro. Es un formidable foco infeccioso para todo tipo de enfermedades, ya que hay presencia de incontables microorganismos».

Según Pérez, las consecuencias de consumir el agua con presencia de materia fecal son varias enfermedades, entre las que se encuentran hepatitis o diarrea. «Esto es más notorio en la población de menos recursos, que es la más vulnerable a esas situaciones sanitarias», agrega. Muchas de las napas de los barrios periféricos, en las que el agua se obtiene de perforaciones en la tierra, son nocivas, ya que están mal realizados los pozos ciegos. Al no existir una malla protectora, el producto de los baños de esos hogares se filtra contaminando las napas.

Los cursos de agua contaminados que rodean la ciudad.

Un trabajo de relevamiento de muestras de calidad del agua realizado por Leandro Marcó, del programa Salud para todos, de la Facultad de Ciencias de la Salud (UNER); Ricardo Azario y Celia Metzler, del Laboratorio de Aguas del mismo programa; y María del Carmen García, del departamento de Materias Básicas de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), tomaba como conclusiones: «El funcionamiento de la planta potabilizadora de Concepción del Uruguay es con frecuencia preocupante, deficiente en cuanto al logro de valores recomendados de turbidez del agua de salida. El hallazgo de bacterias coliformes luego del filtrado muestra la necesidad de diseñar actividades de mantenimiento y monitoreo de calidad más frecuentes, tanto de los filtros como de los demás procesos de la planta. Los valores deseables, recomendables y máximos permitidos de turbidez deberían revisarse para adecuarlos a las nuevas exigencias de calidad sanitaria».

Respecto a las napas subterráneas que nutren –sobre todo– a los barrios más carentes de la ciudad, Morabes está llevando adelante una iniciativa que podría ser sancionada con fuerza de ordenanza. Esta inquietud surgió como consecuencia de observarse una importante corrupción en el agua obtenida de varios pozos: un registro de «poceros». De esta forma se busca dar normas de cómo deben estar hechas las perforaciones. Uno los considerandos de la futura ordenanza expresa que «una gran cantidad de enfermedades serían evitables si el agua que ingerimos estuviera en condiciones óptimas para el consumo».

El "Matienzo" de esa misma edición se hacía una pregunta incómoda, que 15 años después permanece sin respuesta.

PLAYA SORONGO

Pérez también le manifestó a El Miércoles que al momento de producirse una sudestada «no se debería permitir que la gente pueda bañarse en el Balneario Itapé, puesto que los efluentes cloacales son lanzados sin ningún tratamiento –lo que de por sí es extremadamente grave– aguas abajo de las playas, ya sobre un brazo del río Uruguay». Al soplar el viento en dirección al Itapé, esos residuos circulan corriente arriba, en vez de hacia el sur. La semana pasada, el secretario de Obras Públicas, Luis Silva, había dicho en Radio Franca: «Estamos analizando la calidad de las aguas, porque los niveles de contaminación podrían impedir que se permita bañarse en el balneario», debido a que «el problema tiene su origen en la falta de tratamiento de los desagües cloacales, que llegan crudos a las aguas del riacho Itapé». Bravo manifestó: «los resultados de los análisis muestran una elevada cantidad de bacterias», pero comentó que «esto no es representativo, ya que depende de muchos factores, como la creciente», y reconoció que «no existe ningún tratamiento cloacal, el líquido se derrama en el río sin tratamiento».

 

Las cloacas, un gran problema

Uno de los graves problemas de Concepción del Uruguay es su sistema cloacal. Los líquidos literalmente «se tiran» al río sin más tratamiento que la degradación natural que ocurra desde el inodoro hasta la desembocadura de la red. Además de un sistema obsoleto, en el que a veces ni siquiera funcionan las estaciones de bombeo de los barrios periféricos, como la ubicada en 12 del oeste norte y 10 del norte, «que funciona esporádicamente y se encuentra en condiciones deplorables», según Casarotto y Simián, o la otra en similares condiciones: la que se encuentra detrás de la Cantera 25. También en varios lugares de la ciudad, como sobre la Avenida Paysandú, en el puerto, los líquidos fecales fluyen libremente sobre el pavimento, con el peligro de infecciones que esto representa.

En la última gestión municipal en Gualeguaychú, el vecino municipio inauguró un sistema en el que la red cloacal confluye en tres grandes piletas depuradoras que, luego del tratamiento de los efluentes, envía al río Uruguay un agua prácticamente inocua. Esto es similar al que se construirá aquí, en el predio del Ejército, pero que se utilizará sólo para los desagües de esta institución y de Gendarmería. En Gualeguaychú, asimismo, el 99 por ciento de los hogares está conectado al sistema, algo de lo que Concepción del Uruguay está bastante lejos. Colón también trata sus efluvios antes de enviarlos al Río de los Pájaros.

Pero no sólo las cloacas representan un problema, sino también la falta de ellas. Los pozos ciegos, muchas veces fuera de regla, corrompen con su contenido a los cursos o depósitos de agua subterráneos. Respecto a este problema, Bravo dijo: «Hay que aclarar que todos los pozos contaminan las napas, por lo menos en un principio, pero hay varios pícaros que para no tener que desagotar su pozo los conectan de alguna manera con la primera napa para que ésta se lleve los desechos».

 

 

 

 

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