Joaquin de Grazia, uno de los titulares de Granja Tres Arroyos, dio su versión en diálogo con Hugo Barreto (Radio 9). Explicó las razones por las cuales quiere reducir los sueldos de los trabajadores, acusó al secretario general del Sindicato de la Alimentación de “caprichoso”, se lamentó de que todas las otras empresas pagan sueldos más bajos y reprochó “alto ausentismo” y “daños autoinfligidos” de los empleados. Aseguró que no se moverá de la firma del preventivo de crisis para reducir el 21% de lo que cobran los trabajadores bajo convenio del Sindicato de la Alimentación.
REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES
Joaquín De Grazia habló con Hugo Barreto (Radio 9) donde dio su versión de los sucesos que tienen en vilo a 400 familias en Concepción del Uruguay.
El empresario dijo que trata con seis gremios: Federación de Industrias de la Alimentación, Federación de la Carne, Uatre, UOMA, Comercio y Camioneros, y de ellos, aseguró “sólo estamos en conflicto con un apéndice de la Federación de Industrias de la Alimentación, conducida por el secretario general del Sindicato de la Alimentación de Concepción del Uruguay”, en referencia a Miguel Klenner.
Explicó que quieren reducir los beneficios que tenían los trabajadores “buscando la competitividad empresaria para ser uno de los actores más importantes del negocio avícola en la Argentina”, y se justificó señalando que “somos la única que paga este sobresueldo, 21% más de salario que cualquier competidor nuestro”.
Dijo que sobre ese monto (9% por plus salarial y 12% por presentismo) “el Estado con buen criterio nos puso bajo un paraguas de negociación, para que no haya medidas ni se afecte la calidad y continuidad del trabajo”. En eso consiste el ‘Procedimiento preventivo de crisis’.
Detalló que quieren disminuir ese 9% “que, repito, nadie paga en el rubro” y también el presentismo que “en ningún lugar es tan desaprovechado como en Concepción del Uruguay”.
De Grazia insistió en que este convenio sólo rige con el Sindicato de la Alimentación, “porque en el de la Carne el presentismo está incluido en el convenio, pero en el de la Alimentación no existe el presentismo, y Granja Tres Arroyos hace muchos años intentó reducir el ausentismo a través de un premio”.
El empresario enfatizó que las otras plantas aceptaron el procedimiento preventivo de crisis, pero no el Sindicato de la Alimentación local, y dijo que lo hizo “actuando en contra de la dirigencia nacional que entendió que era razonable la postura”. Agregó: “Si Klenner los escucha o no, no lo sé, pero decidió tomar un camino distinto que es el de la confrontación”.
“No voy a poner mi firma en algo diferente a lo que ya han aceptado 4.000 trabajadores, porque hasta las que están en el Sindicato de la Carne han aceptado el procedimiento de preventivo de crisis. Ninguno quiso salir como un héroe en los diarios y pararse en una camioneta y decir un discurso".
“Lo que sucedió en la planta La China, en pérdida económica supera ampliamente cualquier cálculo que uno quiera hacer”, se quejó.
Dijo que Granja Tres Arrojos paga “el sueldo más alto del país de faena en 50 plantas” y que “pretenden que sólo le quede a planta La China. Esa es la verdad, irrenunciable desde mi punto de vista, que debió ser escuchada sin el dramatismo que se le quiso dar por cuestiones que desconozco”, disparó otra vez sobre el gremialista.
“Vender no quiere decir ganar más”
Hugo Barreto preguntó:
— Si está vendiendo la misma cantidad de pollos, ¿por qué quiere dejar de pagar esos premios?
— Vender no quiere decir ganar, se vende al precio que el mercado establece. A ese mismo precio, el que no tiene esta carga adicional salarial, que va al costo del producto, puede vender, puede ganar, puede reinvertir. Pero nosotros no. Entonces se trata de adecuar los costos para ser competitivos. Es difícil ser una empresa tan grande en Argentina, y nos dimos cuenta que debemos hacer un ajuste en todos nuestros costos. Si todos mis colegas pagan menos salarios, que es una de las patas más visibles del costo de un producto. Ni siquiera fuimos al salario que paga mi competidor, mantenemos el presentismo, les pagamos el derecho a ese 9% pero a partir de acá guardemos y cuidemos el trabajo hacia adelante porque así como estamos no nos va a ir bien.
Luego apuntó otra vez contra Klenner: “En una reunión me dijo ‘Joaquín usted es el capitán del barco, cuando nos dijo que había que bajar el salario lo hicimos’, pero si soy el capitán del barco como me dijo, y las órdenes las quiere dar un marinero, estamos mal”.
¿Y los subsidios?
Consultado sobre los subsidios recibidos de parte del Estado durante los últimos años, De Grazia se atajó:
“Nunca recibimos subsidios en forma exclusiva. Cuando los hubo fue para el sector avícola en el marco de políticas nacionales, en función de la cantidad de compra de maíz y de soja que teníamos declaradas y recibíamos un porcentaje, con la contrapartida de no aumentar los precios. No era gratuita: ‘ustedes les venden a los supermercados a este precio y les compenso el maíz y la soja’. Ese fue el criterio. Fuimos parte de ese engranaje como todo el sector avícola. Fue durante dos o tres años. Cuando exportamos a Venezuela cada uno hizo lo que quiso y pudo, fuimos líderes, porque trabajamos muy ligados a la exportación, y ahí no recibimos subsidios, ahí pagamos impuestos para exportar”.
"Los sindicatos creen que son los únicos actores de este enorme engranaje que representa la avicultura"
Los contratos temporarios
Respecto de la acusación desde el gremio con respecto a la precarización laboral y los contratos temporarios, argumentó:
“Ni siquiera los tengo mencionados por nadie de mi directorio. La precarización laboral es una palabrita que está de moda en boca de alguno, la escuché en la reunión que tuvieron ayer con el intendente, que hace su máximo esfuerzo para ver adónde se puede llegar con esto. Pero no forma parte de nuestra idiosincracia como empresa. Aplicando el descuento del 9% y el presentismo del 12 al 10% sobre el salario básico, el salario promedio del jornalizado fue de dos millones de pesos brutos. ¿A eso le llaman precarización laboral? Hay que cuidar las palabras y ser responsable con lo que se habla”.
Después insistió sobre los salarios:
“Un empleado que recién entra a La China, sin antigüedad, cobrará 1.650.000 pesos brutos, no neto, en categoría 2, los descuentos son por ley un 17%; luego hay otros por mercadería, por farmacia y por anticipos. El convenio tiene un premio por antigüedad que es del 1% por los primeros años, después se espiraliza de una manera que el promedio de sueldos da dos millones de pesos brutos”.
“Al intendente le toca sufrir como a mí, quiere que la empresa tenga 2.000 trabajadores y no 900, en algún momento la planta se iba a duplicar, tuvimos que decir que no”, dijo sobre el encuentro de los trabajadores con el jefe comunal.
El presentismo y el “mito” de los accidentes
“El pago del presentismo del 12% lo establecimos con mi hermano como un incentivo para que la gente viniera a trabajar, porque había un ausentismo creciente. Empezamos con el 6%, después con tire y afloje, por la inflación llegamos a un 12% que es una barbaridad, pero era para evitar el ausentismo”. Aseguró que en otras plantas es del 3%, mientras que en Concepción del Uruguay “está entre el 11 y el 14% diario, no lo puedo entender”, lamentó.
Además, arguyó, “está el tema de accidentología, que se hizo algo mítico, hay gente que se lastima a propósito para que la ART les pague la indemnización de un dedo quebrado, y suponen que lo paga la ART, pero no, me lo cobran a mí. La planta La China es la más cara para tributar a la ART, el 7,3% sobre la masa salarial; la planta de Córdoba tiene el 4%,como la tienen muchos de mis colegas, me animo a decir, que en la mayoría de los casos son autoinfligidos; no es un mito, lo hemos comprobado hace 15 años. Ahora la ART está haciendo una investigación por cinco casos que aparecieron ahora todos juntos, en esta semana”, acusó.
Los despidos
Consultado sobre las quincenas sin pagar y los telegramas de despidos, adelantó que “pagaremos la quincena en la medida que podamos, la planta no produjo nada, tuvimos más días de inactividad y de productos no terminados”.
Y luego señaló que “en estos momentos tenemos 900 empleados quincenales. El lunes 23 de febrero será la última reunión que se hará en el Ministerio de Trabajo de la Nación y de ahí surgirá la decisión final. Ya no tenemos para darle 180 mil pollos por día a la planta La China. No será sencilla la solución”.
—¿Habrá suspensiones o despidos?
— Habrá que tomar un período de recapacitación de todo el mundo, hay otras alternativas como retiros voluntarios, me dice el mismo sindicato que hay 200 personas que aceptarían un retiro voluntario, (la alternativa) no tiene por qué ser suspensión o despido.
Después reiteró que seguirán en la línea de lo firmado con otras plantas:
“No voy a poner mi firma en algo diferente a lo que ya han aceptado 4.000 trabajadores, porque hasta las que están en el Sindicato de la Carne han aceptado el procedimiento de preventivo de crisis. Ninguno quiso salir como un héroe en los diarios y pararse en una camioneta y decir un discurso. Lo hicieron como sindicalistas responsables. Lo primero que se dijo en esas reuniones fue ‘yo quiero mantener la fuente de trabajo’, yo también, no hay nada que discutir, en eso estamos de acuerdo”.
Recordó que “cuando llegué a (la planta) La China en 1985 había 100 personas, me recibieron con una olla popular porque no sabían quienes éramos nosotros y el que se iba era Cargill, quedaron 87 porque 13 decidieron irse con ellos, la mayoría volvieron, fuimos construyendo esto, tengo 75 años y no puedo vivir sin trabajar”.
“Hay gente que quiere seguir trabajando, mantendremos un turno grande, de 100 mil pollos. Si mi palabra no cunde y escuchan al que los dejará sin trabajo lo lamento, no voy a dejar mal parados a los que están acompañando el esfuerzo. Estoy condicionado”, advirtió.
De Grazia también dijo que en estos momentos hay 700 personas que se anotaron para trabajar. “¿Son conscientes del salario, saben donde pueden ganar esa plata? No tengo decidido el cierre de la planta por un capricho. Digo que la planta se tendrá que adaptar a lo que pueda hacer en condiciones normales”, subrayó.
“La planta de incubación de Beccar está afectada por este conflicto. Esa gente es del sindicato de la carne, trabajarán en la planta en la medida que quiera u ofreceremos alguna forma de retiro, ya veremos. No está paralizada, todavía tiene nacimientos, aunque estamos produciendo menos”.
Palos a los sindicatos
“Los sindicatos creen que son los únicos actores de este enorme engranaje que representa la avicultura, pero cuando ellos no faenan y los pollos se mueren en la granja, en el transporte, quedan arriba de los camiones, están arriesgando el trabajo de un montón de gente que son tan trabajadores como ellos y creen que lo único que existe es la planta, la cual es el último eslabón de ese engranaje: hay planta de incubación, los que fabrican alimentos balanceados, los que cargan aves vivas, los que crían con sus propios empleados. Parecen que son los dueños de todo el trabajo de los demás cuando no hacen las cosas que deben hacer”.
“Es muy fácil apretar a una empresa avícola porque los pollos se mueren, pero como ahora hay una legislación con bienestar animal han cambiado las modalidades, y entonces nos hacen lo que hicieron hasta este semana y nos motivó al cierre de la planta, nos faenaban los pollos y luego no los envasaban, tuvimos que parar la planta para que con personal jerárquico, con capataces y de gente con buena voluntad que quiso colaborar empezamos a desagotar a esos pollos que dejaron sin procesar. No los trozaron, no pudimos fabricar supremas, cuartos traseros, alas, ni para mercado interno ni como exportación, todo quedó en cámaras frigoríficas. Se amontonaron los pollos y quedaron ahí. Está todo documentado, con videos, certificaciones de escribanos”.
“Nos dicen que no respetamos la Conciliación, cuando tuvimos que parar la planta para acomodar la producción que ellos no hicieron, (andaban) caminando, pululando por la planta, tranquilos. La mayoría es buena, entiende, quiere trabajar, pero la minoría condiciona a quien tendría que ser el líder”, argumentó.
Lo que tiene Tres Arroyos
El grupo empresarial está compuesto por siete plantas de faena en Argentina y una en el Uruguay. Una planta de incubación y otra de alimentos balanceados, mas un entramado de granjas para generar esa producción que debe ser faenada.
Cerraron la que funcionaba en Tristán Suárez (provincia de Buenos Aires): “Está en una zona muy poblada y no podíamos seguir, ofrecimos un sistema de retiro voluntario al cual muchos se plegaron y al resto los pasamos a otras plantas”, explicó el empresario en referencia a Cresta Roja.
Tienen La China y Beccar en La Histórica, otras en Capitán Sarmiento, Pilar (provincia de Buenos Aires) y en Río Cuarto (Córdoba), más una planta de fiambres y un criadero de cerdos, una planta de productos deshidratados y una linea genética.
“Eramos 7.000 y ahora somos 6.800, incluyendo Uruguay que son 300 personas. En total son 6.500 personas en Argentina, todas en relación de dependencia. Más los indirectos, camioneros, distribuidores, vacunadores, etc”, señaló De Grazia.
Entrevista completa
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