En Paraná, alrededor de la Casa de Gobierno, como cada martes desde 2018, se llevó adelante una nueva ronda por un cambio de modelo agrícola productivo. Como hace más de cinco años, en su edición número 300, la Coordinadora Basta es Basta convocó para marchar contra el uso de agroquímicos y a favor de la transición hacia la agroecología.
Se hizo a pocos días de las elecciones generales, en un escenario donde no se observan “caminos hacia adelante que iluminen otros escenarios posibles”, lamentó, en diálogo con ERA Verde, Daniela Verzeñassi, del Foro Ecologista. A pesar del tiempo perdido, para la activista se debe celebrar cada experiencia que marca el paso posible hacia un modo saludable de producir alimentos.
Con una convocatoria que partió desde Plaza 1º de Mayo de la capital entrerriana, este 10 de octubre se llevó adelante una nueva marcha y ronda de los martes alrededor de Casa de Gobierno de Entre Ríos. El colectivo de organizaciones socio ambientales nucleados en el Basta es Basta, reiteró su pedido por una transición productiva hacia un modelo agroecológico libre de uso de agrotóxicos. La manifestación se llevará adelante en el marco de la filtración de un documento Sprint: “Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global”, por sus siglas en ingles. Se trata de los resultados de un proyecto que detectó presencia de 18 tipos de plaguicidas en sangre, orina y materia fecal de una población relevada. La difusión de los detalles fueron prohibidos por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y también amordazó a la investigadora a cargo, Virginia Carolina Aparicio.
La investigación llevada a cabo en una población rural de una localidad de Balcarce, provincia de Buenos Aires, buscaba mapear y cuantificar la presencia de agrotóxicos en el ambiente y en seres humanos, estudiando por primera vez la sinergia de distintos plaguicidas, es decir, su acción conjunta. La investigación financiada por la Unión Europea comprobó que cada veneno de los plaguicidas no solamente es dañino individualmente, sino que en conjunto se puede potenciar su accionar nocivo para la salud socioambiental. El fin del trabajo apunta a encontrar evidencias que permitan generar información científica para generar políticas de reducción en el uso e impacto de los agrotóxicos más peligrosos, con la meta de contraer su utilización al 50% para 2030.
“Este nuevo estudio Sprint, cuyos resultados en principio fueron censurado por el INTA, demuestran en los territorios y la ciencia digna de nuestro país y del mundo venían diciendo del impacto que teníamos en nuestros cuerpos y ecosistemas con la presencia de los venenos vinculados al agro”, refirió Verzeñassi a ERA Verde, a modo de contextualizar las condiciones en las que se presentan las 300 rondas. “Desde nuestra perspectiva, se perdieron cinco años y medio de poder haber comenzado un camino que hoy nos pudiera dar un resultado diferente respecto a este estudio y otros que se hacen, y que avalan lo que decíamos desde hace tanto tiempo. Sin embargo, esto no pasó; todo lo contrario. Fueron cinco años y medio de negación constante y de descalificación para quienes veníamos desde los movimientos socio ambientales como de la ciencia digna. Cada expresión y demostración de lo que estaba sucediendo en nuestros territorios y los cuerpos que habitamos, recibíamos del otro, ya sea de nuestros representantes y también de las organizaciones vinculadas a este modelo de producción, una descalificación. Llegaron al punto de amenazarnos cuando logramos los fallos de la Justicia a favor de proteger las escuelas rurales de las fumigaciones. Los entrerrianos teníamos la posibilidad, de haberse mantenido firme esa primera sentencia judicial, de haber comenzado un proceso de transición y otro futuro para nuestra provincia” afirmó la integrante del Foro Ecologista Paraná. “Hoy lamentamos tener que decir que seguimos rondando, porque dijimos que íbamos a sostener la ronda hasta que viéramos un proceso de cambio en nuestra provincia, y esto no ha pasado. Por eso convocamos nuevamente a seguir defendiendo nuestro derecho a territorios saldables y a tener una vida digna a quienes lo habitamos”, alentó.
PERSPECTIVAS
En cuanto al escenario político y el futuro que se vislumbra, Verzeñassi planteó nuevamente el impacto que genera contar con resultados que salen a la luz como el proyecto Sprint, donde “ratifican lo que se vienen diciendo hace muchos años en cuanto al impacto de los agrotóxicos a la salud humana y los ecosistemas. En este contexto aparece un proyecto de ley nacional que lo presentan como construido democráticamente, por organizaciones, para regular el uso de estos venenos y plantean 10 metros de distancia para las fumigaciones terrestres y 50 para las áreas. Parece realmente una burla o creer que hay personas que tienen sistemas inmunológicos que no permiten enfermarse y otros súper reforzados para seguir conviviendo con estos biocídas sin que les pase nada”.
En el porvenir, sostuvo Verzeñassi, “no vemos caminos hacia adelante que iluminen otros escenarios posibles. Y más que las fuerzas políticas que hoy están disputando los espacios en todas las escalas, con una excepción, sostienen que la salida a la crisis que está atravesando nuestro país y el mundo se resuelve con la profundización del extractivismo en todas sus facetas. No hay un escenario que nos muestre que puede llegar a generase, de manera contundente, una realidad diferente para el modelo de producción de alimentos. Parece todo lo contrario, donde en el futuro se ve la intensión de la profundización”, reprochó.
Más allá de este obscuro panorama, la fe de una salida está en otro punto. “Sí somos conscientes, saludamos y trabajamos para que siga sucediendo, donde cada vez hay más experiencias agroecológicas, donde hay indicios de acompañamientos y divulgación de algunos sectores de los gobiernos. Pero creemos que esto no tiene que ser una buena intensión, sino política de Estado, para el cambio definitivo a otros modos de vincularnos con la salud de nuestros territorios y nuestros cuerpos. La construcción de salud se genera no teniendo más hospitales, si no que el indicador que la cosa está marchando para donde tienen que ir y que no tengamos que tener más camas para atender a nuestros chicos enfermos oncológicos con en el Hospital San Roque: cuando esto suceda va a ser el indicador que algo bueno está marchando”, afirmó.
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