Se llevó adelante en el Juzgado a cargo del vocal de Cámara Andrés Manuel Marfil, una audiencia con testimoniales en la apertura a pruebas en el marco de la solicitud de un amparo ambiental contra la habilitación de la caza menor en Entre Ríos.
Entre los especialistas que brindaron declaración, el representante por Recursos Naturales provincial señaló que, a los cazadores foráneos, en su mayoría norteamericanos, se les otorga mayor cantidad de días para llevar su itinerario de matanza de las especies que se aprueban en cada temporada. Este fue uno de los puntos que más llamó la atención entre los litigantes y que fue criticado en el marco de una “gran improvisación” con la cual se fundan las resoluciones. Tampoco se exige a los cazadores la autorización para el uso de armas a la hora de expedir los permisos, se indicó desde una de las partes demandantes, consignó el portal Era Verde.
El jueves 30 de junio se llevó a cabo la citatoria del juez Andrés Marfil en la apertura de pruebas en el marco de la acción de amparo con una medida cautelar protectoria de no innovar contra la resolución de la Dirección de Recursos Naturales Nº 1099/22, que permite la caza de cinco especies autóctonas.
La demanda para derogar la normativa fue presentada por el Centro para el Estudio y Defensa de las Aves Silvestres (Ceydas), el Foro Ecologista de Paraná, Conciencia Animal Ong, el Club de Amigos de las Aves Silvestres de Entre Ríos (Caaser) y la Asociación Civil por la Justicia Ambiental (AJAM). Es así que el magistrado citó a testimoniar a cuatro especialistas: José Osinalde ofrecido por la dirección de Recursos Naturales provincial; Valentín Zulpo y Gabriel Bonomi por las litigantes; y Alejandro Giraudo, como autoridad científica de Conicet y la Universidad Nacional del Litoral.
Para Bonomi, la instancia judicial fue muy provechosa. Para el integrante de Ceydas, “quedó muy claro y evidente la falta de estudios en los últimos 20 años de las poblaciones de aves habilitadas para la caza”, apuntó sobre uno de los aspectos centrales por los cuales se critica la medida que permite la matanza hasta el 15 de agosto de aves tales como perdiz chica, pato picazo, pato sirirí pampa, pato sirirí colorado y pato capuchino.
De acuerdo a lo que detalló al portal Era Verde, se dio a conocer que sólo se cuenta con “algunas planillas de conteo (de especies), pero sin ningún tipo de procesamiento ni rigurosidad científica. Esto habla de una tremenda improvisación por parte de los técnicos de la Dirección de Recursos Naturales”, fustigó.
El experto de parte también apuntó que en la audiencia quedó en evidencia que “los pocos requisitos que exigen, la laxitud para poder obtener permiso de caza y los privilegios que tiene los cazadores extranjeros para poder cazar más días que los propios cazadores argentinos. O sea, le dan un margen de tiempo mayor a ellos”, comentó en relación a los dichos de José Osinalde, quien expresó a los extranjeros se les otorga “a veces cinco días” de permiso para cazar, cuando según la normativa vigente, las excursiones sólo pueden realizarse “tres días como máximo, debiendo estos ser feriados, vísperas y días siguientes o posteriores al feriado”, según señala la información oficial de la normativa.
Respecto a los requisitos, también se observó que, si bien se solicita a los cazadores que cuenten con un permiso otorgado por la provincia, no se exige por otro lado la habilitación para el uso de armas que otorga la Agencia Nacional de Materiales Controlados ex Registro Nacional de Armas de la República Argentina (Renar). Esto es que sólo exhiben este carnet en los casos que son controlados por la Policía de Entre Ríos, no en todos los casos que llegan con las empresas de turismo aventura como suelen hacerlo, en un servicio en el que se les brindan las armas a los extranjeros.
Otro “agujero negro” que se notó es que cuando abren la temporada de caza, generalmente las 12 grandes empresas del denominado turismo cinegético que operan en territorio entrerriano sacan un determinado número de permisos de caza cuyo formulario es confeccionado cuando llegan los clientes a contratar el servicio. Es decir, se otorgan permisos de caza “en blanco” que terminan en manos de personas sobre las cuales no hay registro alguno. Asimismo, el permiso no tiene una delimitación geográfica. “Un cazador puede cazar en Paranacito a la mañana y a la tarde puede ir a Victoria a cazar, y nadie lo controla. Los extranjeros generalmente dejan sus trofeos en el lugar, no los trasladan a ningún lado, como podría hacerlo un local. Entonces, si no hay traslado, no hay información respecto a la cantidad de aves muertas y la posibilidad de una infracción en un puesto de fiscalización en la ruta”, se ejemplificó.
Azaroso
Para Bonomi prima la improvisación, también en aspectos científicos. “Las vedas son rotativas, totalmente al azar, sin ningún tipo de metodología, las especies para cazar se eligen de forma totalmente azarosa, los cupos también”, ejemplificó.
Por último, el referente de Ceydas señaló que el juez Marfil solicitó las fotografías de las 19 especies distintas de anátidos –patos– que habitan o transitan por la provincia. “Es para ver si realmente se pueden confundir las distintas especies como decimos nosotros. Porque nosotros decimos que el 95 por ciento de los cazadores no distinguen entre las distintas especies, no saben cuáles están habilitadas y cuáles no, muchos menos los extranjeros, que en un 100 por ciento no las distingue”, explicó.
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