Un estudio y relevamiento de especies vegetales realizado recientemente en el área de la Toma Vieja de Paraná, ha puesto de relieve la gran biodiversidad del lugar.
En el trabajo compartido con ERA Verde, los especialistas Elizabeth Rodríguez y Joaquín Ramallo Burgos señalan lo imperioso de proteger esta riqueza natural de ciertas amenazas como la deforestación y el avance de barrios privados. En este sentido, los autores apuntan la necesidad de poder llevar adelante un Plan de Manejo sobre el sector –como sucedió con el Islote Curupí– ya que, por ordenanza Nº 7.961 de 1997, se encuentra declarado como Área Natural y Paisaje Protegido. A poca distancia del centro de la capital entrerriana, una reserva sobre el balcón del río podría ponerse en valor para transformarse en un espacio de protección ecosistémica, de educación ambiental, así como de disfrute de vecinos y turistas. Hubo un proyecto de Ley en 2018 para incorporar al sector de camping al sistema provincial que no prosperó.

La Toma Vieja de Paraná y su amplia zona resulta un gran tesoro natural. Así lo da cuenta un trabajo de preliminar de leñosas, arbóreas, arbustivas, herbáceas y epífitas realizado por los especialistas Elizabeth Rodríguez y Joaquín Ramallo Burgos.
Los técnicos universitarios en Jardinería y estudiantes de Producción Vegetal Intensiva y Biodiversidad respectivamente, efectuaron una meticulosa observación y registro a campo de las especies vegetales como parte de sus experiencias de investigación. Este relevamiento derivó en la confección de un banco de imágenes y de muestras cortezas, hojas, flores, semillas tomadas en distintas épocas del año que dan cuenta que el lugar es un importante reservorio de nativas, explicaron.
Asimismo, como contra cara, apuntaron que este patrimonio encuentra ciertas sombras a su subsistencia. “A medida que organizábamos las salidas a campo, observábamos que persisten ciertas amenazas, como la deforestación y el avance de barrios privados. Eso nos alertó y nos alentó más a hacer ese registro, para que quede constancia de las especies de este territorio y pueden desaparecer de esos parches vegetales”, comentó Ramallo Burgos.
Otra motivación del trabajo fue la existencia y vigencia de esta normativa municipal que declara estableciendo esta zona del Camping Toma Vieja como Área Natural Protegida – Paisaje Protegido. “Son unas 20 hectáreas que en su ordenanza (Nº 7961/97) establece que haya una regulación y una gestión por parte del municipio, pero que también se involucren las comisiones vecinales, miembros de organizaciones ambientales; le da ese rol al ciudadano para que se pueda involucrar”, sostuvo el estudiante en biodiversidad.

El trabajo realizado por los técnicos que relevaron la Toma Vieja también invita a “pensar en una escala macro”, plantean. “Si bien hubo un avance en el plan de manejo de una de las reservas naturales municipales que es el Islote Curupí, quedan otras áreas municipales por potenciar, por restaurar, por pensar en su propio plan de manejo y una de ellas es la zona de la Toma Vieja”, proponen. “La biodiversidad no reconoce de límites políticos, lo que nos lleva a poder pensar una gran región con muchas áreas naturales protegidas, fortaleciendo la conservación de todas las especies”.
Sombras
Los estudiosos del reservorio vegetal de la Toma Vieja inscriben su registro como parte de una idea en la que se pueda generar una gran red que fortalezca la conservación de estos espacios. Ramallo Burgos admite que “es difícil generar una regulación por el avance de los emprendimientos inmobiliarios privados y un contexto social y barrial donde algunos sectores se sienten marginados o abandonados de la infraestructura de servicios: calles sin terminar, cloacas, luminarias. Esto no acompaña, pero ayuda a pensar qué ‘ciudad paisaje’ queremos. Si es para los ciudadanos, los paranaenses; si es una ciudad que va a desarrollar su infraestructura urbana en dialogo con la naturaleza; ese verde, en diálogo con el río o se van a levantar muros, se van a cercar las propiedades y el acceso a los bienes naturales van a ser derechos de unos pocos. Son preguntas que nos parecen interesante plantear más allá de la diversidad florística que hayamos podido hacer. Qué tipo de desarrollo urbano se plantea en esta ciudad que tienen mucho patrimonio biocultural; las barrancas, los arroyos, las cuencas, las formaciones geológicas, y cómo eso dialoga con la convivencia y bienestar de los vecinos”, reflexionó.
La advertencia de ciertas amenazas es concreta. “Llama la atención del desarrollo de barrios privados que, para su desarrollo, han desmotado, han quitado la cobertura herbácea, arbustiva y han dejado los árboles más altos –que en su mayoría son tipas–, al tiempo que en la planificación de los loteos han dejado un lugar destinado para ‘reserva natural’. Estos emprendimientos han desmontado toda una estructura ecológica vegetal que había para destinar un pequeño parche, una pequeña porción, a un pequeño monte natural y es un poco contradictorio desmontar lo que ya había. Proyectado desde otra perspectiva, tal vez se podría planificar las viviendas en diálogo con esa vegetación existente, que le llevo su tiempo crecer y desarrollarse. Esto también nos ha llamado la atención”, se apuntó a ERA Verde.
Por último, Ramallo Burgos apuntó que esta aproximación a la biodiversidad de este sector se plantea como un aporte al conocimiento del ecosistema del espinal e islas del Delta del Paraná. “Para sumar como valor patrimonial, arquitectónico, de la historia, hay una multiplicidad de dimensiones que valorizan este lugar de la ciudad que es necesario conservar. Es parte de nuestra identidad ribereña. Y para poder conservar esa identidad es necesario conservarlo y que los vecinos puedan disfrutarlo”, cerró.
Catálogo
El informe del registro de la biodiversidad vegetal apunta que la región relevada comprende la Toma Vieja, la Toma Nueva y el barrio de Los Arenales. “Se trata de un refugio vegetación nativa que permanecen en el ejido de la ciudad. La comunidad florística que cubre las barrancas y mantiene la identidad del paisaje costero originario, se encuentra amenazada por el desarrollo desmedido de barrios privados en desmedro de los espacios verdes, la nula planificación y ordenamiento territorial urbano y periurbano y la pérdida progresiva del acceso al río y del disfrute de la playa, por manos de privados”, se afirma en el reporte. “Asimismo, el mal desarrollo y la planificación de una ciudad para unos pocos, se hace sentir en vecinas y vecinos de la zona, que manifiestan su descontento ante las cloacas inconclusas, el abandono del estado de las calles e iluminaria, afectando al bienestar de la comunidad toda”.

En cuanto al registro puntual, señala que “el territorio cuenta con una riqueza vegetal típica de la ecorregión del espinal y del delta e islas del Paraná. En adición a esto, las barrancas son el testimonio vivo de las formaciones geológicas y del paisaje del pasado, del ingreso del mar y de formas de vida asociadas a ese ambiente marino. Las cuencas hídricas, dan la condición ondulada de subidas y bajadas típicas de la ciudad paisaje”.
Por otra parte, “desde la dimensión histórica y patrimonial, todavía queda en pie la arquitectura industrial inglesa de fines de siglo XIX, la sala de máquinas con sus chimeneas de ladrillo y hierro, la cisterna subterránea y las piletas que fueron de decantación. Múltiples dimensiones, que enriquecen y narran un paisaje cargado de capas de historias, memorias y vínculos con el paisaje de monte y costero”.
Respecto a la legislación sobre el territorio en cuestión, señala el decreto nº 359 de 1997 que declarado Área Natural Protegida con categoría de Paisaje Protegido, por el cual se incorporada al sistema de reservas de la ciudad. En el mismo sentido se cuenta con la ordenanza Nº 7.961 del mismo año. “La normativa, que ya cuenta con 28 años de vigencia, establece la conservación y cuidado de la diversidad biológica en 20 hectáreas en los límites comprendidos entre las calles Ingeniero Jozami al sur, Rondeau al Oeste, Gobernador Crespo al Este y el Río Paraná limitando al norte”.
Como información adicional, se detalla que el sistema de áreas naturales protegidas de dominio municipal cuenta por Ley con otras seis ya establecidas: Parque Urquiza, Parque Nuevo, Balneario Thompson, Parque Muttio, Parque Gazzano, Parque Escolar Enrique Berduc.

Por otro lado, de acuerdo al relevamiento de archivo realizado por ERA Verde, este sector cuenta con un proyecto de ley para su incorporación el Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas. Se trata de una iniciativa del ex diputado Gustavo Raúl Guzmán, expediente 23.124, en el que propuso al Camping Municipal Toma Vieja para que sea incorporado como paisaje y reserva dentro de la normativa entrerriana. Ingresó para su tratamiento el 28 de septiembre de 2018 y registra un último movimiento con salida de la Comisión De Recursos Naturales y Ambiente el 4 de abril de 2022, sin otra novedad.
Legado
Elizabeth Rodríguez apunta que “los vecinos buscan refugio en paisajes con vista al río, y en el proceso, se destruyen las especies vivas que le dan su identidad y valor. Es allí, donde un ñandubay resiste de ser talado, y el mismo que con su genética conserva cientos de años de esta ciudad, también desaparecen con él las mariposas nativas que rodean la flora, las aves que cada vez que derrumban un árbol, pierden sus nidos, y pequeños réptiles y mamíferos. Por lo tanto, ¿De qué sirve escapar de las grandes conglomeraciones hacia la vista al río, si se destruyen las especies vivas?”, se preguntó.
La especialista reconoce que el barrio ya ha sido objeto de estudio por parte de destacados botánicos, entre ellos el ingeniero Agrónomo Arturo Eduardo Burkart. “Durante muchas décadas fue director del Instituto de Botánica Darwinion; estudió la zona de Paraná que conocemos como Toma Nueva, y la Toma Vieja para clasificar la flora del área. Este trabajo se encuentra en la obra Flora Ilustrada de Entre Ríos, Parte 3. Dicotiledóneas Arcliclamídeas. A: Salicales y Rosales (incluidas Leguminosas), desarrollada entre 1969 y 1978. Incorporar conocimiento y educación con respecto a la zona es proteger nuestra identidad”, reflexionó. “Qué todas las especies nativas mencionadas en ése libro no desaparezcan”.
Listado de especies
El registro preliminar realizado por la Técnica Universitaria en Jardinería y estudiante avanzada de la Tecnicatura Universitaria en Producciones Vegetales Intensivas Elizabeth Rodríguez y el Técnico Universitario en Jardinería y estudiante de la Licenciatura en Biodiversidad, Joaquín Ramallo Burgos, cuenta a saber:
Árboles
Eugenia myrcianthes Nied. (Ubajay)
Zanthoxylum fagara L. (Tembetarí o teta de perro)
Geoffroea decorticans (Gillies ex Hook. & Arn.) Burkart (Chañar)
Ceiba chodatii (Hassl.) Ravenna (Palo borracho de flor blanca) – Introducida
Ceiba speciosa (Palo borracho de flor rosada) – Introducida
Vachellia caven (Molina) Seigler & Ebinger (Espinillo)
Solanum granulosum leprosum Dunal (fuma bravo)
Neltuma nigra (Griseb.) C.E. Hughes & G.P. Lewis (algarrobo negro)
Neltuma alba (Griseb.) C.E. Hughes & G.P. Lewis (algarrobo blanco)
Neltuma affinis (Spreng.) C.E. Hughes & G.P. Lewis (ñandubay)
Parkisonia aculeata L. (cina cina)
Schinus longifolius (Lindl) Spreg. (Molle)
Jodina rhombifolia (Hook & Arn.) Reissek. (Sombra de toro)
Myrcianthes cisplatensis (Cambess.) O. Berg (guayabo colorado)
Sapium haematospermun Müll. Arg (Curupí)
Aspidosperma quebracho blanco Schltdl (Quebracho blanco)
Sideroxylon obtusifolium (Roem. & Schult.) T.D. Penn. (Guaranina)
Celtis ehrenbergiana (Klotzsch) Liebm. (Tala)
Senna spectabilis (DC.) H.S. Irwin & Barneby (Carnaval) – Introducida
Arbustos
Senegalia praecox (Griseb.) Seigler & Ebinger (Garabato)
Buddleja stachyoides Cham. & Schltdl. (cambará)
Capparicordis tweediana (Eichler) H.H. Iltis & X. Cornejo (Sacha membrillo)
Aloyssia gratissima Gillies & Hook, ex Hooh. (Cedrón del monte o niño rupá)
Pavonia hastata Cav. (Malva rosada)
Senna occidentalis (L.) Link. (Cafetillo)
Vernonia sp.
Sphaeralcea bonariensis (Cav.) Griseb (Malvavisco salmón)
Ephedra tweediana Fisch. & C.A. Mey. emend. J.H.Hunz.
Colletia spinosissima J.F. Gmel. (espina cruz)
Herbáceas
Dicleptera squarrosa (Canario rojo)
Alstroemeria psittacina Lehm. (flor de papagayo)
Phyla nodiflora (L.) (Yerba del mosquito)
Bouteloua megapotamica (Spreng.) Kuntze (Pasto banderita)
Glandularia peruviana (L.) Small (Margarita punzó)
Solidago chilensis Meyen (Vara de oro)
Plantago sp. (Llantenes)
Schizachyrium condensatum (Kunth) Nees (Pasto colorado)
Enredaderas
Amphilophium carolinae (Lindl.) L. G. Lohmann (Peine de mono)
Dolichandra cynanchoides Cham. (Sacha huasca)
Clematis montevidensis Spreng. (cabello de ángel)
Passiflora suberosa L. (granadita de ratón)
Araujia brachystephana (Griseb.) Fontella & Goyder (Tasi)
Tropaeolum pentaphyllum Lam. (flor de pitito)
Anredera cordifolia (Ten.) Steenis (Brotal)
Ipomoea purpurea (L.) Roth
Mutisia coccinea A. St.-Hil. (clavel del campo)
Epífitas
Tillandsia duratii Vis (clavel del aire celeste)
Tillandsia aëranthos (Loisel.) L.B. Sm
(*) Las especies introducidas son aquellas que no pertenecen a las ecorregiones del espinal o del delta e islas del Paraná. Crecen naturalmente en otras ecorregiones del país.
Silvio Méndez de la Redacción de ERA Verde
Fotos: Elizabeth Rodríguez y Joaquín Ramallo Burgos.
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