En el siguiente artículo se denuncia que el proyecto de la Hidrovía del río Uruguay sólo persigue intereses económicos en detrimento de la naturaleza.
Por LILIA MOYANO (*)
Vivo en un retazo de poesía sobre el río Uruguay llamado Colón.
En nuestro pueblo, los tiempos de los habitantes son los tiempos de la canoa: siestas silenciosas durante todo el año, calles de ripio, la confianza del fiado, el vivir y estar dentro de una sinfonía de pájaros cantores.
Los días previos al 1 de agosto, el día de la caña con ruda, ya vamos hablando del tema entre conocidos para pasarnos la información del quiosco, negocio, almacén o boliche; en que el dueño provea generosamente a cualquiera que se la solicite.
La caña con ruda no se cobra porque la buena salud y la buena suerte se le desea a todos los que convivimos en la tranquilidad de este río de llanura.
La vida en la naturaleza imprime un ritmo que nos convoca a la vida interior: pasear al amanecer por la playa, por ej., cuando los pájaros del gran humedal en playa Norte, vuelan en bandadas hacia las islas a desayunar.
Disfrutar de esos cielos rojos, naranjas y amarillos que provee de vida al despertar de garzas, martines pescadores, teros, peces corcovando en la desembocadura del arroyo Artalaz.
Ir a presenciar la salida de la luna llena en el rio, es uno de los mejores programas para hacer con amigos. Cuando despunta roja y enorme detrás de la isla, nos convoca a un instante mágico donde comulgamos con el misterio.
Al comienzo de la primavera por las calles en lomada del pueblo, aparecen esos amigos silenciosos, los lapachos rosados. En la calle principal además de inundarse de pétalos rosados, tenemos el honor de recibir a familias enormes de golondrinas que eligen como hogar los árboles de nuestra calle principal.
En los arenales de las islas vienen a anidar rayadores todos los años. El sol emociona cuando despide al día en el campo, porque ese es el momento donde somos conscientes del amor de su luz. Y su calor.
Todo esto sucede con un mar de palmeras cobijándonos, el Parque Nacional.
Así es mi pueblo, en el que vivo desde hace 20 años. Y quien lo conoce sabe que no exagero, todo esto que cuento sucede y mas también. La naturaleza aquí nos impacta cada día, con su explosión de estrellas en las noches sin luna, con los colores de los cielos, con las flores de los campos, con la mansedumbre del rio.
Cuando el pueblo de Gualeguaychú se expresó en contra de las papeleras, el pueblo de Colón se solidarizó en el reclamo.
Porque esa es la lógica de los proyectos de “desarrollo”: la naturaleza no como sujeto de derecho, sino como objeto de mercancía.
Unos años antes, había aparecido un proyecto de Hidrovía y como para darle algún consenso social, se invitó a la comunidad de Colón a hacer un proyecto. El proyecto que surgió fue el de hacer un Parque Binacional.
La intención de la Hidrovía se había ido, tal vez en ese momento no era rentable, pero había quedado ese proyectito que permitiría resguardar la zona por leyes no solo nacionales, sino también internacionales. Además, se acompañaba el desarrollo que al menos las comunidades de la zona argentina, estaban proponiendo en forma natural: turismo familiar como un modelo de economía armónica con esta naturaleza, para los habitantes de ambos países.
En ese momento no se entendió esa intención, es posible que los vecinos que bregábamos por el Parque Binacional no lo hayamos sabido transmitir como un proyecto deslindado del temido proyecto principal: la Hidrovía del Río Uruguay.
Hoy tenemos la Hidrovía delante de nuestras narices. Sin el consenso del pueblo de Colón- ya que solo se brindó un taller de 3 horas en la Biblioteca Fiat Lux para explicar el Estudio de Impacto Ambiental resumido- la CARU (Comisión Administradora del Rio Uruguay) determinó llamar a licitación a la adquisición de boyas, cadenas y grilletas para el balizamiento del Rio Uruguay entre el km 207,8 al 337., o sea el tramo Colon Paysandú hasta Concordia-Salto, solo hasta ahí ya que está la represa, sino seguirían río arriba.
Pueden verlo en su sitio web.
El folletito floripondeado que nos entregaron en la última Jornada de participación pública y abierta como democráticamente la llaman, cita que las posibles cargas a transportar son: granos, madera, arroz, cítricos y carne.
En esa jornada que se efectuó en la misma CARU el 31 de octubre pasado, notificaron que, desde el 1 hasta el 7 de noviembre, estaría expuesto el Estudio de Impacto Ambiental completo por una semana, y solo en ese lapso se podrían hacer observaciones e incluirlas en el mismo.
Luego de ese plazo, las observaciones al EIA serían evaluados por CARU si serían pertinentes incluirlas o no. Solicitamos la extensión a un mes, ya que un estudio de 467 páginas mas sus anexos es imposible leerla, estudiarla y debatirla con la comunidad en 7 días. El pedido fue rechazado.
El ritmo de la canoa está amenazado con el ritmo de los convoyes de barcazas tipo Mississippi en fila más un empujador, en principio, sólo en principio. Habrá barcos de mayor porte, el tiempo los traerá. Y al dragado también.
Porque esa es la lógica de los proyectos de “desarrollo”: la naturaleza no como sujeto de derecho, sino como objeto de mercancía.
Tal como señala el EIA completo en la página 38: Situación potencial: “estas mejoras podrían inducir al transporte fluvial de cargas en el tramo Paysandú (Km 207,8) Salto Concordia (Km 336.3) del río Uruguay, las cuales a su vez podrían permitir financiar futuras mejoras (mayores calados o anchos de canal y señalización). Así el resultado, a través del tiempo, podría ser un desarrollo continuo de la navegación”
El silencio que te brinda la naturaleza para la reflexión es uno. El silencio de la complicidad, es otro.
Fueron por el Paraná, ahora vienen por el Uruguay.
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