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Las ventajas comparativas

Durante buena parte de la historia económica argentina, la clase dirigente adhirió a la teoría de Ricardo David llamada de las ventajas comparativas. Las tierras argentinas producían alimentos, y compraban todos los productos industriales. Una clase social se enriqueció hasta el hartazgo. Fue la Argentina del centenario tiempos que algunos añoran. Ahora la teoría ha vuelto de la mano de un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.

 

Por ANÍBAL GALLAY

 

David Ricardo, economista inglés  tuvo importante influencia durante el siglo 19.  Hizo su aporte creando la teoría de las “ventajas comparativas” una columna del comercio internacional.

El siglo 19 fue el siglo de Gran Bretaña, que no solo tenía un vastísimo imperio, sino que marchaba a la cabeza del proceso industrializador. La fuerza del vapor había obrado milagros de modo que la producción inglesa creció a pasos agigantados.

¿Qué hacer con tanta producción? Desde ya  venderla de algún modo. Adam Smith había dado unas pautas para ordenar y generar mayor productividad, pero nada había dicho sobre el comercio internacional.

Apareció entonces la teoría de David Ricardo. En uno de sus libros trae el ejemplo de Portugal e Inglaterra. Portugal procesó  2 vinos y 2 quesos. Inglaterra produce 1 vino y tres quesos. Es mucho mejor que Portugal se dedique a producir vinos, para lo que está particularmente dotado, e Inglaterra produzca quesos. Ello implicará que ambos países podrán producir más de aquello para lo cual están dotados. Portugal producirá 5 vinos e Inglaterra 5 quesos. Y han aumentado su producción: porque tienen ventajas comparativas para producir vinos y quesos respectivamente.

El razonamiento parece perfecto. En este caso ambos países ofrecen productos industriales, es decir que se le ha incorporado trabajo.

Durante la segunda parte del siglo 19 la Argentina emergió como una nueva potencia cuyo progreso parecía infinitivo.

Una vez derrotado el federalismo, el poder se consolidó en Buenos Aires. La elite gobernante adoptó con entusiasmo la teoría de las “ventajas comparativas” contando con las praderas más feraces del mundo.

En Estados Unidos la guerra civil fue ganada por el norte industrialista. En Argentina el triunfo correspondió a los terratenientes, dueños de la Pampa Húmeda y organizaron el país alrededor de las exportaciones de materias primas.

Esto significó el desarrollo extraordinario en un mundo hambriento. Algunos centenares de familia se enriquecieron hasta el hartazgo. Un país para pocos.

Los estancieros se autoconvencieron de su aristocracia mientras la miseria cundía en todo el territorio. Las huelgas patagónicas fueron una muestra de ello: 1.500 trabajadores fusilados entre 1921 y 1922, durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

El regreso de Ricardo

En estos días el gobierno que presidente  Macri anunció con orgullo que en poco tiempo más se firmará un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. De acuerdo al optimismo manifestado por los funcionarios  implicará acceder a un mercado dispuesto a comprar productos del Mercosur. ¿Qué produce la Argentina? Materias primas: carne, trigo, maíz, soja, limones, miel y otros que tienen poco valor agregado. Como contrapartida Europa venderá sus productos industriales, con altísimo valor agregado.

Un detalle. Francia se muestra renuente a firmar dicho acuerdo. ¿Por qué? Porque  necesita cuidar a sus granjeros quienes reciben abundantes subsidios, para que continúen con sus actividades.  Los partidarios de las ventajas comparativas (economistas neoliberales en general)  nada dicen de los subsidios en Francia, pero son duros críticos de los gobiernos argentinos que subsidian a la industria. Populistas, nacionalistas, sostenedores de la ineficiencia, poco competitivos son los argumentos más usuales.

La ventajas argentinas en relación a la producción de alimentos son evidentes. Pero la historia ha demostrado largamente que sin agregado, esa producción solo beneficia a un reducido grupo de exportadores. Y no es necesario ser muy despierto para advertir que las ventajas están del lado de los países centrales.

rubengallay@hotmail.com

 

 

 

 

 

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